La Jornada Semanal, 18 de mayo de 1997


el curioso impertinente

Música

"TENGO VOZ DE VENDEDOR DE MANGOS"

Fernando Híjar Sánchez



Nace una estrella

En 1933, en el legendario Teatro Politeama de la ciudad de México, un joven cantante de 22 años era ``empujado'' a enfrentar, por primera vez como solista, a un público formado por cuatro mil personas. Enfundado en un elegante frac y sentado frente a un majestuoso piano de cola, no estaba del todo convencido de aquella presentación, ya que le habían propuesto que sustituyera a la actriz principal debido a una indisposición. En un primer momento la negativa fue rotunda, pero la insistencia de empresarios, amigos y artistas hizo que al fin aceptara.

Aquella noche, ``el decir'' de sus canciones y su refinamiento para tocar el piano provocaron que el público lo aceptara incondicionalmente. Aquel joven debutante era el cubano Ignacio Villa y Fernández, mejor conocido por su sobrenombre: Bola de Nieve, y la artista a quien sustituyó era su paisana, la excelsa Rita Montaner.

A pesar de que existen múltiples crónicas y testimonios sobre este hecho artístico, Bola de Nieve, en su última entrevista antes de morir, comentaba: ``La cosa fue así: dos compañeros con los que trabajaba en la revista teatral me dijeron: `¿Por qué no haces para el público eso que haces para jugar y divertirnos a nosotros? Debes hacerlo en el escenario para que el empresario te vea.' Y lo hice y gustó.'' Como sea, a partir de aquel momento empezaría a brillar un artista que en poco tiempo iba a ser admirado a nivel mundial.

Los orígenes

La forma en que Bola de Nieve dice sus canciones, ``a media voz, casi recitadas -afirma Nicolás Guillén-, dejándolas escapar en el aire de la sala absorta'', no es un simple capricho personal, ni un recurso fácil para enganchar a la audiencia. Desde que nació, el gran Bola escuchaba canciones, decires y narraciones de su madre, negra cuentera, mujer lúdica y apasionada, capaz de bailar noches enteras las rumbas de cajón y los toques africanos como el Yemayá. Alejo Carpentier dice que el arte de Bola de Nieve está ``nutrido de esencias cubanas, de sensibilidades nuestras''.

Ignacio Jacinto Villa y Fernández nació en Villa Guanabacoa, La Habana, el 11 de septiembre de 1911. Otra mujer, aparte de su madre, sería determinante en su preparación artística y cultural: la tía Tomasa, Mamaquica. Gracias a ella pudo realizar sus primeros estudios (en 1927 terminó su carrera de maestro normalista) e iniciar, a los doce años, cursos de solfeo y teoría de la música. Años después, comenzó su aprendizaje del piano en el conservatorio José Marteu. Alguna vez aseveró que de María Cervantes obtuvo los aires románticos derivados de Manuel Saumell e Ignacio Cervantes y otros talentosos compositores cubanos del siglo XIX.

El objetivo de Bola a nivel académico era ingresar a la Universidad de La Habana para estudiar pedagogía, pero: ``vino una revuelta en Cuba. Fue en la época de Machado y yo tocaba el piano; sabía música, tenía conceptos o nociones de lo que era hacer música popular, que es lo que sigo haciendo. Pero entonces tenía que trabajar para comer y me dediqué a tocar el piano en un cine''.

Posteriormente, se unió a la orquesta de Gilberto Valdez en el cabaret La Verbena. A inicios de los treinta, en una velada en el bar del Hotel Sevilla Biltmore, Rita Montaner quedó atrapada por su forma de tocar el piano y le propuso trabajar con ella. Bola no lo pensó dos veces y en 1933 realizó su primer viaje a México. ƒl mismo refiere así este encuentro: ``En eso tuve la suerte de conocer a una de nuestras más notables personalidades del teatro de aquella época. Se llamaba Rita Montaner, a la que le hizo mucha gracia verme rapada la cabeza, [...] rapada a navaja. Rita me dijo en público Bola de Nieve y esto hizo mucha gracia. Fue suficiente para que nadie más me dijera por mi nombre. Fui acompañante de Rita Montaner porque no había otro que lo hiciera en ese momento, sin ninguna idea de que fuera a ser solista ni mucho menos. Todo eso sin que nadie me conociera, sin saber si era bueno, malo, regular, si era artista o no. Era el pianista de Rita Montaner, única y exclusivamente.''

Su voz de manguero

Después de aquella memorable noche en el Teatro Politeama, la fama y la carrera artística corrieron de la mano y su popularidad fue creciendo, ahora sí, como una verdadera bola de nieve. Actuó en innumerables teatros y cabarets de la capital mexicana, entre ellos el Lírico, el Teatro Principal y el Cine Máximo. En este último actuó por primera vez con Ernesto Lecuona, oriundo, igual que el propio Bola, de Guanabacoa. ``Allá por el año 1933, conocí a Ernesto Lecuona, el autor de `Siboney', `Andalucía', `Malagueña' y tantas otras. Le gustó cómo yo actuaba, decidió ir todas las noches a donde yo trabajaba y me habló para traerme a Cuba, porque en Cuba nadie me conocía. [...] Yo había nacido al teatro en los escenarios de México hacía como tres años. Llegué a Cuba y debuté, y me tocó la suerte de que no me tiraran hollejos de naranja, ni piedras, ni nada: me aguantaron. Yo seguí abusando de la gente y hasta ahora estoy trabajando en eso.''

En el Teatro Principal de La Habana, Lecuona y Bola ejecutaron a dos pianos afamadas composiciones del primero, como ``El cabildo de María la O'' y ``Como arrullo de palmas''. En 1936, como integrante del elenco de Lecuona, Bola viajó a la Argentina, donde cantó y tocó en teatros, cabarets y su voz se escuchó en la radio bonaerense.

De nuevo en Cuba, en la ciudad de Matanzas, Bola de Nieve presentó un recital compuesto exclusivamente por sus canciones. De sus obras, ``Drumi Mobilá'' y ``Carlota Ta'Mori'' son llamadas por la crítica ``ejemplos de la música de vanguardia de la época''. A mediados de los años cuarenta, Bola de Nieve era considerado en Latinoamérica uno de los artistas cubanos más distinguidos y sus conciertos se daban en los espacios reservados para los grandes artistas, como el Conservatorio Nacional de Buenos Aires y otras salas selectas.

No le gustaba que lo llamaran compositor, ni cantante: ``No me creo que soy alguien para tocar la campanilla del éxito como compositor. Creo que la palabra compositor es demasiado seria y demasiado respetable. Yo he hecho cancioncitas... Si hubiera tenido voz habría cantado en serio; me hubiera gustado cantar ópera, pero tengo voz de vendedor de mangos, voz de manguero, tengo voz de vendedor de duraznos, de ciruelos; entonces, me resigné con vender ciruelas en el escenario, sentado en el piano.''

Resulta imposible hablar de todos los éxitos en la carrera artística de Bola de Nieve, he aquí sólo algunos.

1937. Viaja a Chile, Perú y por segunda ocasión a Argentina.

1947. Junto con la compañía de Conchita Piquer, canta por toda España.

1948. En el Café Society de Filadelfia, alterna con renombrados cantantes: Teddy Wilson, Art Dayton, Lena Horne y el notable músico Paul Robeson.

1948. En el mes de noviembre, en el Carnegie Hall de Nueva York, ofreció un insuperable concierto. Al día siguiente, el New York Times lo comparó con el francés Maurice Chevalier y con Nat King Cole. En aquella helada noche, Bola tuvo que salir nueve veces al escenario para agradecer los aplausos.

1950. En la radio Cubana CMQ, Bola iniciaría su programa Gran Show de Bola de Nieve, donde cantaba, dirigía una orquesta e invitaba a artistas cubanos y de otros países.

1950 a 1958. Viajó a Francia, Dinamarca, España, Inglaterra, México y Estados Unidos.

1956. En un recital en Washington, la prensa lo nombraría ``Maestro de la canción cubana''. Para Bola, este acontecimiento significó un parteaguas en su carrera como concertista. De aquí en adelante sus conciertos fueron preparados con una disciplina y rigor excepcionales.

Con el triunfo de la Revolución Cubana, Bola de Nieve viajó a la Unión Soviética y a casi todos los países de la Europa del Este.

1964. A partir de este año, fue contratado para actuar periódicamente en el restaurante Cardini Internacional de la ciudad de México. ``Oiga usted, no cabía un solo alfiler'', diría nuestro inolvidable Paco Malgesto, refiriéndose a las multitudes que frecuentaban el cabaret cuando Bola cantaba.

1965. Un antiguo restaurante cubano, el Monseigneur, fue restaurado y se convirtió en el Chez Bola. Ahí Bola cantaba y departía con el público.

1971. El 20 de agosto actuó en el Teatro Amadeo Roldán, en un homenaje a Rita Montaner. Fue su última presentación en un teatro.

1971. En octubre fue invitado a Lima, Perú, con escala en México. Bola nunca llegaría a cumplir este contrato.

La discografía

En 1953 apareció el primer disco de Bola de Nieve, bajo la firma de RCA Víctor Mexicana. Aquel LP contenía canciones suyas y composiciones de Vicente Garrido, Adolfo Guzmán, María Grever, con la orquesta y arreglos de José Sabre Marroquín.

A finales de los años cincuenta, durante una gira por varias ciudades de Europa, el sello discográfico español Montanilla le propone una grabación conformada exclusivamente por compositores cubanos. Este segundo LP permitió conocer la cubanía de Bola de Nieve en todo su esplendor. En los años sesenta aparecieron varias grabaciones en su natal Cuba con las firmas Egrem y RCA Victor Cubana.

A inicios de los setenta, circuló en el mercado mexicano el disco El inolvidable Bola de Nieve, marca Regis. El dato curioso de este disco es la interpretación que hace de la canción ``Es tan difícil'', de John Lennon.

Una compañía discográfica mexicana, Discos Fotón, realizó en 1980 los discos LP (y casets) Bola de Nieve 1 y Bola de Nieve 2. El productor Modesto López, de origen argentino y nacionalizado mexicano, se encargó de toda la investigación y viajó a Cuba para conseguir las cintas originales. Ediciones Pentagrama acaba de reeditar, ahora en compactos, los dos discos que produjo Fotón. En estas grabaciones aparecen dos canciones que no estaban en los discos anteriores, una portada ilustrada por îscar Castro y una nueva selección fotográfica.

Embajador artístico de la Revolución

El poeta, dramaturgo y novelista cubano Reinaldo Arenas -crítico acérrimo de la Revolución castrista, encarcelado en varias ocasiones por ``inadaptación social'' y exiliado en Nueva York, donde falleció en 1990-, en su novela Viaje a La Habana, se refiere a Bola de Nieve en tono burlón e irreverente. En ella, Arenas despedaza mitos y personajes de la revolución. Lo mismo se burla de la Orquesta Aragón que de la ``jerga africana'' y todo lo relacionado con la ``isla maldita''. Bola de Nieve no escapó a su virulenta crítica, Arenas lo llamó ``El calesero del Partido''.

Sin embargo, la apreciación del escritor es injusta y desproporcionada. Antes de la revolución, Bola de Nieve era tal vez el artista cubano más reconocido fuera de su patria. Podía haber amasado una considerable fortuna si se lo hubiera propuesto, pues le llovían contratos en todo el mundo y algunos muy tentadores. Al tomar los revolucionarios el poder, Bola prefirió estar al lado de los suyos y ``quedarse'' en la isla.

Bola de Nieve era un artista audaz e intuitivo. Cuando hablaba de la Revolución, sus palabras eran mesuradas, discretas y nada panfletarias; además, algo aparentemente inadmisible para los revolucionarios, era homosexual. A lo largo de su carrera, había logrado un reconocimiento internacional y la Revolución supo utilizarlo como su ``embajador artístico''. Bola aceptó ``la distinción'' y la manejó de una manera inteligente y en favor, eso sí, de la música y del arte cubanos. A pesar de múltiples obstáculos, pudo no sólo mantener sino aumentar su prestigio, y logró crear espacios de privacía tanto en su vida artística como en su vida personal, hasta el día de su muerte. Por el año 1964, se iniciaron las primeras persecuciones y redadas masivas contra los homosexuales en la isla. No sólo Bola de Nieve sino también muchos otros artistas e intelectuales cubanos callaron, y sólo más tarde algunas voces aisladas denunciaron estos acontecimientos.

``Bola de Nieve era el único artista acerca del cual los intelectuales se ponían de acuerdo. Otros son discutidos, impugnados o, por el contrario, elevados en Zócalos. Bola de Nieve, en cambio, es el hombre a quien todos tienen en su justo lugar, reconociendo que en él, la gracia desenfadada de la persona se empareja con una auténtica musicalidad. Nos pone a todos de acuerdo, evidentemente. Pero ha tenido, por encima de esto, el talento necesario para ponerse de acuerdo con todos los públicos del mundo'', escribió Alejo Carpentier.

Bola de Nieve falleció, debido a complicaciones cardiacas producto de un viejo padecimiento diabético, el 2 de octubre de 1971, en el mismo país que lo vio nacer y lo impulsó artísticamente: México. Ignacio Jacinto, a lo largo de toda su vida, fue simplemente Bola de Nieve.