José Agustín Ortiz Pinchetti
Mientras tanto... en México

Alejarse de nuestro país es otra forma de conocerlo. A distancia sus méritos y deméritos se vuelven obvios. Es interesante (aunque espeluznante) darnos cuenta de cómo nos inventan. En cuanto uno deja el país comienza un desagradable silencio informativo. México no interesa ni en América del Norte ni en Europa ni en Asia, salvo cuando somos capaces de producir siniestros espectaculares: un motín con cientos de muertos, un envenenamiento de mil gentes con aguardiente ponzoñoso, una boda fastuosa de una familia de narcotraficantes interrumpida por la policía que detiene a algunos policías muy destacados, la quiebra de la economía del país, etcétera. México tiene una negra imagen orwelliana y nos costará una generación superarla.

Una noticia interesante que recibí al llegar fue la propuesta navideña de intelectuales, políticos y empresarios, agrupados en la Alianza para la República, para que el PAN y el PRD se aliaran para derrotar al PRI en el DF y en la Cámara de Diputados en el verano de este año. La iniciativa es inteligente y está apoyada por gente de primera, como Santiago Creel, Ricardo García Sáenz, Víctor Flores Olea, Adolfo Aguilar Zínser, Vicente Fox y muchos otros. Sin embargo veo muy difícil que prospere.

Aunque Andrés Manuel López Obrador, dirigente nacional del PRD, endosó la propuesta, pronto se desencadenó una resistencia perredista. Representantes de ocho estados y del DF se negaron a aceptar la alianza con el PAN al que consideran un enemigo histórico. La dirigencia de Acción Nacional rechazó la iniciativa; seguramente también consideran al PRD un enemigo histórico. En su lugar el PAN propuso que todas las fuerzas políticas inclusive el PRI y el gobierno firmaran un ``acuerdo político de fondo''. Esto suena muy candoroso porque ni opositores ni gobiernistas siquiera fueron capaces de sacar adelante una modesta reforma electoral.

No me sorprenden demasiado las resistencias en el PAN y el PRD. A la oposición le falta, como al PRI, visión y generosidad. Un frente común opositor podría limitarse a buscar el control de la Cámara de Diputados. Si lo logra podría impulsar una reforma política que impondrían al Presidente y al PRI, e incluso podría iniciarse la reforma del Estado. El proceso duraría tres años en consolidarse y culminaría con las elecciones del 2000, entonces PAN, PRD y PRI presentarían sus programas económicos y sociales y sus candidatos a la presidencia en una nueva arena política. El pueblo de México elegiría la mejor alternativa. En 1997 el PAN y el PRD podrían presentar cada quien por separado un candidato a gobernador del DF y celebrar un acuerdo para competir lealmente.

¿Por qué no intentar la coalición opositora? La idea es popular como demuestran las encuestas. Tiene sólido apoyo en las bases de ambos partidos. Casi es innecesario decir que juntos tendrían más posibilidades de vencer y que separados es muy probable que les ganara el PRI. Esto le daría una sólida hegemonía al menos hasta el fin del gobierno de Zedillo. Si un opositor gana en el DF quedaría atrapado por la maquinaria del Estado mexicano.

Esto que parece obvio es negado tercamente por la oposición que prefiere dar una nueva oportunidad al PRI para jugar a Maquiavelo. Sobre este tema algo aprendí en mi viaje a la India.

Los británicos jugaron al divide y vencerás en la negociación de la independencia. Estimularon la rivalidad entre hindúes y musulmanes. Un líder independentista tomó conciencia de la maniobra pero percibió la complicidad involuntaria de los propios dirigentes indios ansiosos de llegar al poder aun a costa de romper la unidad de la India. ``Nosotros nos encargamos de dividirnos --se les dijo a los británicos--. Ustedes de vencernos''.

La historia terminó mal porque la división entre los indios hindúes y los indios musulmanes llevó a la partición de la India. Surgió el nuevo Estado de Paquistán dividido grotescamente en dos territorios. El proceso provocó tal violencia que murieron 500 mil personas. Luego, en los años sucesivos hubo nuevas guerras y motines. El exceso de maquiavelismo y la falta de visión y generosidad (generalmente) pagan precios muy altos.

Recibí al llegar a México una buena noticia. Son varias las agrupaciones políticas que han presentado su documentación en orden para obtener su registro. En Causa Ciudadana no sólo logramos muchas más de las diez delegaciones en los distintos estados que se requerían. Mis compañeros presentaron a tiempo más de 10 mil solicitudes de afiliación recabadas en el angustioso plazo de 15 días. Una felicitación a Demetrio Sodi y al equipo promotor y, por supuesto, a todos ustedes amigos lectores con mis mejores augurios para el nuevo año.