La Jornada 25 de abril de 1997

La orden era matar, acusa el MRTA; rehenes y un agente peruano confirman esa versión

Reuter, Ansa, Afp, Dpa, Efe y Ap, Lima, 24 de abril Ť Medios de prensa peruanos, argentinos y japoneses informaron que varios de los emerretistas fueron materialmente ejecutados pese a haberse rendido, en tanto otros fueron sorprendidos desarmados. Todos, además, tenían el tiro de gracia.

El Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) también denunció que el comando de élite de las fuerzas armadas recibió la orden de matar y abstenerse de tomar prisioneros rebeldes.

El vocero de ese grupo en Europa, Isaac Velazco, afirmó que también hay indicios de que la mayoría de los emerretistas fueron torturados antes de ser ejecutados.

``Nos jodimos, nos jodimos'', gritó Néstor Cerpa Cartolini, el líder del comando guerrillero que había tomado la residencia del embajador japonés en Lima, al escuchar la primera explosión que hizo estallar la fuerza de élite desde un túnel bajo el piso de la sala de recepciones, con lo que se iniciaría la operación de rescate de los rehenes.

El diario argentino Clarín citó declaraciones de un agente peruano que tuvo acceso a los escuchas de lo que sucedía en el interior de la residencia del embajador japonés en Lima, donde se habían instalado micrófonos del tamaño de la cabeza de un fósforo para espiar a los rebeldes.

Así escuchó las últimas palabras del líder rebelde, quien corrió a la segunda planta donde estaban los rehenes.

El dirigente, quien estaba desarmado y vestía pantalón corto, no pudo alcanzar su arma y fue acribillado por los comandos de élite que habían ingresado por los los boquetes abiertos desde los túneles.

Cerpa recibió varios impactos de bala en el cuerpo y uno en la frente y había masa encefálica por la escalera y todas partes.

Clarín señaló que dos mujeres menores de 20 años se rindieron. ``Me rindo no me maten, auxilio'', gritaron, sin embargo fueron baleadas por las fuerzas de seguridad.

Previamente estas mujeres, que eran las encargadas de la seguridad de la puerta principal, habían quedado atontadas después de la primera explosión.

De acuerdo con algunos rehenes que entrevistó el diario argentino, los emerretistas que estaban en el interior de la residencia del embajador japonés ``eran más de 14, acaso 16 o 17'', y algunos pudieron haber escapado o encontrarse detenidos.

Sin embargo, al término de la refriega el gobierno dio a conocer que el comando guerrillero lo integraban sólo 14 rebeldes.

Otro rehén, que fue citado por el diario japonés Asahi Shimbun, dijo: ``Vi un asesinato''. Relató que vio como varios de los captores se rendían y cuando uno de ellos levantaba las manos en señal de rendición, de inmediato fue acribillado por las fuerzas especiales.

El diario japonés añade que en realidad fueron varios los ejecutados por las fuerzas especiales.

Ante el diario Manichi Shimbun, rehenes liberados renovaron sus acusaciones contra las tropas de élite peruanas que ejecutaron fríamente a los rebeldes que habían capturado vivos y sin armas.

Alguien pidió ``no lo maten'', dijo un testigo. Otros más señalaron que vieron al menos dos ejecuciones.

La República, diario opositor limeño, también dio a conocer versiones de que varios de los rebeldes presentaban orificios de bala en la cabeza y que, al parecer, no tuvieron tiempo de ofrecer resistencia ante el sorpresivo ataque.

Señala que Cerpa Cartolini tenía impactos de bala en la mejilla y en la frente.

El diario limeño también se refiere a las cuatro mujeres adolescentes que gritaron su rendición tras la entrada por los túneles de los militares, pero fueron ejecutadas.

Al respecto, un vocero emerretista que dijo se comunicaba desde el exterior con sus compañeros, escuchó cuando dos de las muchachas se rendían por miedo, pero fueron acribilladas.

Fuentes militares peruanas confirmaron que al menos dos rebeldes fueron fusilados durante el asalto a la mansión japonesa.

Dijeron que los efectivos del comando consiguieron desarmar a dos rebeldes, y luego les ordenaron pararse contra la pared y uno a uno los mataron con ráfagas de ametralladoras.

Tiro de gracia

Los medios de prensa también coinciden en que pese a que varios de los rebeldes emerretistas murieron destrozados por la primera explosión, entre ellos el segundo del comando de nombre Roly Rojas, se les ametralló posteriormente.

Asimismo, todos, invariablemente, recibieron el tiro de gracia en la cabeza.

``El presidente Alberto Fujimori y el comando del MRTA, por razones diferentes, prefirieron el riesgo de la muerte. En esas opciones terminales no hay nada para saludar ni para felicitar'', apuntó el diario argentino Página 12.

Tampoco descarta que tras los 17 cadáveres podría anunciarse algo peor, como es una espiral de ``toma y daca de violencia que se justifica a sí misma''.

La prensa y observadores políticos destacaron luego la narración del ministro de Agricultura, Rodolfo Muñante, de que uno de los rebeldes tuvo oportunidad de aniquilar al menos a una veintena de rehenes pero se abstuvo de hacerlo y, a su vez, cayó luego abatido por las fuerzas especiales del gobierno.

En ese contexto, se comenzó a poner en duda la afirmación de Fujimori de que todo fue calculado ``milimétricamente'' para que ningún rehén resultara dañado.

Otro subversivo que al parecer sí estaba dispuesto a matar, quiso hacerlo solo en la persona del canciller Francisco Tudela, pero éste logró salvarse y en su lugar cayó un militar que lo protegió.

Desde Hamburgo, el vocero emerretista Isaac Velazco afirmó que Cerpa Cartolini estuvo en Europa y cuando le informó de que se tomaría la residencia del embajador japonés, le aseguró que en ningún momento se ejecutaría a los rehenes ni tampoco habría inmolaciones.

En cambio, dijo, los militares llevaban la orden de matar y así lo hicieron.

Velazco, quien insistió en que el MRTA sufrió un duro golpe pero no está liquidado y sabrá actuar en el momento adecuado ante lo ocurrido ahora, subrayó que la guerrilla quiso darle una oportunidad al país de entrar en un proceso de solución política, pero el mensaje no fue entendido por el gobierno de Fujimori.

Mientras el Ejecutivo tomaba medidas de seguridad en las cárceles donde se encuentran presos guerrilleros del MRTA para evitar cualquier motín, la inteligencia peruana dijo tener informes de que la nueva cúpula del MRTA está integrada por Hugo Avellaneda, como comandante general, y Walter Palacios Vinces y Rodolfo Klein Samanez como ideólogos.

Entierro de Roly Rojas

En tanto que Fujimori rendía homenaje como ``héroes nacionales'' a los dos militares de las fuerzas de élite que murieron durante la recaptura de la residencia japonesa, el segundo jefe rebelde, Roly Rojas, era sepultado en un cementerio de un barrio marginal limeño al grito de ``venganza, venganza'' de amigos y familiares.

Tras la entrega de los cadáveres de los guerrilleros, el cuerpo de Rojas fue llevado por los propios militares y policías a un panteón de Lurigancho, donde su madre, María Fernández, y otros familiares y amigos lloraron por él.

La madre preguntó por qué lo habían hecho si había dialogado con todo el mundo y Alberto Fujimori prometió negociar.

``¡Viva Roly Rojas, ¡viva el MRTA!'', gritaron quienes le acompañaron. ``¡El está vivo hasta en la muerte!'', grito una mujer.

Rojas tenía 33 años y había sido un ex cobrador de pasajes y estudiante de sociología, y tras la toma de la residencia se convirtió en el primer negociador con el gobierno fujimorista y después con la Comisión de Garantes, antes de que se le uniera en las pláticas Cerpa Cartolini.

Sin embargo, una situación de absoluta confusión reinaba esta noche respecto del cadáver de Cerpa Cartolini, de 43 años y ex líder obrero, ya que los familiares sólo recibieron ``simbólicamente'' el cuerpo al extenderles el acta.

En el cementerio de Chorrillos los familiares esperaban la llegada del féretro.

Informes posteriores indicaron que el cadáver de Cerpa fue entregado a su tía Rosa Cartolini y a su cuñado Teodosio Gilvonio, por fiscales militares que habrían condicionado la entrega a que no hubiera ceremonia de entierro.

Por lo demás, el gobierno del presidente Fujimori lo dispuso todo en relación a los emerretistas caídos.

Emisoras de radio reportaron que ocho cuerpos estaban siendo procesados y cuatro no habían sido reclamados.

Las fuentes dijeron que los cadáveres de Néstor Cerpa Cartolini y Roly Rojas ya habían ``salido'', pero voceros militares señalaron que no había orden de entregarlos para evitar ``manifestaciones peligrosas'', por lo que la entrega se hará en el momento conveniente.

Alberto Fujimori, quien tras el rescate militar de los rehenes repuntó 29 puntos porcentuales para alcanzar 67 por ciento en favor de su gestión de gobierno, según un sondeo de opinión, encabezó la ceremonia póstuma en memoria de los dos oficiales del ejército que cayeron abatidos durante la incursión de asalto.

El mandatario afirmó que ``la democracia siempre prevalecerá en el país sobre cualquier totalitarismo'', y calificó de ``héroes de la patria'' a los dos militares.

De uno dijo que ``literalmente'' salvó la vida del canciller Tudela, mientras que el otro fue el primero que ingresó a la mansión por uno de los túneles para abrirle el camino a los demás efectivos.

El jefe del comando conjunto de las fuerzas armadas, Nicolás Hermoza, durante la misma ceremonia destacó que Fujimori mantuvo siempre el control de la situación generada por la toma de la residencia del embajador japonés, y que demostró ``su calidad de estadista'' desde los primeros días del suceso y fijó objetivos para una solución pacífica.

Tras su arribo a Lima, el canciller japonés Yukihiko Ikeda fue recibido en el palacio presidencial por Fujimori, a quien agradeció en nombre de su gobierno por la liberación de los rehenes en una acción efectuada el martes último.

El diplomático visitó luego a su homólogo peruano Francisco Tudela, operado de un tobillo, y expresó sus condolencias a la familia del magistrado Carlos Giusti, el único rehén que murió en el asalto.