La Jornada 30 de julio de 1997

DE LA POESIA A LA CONSIGNA, POR LA VIRGEN DEL METRO

Pascual Salanueva Camargo Ť Pasaban de las 11:30 de la mañana cuando la soga que sirvió para contener a la gente fue retirada, lo que provocó que se desbordara la fe de los guadalupanos y todos quisieran estar lo más cerca posible de la Virgen del Metro.

Todos querían rendirle pleitesía. Un señor le compuso un poema, otros gritaron la vieja consigna de la izquierda: ``se ve, se siente, la virgen está presente'', mientras que decenas de mujeres se entregaban a los catos y a los rezos.


Devotos guadalupanos luego de la inauguración del nicho de la
Virgen del Metro.
Foto: Duilio Rodríguez

La inauguración del nicho de la Virgen del Metro, como se le conoce desde su aparición el 1o. de junio en la estación Hidalgo, estaba programada para las 11 horas; sin embargo, 60 minutos antes los guadalupanos se congregaron en los alrededores.

Interrogado sobre la ceremonia, el vicario episcopal de la Basílica de Guadalupe, Francisco A. Macedo Tenllado, dijo que la gente presenció ``un favor, para no llamarlo milagro, porque todos nos meteríamos en problemas''.

Unos minutos después, tras anunciarse por micrófono la presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas, el director general del STC, Alfonso Caso Aguilar, consideró que la construcción del nicho era ``un tributo a nuestros usuarios. Un grupo consideró que era muy importante que la imagen que se había formado en un pasillo de la estación Hidalgo fuera preservada...''

Luego tocó el turno al padre Rogelio Alcántara Mendoza, quien habló del significado de la imagen de la virgen, y ya que le correspondía bendecir al nicho, fue hasta donde estaba su sotana blanca.

En ese momento vino el caos. Los fotógrafos, que hasta ese momento habían guardado compostura, avanzaron; sus compañeros que habían quedado atrás protestaron y criticaron su actitud, entre imprecaciones y empellones, pro también buscaron un mejor sitio para no quedarse a la zaga.

El sacerdote corrió la cortinilla que cubría los mosaicos en los que está la imagen guadalupana. Tras rociar agua bendita a todo el nicho hizo lo mismo con los fotógrafos y con la gente, que cada vez era más. Enseguida cedió la palabra al señor Irineo Mendoza, quien recitó un poema que le dedicó a la Virgen del Metro.

Como los guadalupanos que se encontraban atrás de la cuerda no podían ver lo que sucedía, comenzaron a gritar a los fotógrafos que se hicieran a un lado y los que estaban arriba bajaron. Justo en ese momento apareció un mariachi para entonar Las Mañanitas, acompañado de mujeres que llevaban ramos de flores.

Quince minutos después la cuerda fue retirada y la gente pudo acercarse al nicho, mientras la gente coreaba ``se ve, se siente, la virgen está presente'', lo que fue secundado por una porra.

Arriba del nicho seguían tres fotógrafos, por lo que un empleado del Metro tomó el micrófono para advertirles ``es mejor que se bajen porque la gente lo considera una irreverencia''. Los que permanecían al frente se dedicaron a fotografiar el tumulto que se formó, hasta que un grupo de uniformados y efectivos de seguridad del Metro pudieron imponer el orden.

Algunas mujeres se pusieron a rezar el Ave María mientras otras no dejaban de entonar La Guadalupana. Un hombre ante dos beatas les decía que la virgen se ha aparecido hasta en vidrios de edificios en Estados Unidos, lo cual no fue puesto en duda por las mujeres, que no se cansaban de recordar los milagros hechos a sus familias por la virgen morena.