La Jornada 17 de enero de 1997

Ningún partido por sí solo podrá gobernar el DF, advierte Paoli

Alonso Urrutia/ I Ť Aspirante a la candidatura a jefe de gobierno del DF por el PAN, Francisco José Paoli advierte: la viabilidad del primer gobierno electo de la ciudad, un gobierno de transición, sólo podrá alcanzarse mediante su conformación plural y una corresponsabilidad de las fuerzas políticas y sociales a partir de los indicadores electorales.

Como en toda transición --subraya--, la gobernabilidad puede entrar en crisis particularmente en este caso, que venimos de una cultura monopólica de ejercer el poder. Como en toda transición, insiste, se requiere alcanzar un acuerdo entre los partidos políticos que, en una tarea fundamental como lo es el gobierno de la ciudad, sería una experiencia interesante. Sostiene que ``ningún partido, por sí solo, y menos con una perspectiva sectaria, podría gobernar esta capital, que es la ciudad más plural que tiene el país''.

--Pareciera que es un acuerdo en función de los requerimientos de la nueva vida política de la ciudad, pero ¿no advierte que el próximo gobierno de la capital, dada su importancia, puede ser un rehén de la próxima elección presidencial?

--Esa es una posibilidad y un riesgo. El poder desgasta. El poder no trae necesariamente más poder, sino que su administración y utilización puede desgastarlo, pero también tiene otra cara, la creación de nuevos liderazgos que generen mayor confianza. Sin la alternancia no tendría sentido la política.

Académico cuyos inicios en la política se dieron militando en la izquierda, define al PAN en el espectro político como una opción de centroderecha, pero ``muy lejos de ser el partido de los banqueros, los burgueses o los mojigatos''.

En el PAN hay beatas como los hay en todos los partidos. ``El conservadurismo no es una característica propiamente del PAN; también la hay en el PRI''. Según el panista, las críticas a su partido sobre este concepto han sido magnificadas. ``La modificación de los anuncios de Wonderbra no fue un asunto que estuviera en el proyecto de los gobiernos de Guadalajara o Monterrey; vino de una presión social de un núcleo mayoritariamente conservador y el gobierno atendió a ello, que finalmente son sus electores''.

Tras definir al sistema como ``autoritario con enclaves democráticos'', Paoli advierte que son viables en la nueva etapa del gobierno de la ciudad ``relaciones respetuosas con el gobierno federal, porque avanzamos en el acotamiento del presidencialismo''.

Con sólo tres años que tendrá la próxima administración, el próximo gobierno ``sólo alcanzará a sentar las bases de la reorganización política de esta ciudad; replantear la relación gobierno-sociedad a través de incentivar crecientemente la participación ciudadana.''

Hasta ahora, el principal compromiso del gobernante de la ciudad era para con quien literalmente lo designó. ``Esa es una práctica común con todos los gobernadores, pero aquí estamos hablando de una designación constitucionalmente digitalizada''.

Paoli señala que la etapa de transición de esta metrópoli requiere de construir ``la cohabitación de las fuerzas políticas para la transición democrática en la ciudad e irnos preparando a un gobierno plural. En todos sentidos este gobierno será transicional''. Considera que para gobernar la ciudad se requiere un ``acuerdo postelectoral'' para la integración del nuevo gobierno.

El margen de maniobra no será lo mismo para el próximo gobierno si alcanza un triunfo con una votación cercana al 30 por ciento que superar el 40 por ciento. Los partidos políticos --subraya-- ``no sólo son para enfrentarse, sino para alcanzar convenios de corresponsabilidad en el gobierno. El poder no puede ser concebido como una fuerza triunfante que organiza al conjunto de la sociedad ni tampoco como una lucha en la que los partidos neutralizan las posibilidades de avanzar''.

La instrumentación de soluciones en la problemática urbana trasciende, en muchos casos, en diferencias ideológicas. En la solución de problemas como el ambiental o el transporte existen concepciones coincidentes entre el PRI, PAN y PRD, y en ellas podríamos alcanzar acuerdos.

Mas allá de que las perspectivas de una alianza electoral estaban canceladas legalmente de origen, hubo errores en la concepción de una alianza opositora a partir de la aplicación de una interpretación de otros modelos de transición en las dictaduras de Chile o España. En México, ``no tenemos ninguna dictadura, ni menos perfecta, gracias a Dios''