La Jornada jueves 23 de octubre de 1997

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

El jueves de la semana recién pasada, en el auditorio absolutamente lleno del Centro Cultural San Angel, el escritor Carlos Montemayor hizo énfasis en la importancia de la parte de las Memorias de un líder moderno --escritas por Marco Rascón, que ese día se presentaban oficialmente-- en que, en un sabroso tono presuntamente autobiográfico, se narra y explica el pensamiento económico de Carlos Salinas de Gortari.

Es peligrosa esa parte del libro porque tiene tanta lógica que corre el riesgo de convencer, dijo Montemayor, según la versión que recuerda este columnista. El auditorio soltó una gran carcajada (de las muchas que se darían en esa fraterna velada), pero el escritor se mantuvo serio y mencionó que lo dicho no era para reírse, pues era una terrible verdad, la verdad de la vigencia y la coherencia del pensamiento económico salinista.

Este martes 21, en charla con los asambleístas de la Sociedad Interamericana de Prensa, reunidos en la capital jalisciense bajo el auspicio de la Universidad Autónoma de Guadalajara (entidades ambas, SIP y UAG, teñidas con distinta intensidad de un derechismo que, en el caso de la universidad de los Tecos, fue ampliamente denunciado por Manuel Buendía en varias de sus más famosas columnas), el presidente Ernesto Zedillo hizo una preocupante reivindicación de la dictadura de Porfirio Díaz y pronunció una, digamos, imprecisa referencia a los métodos de preservación de la paz institucional.

Preguntado sobre la viabilidad de la reelección presidencial, y llevado al recuerdo del porfirismo, en cuya contra surgió la todavía vigente norma de la no reelección, el presidente Zedillo comentó, según la nota de Rosa Elvira Vargas publicada en La Jornada:

--Aquí somos muy chistosos cuando hablamos de Díaz. Si se habla del héroe, se menciona al ``coronel'', pero si se habla del dictador, se menciona al ``general''. Si él se hubiera retirado en la elección de 1910 fuera el héroe de la patria, consagrado.

--¡No habría alcanzado el mármol..! --pavimentó un editor sudamericano, según Juan Arvizu, de El Universal.

--Y si se hubiera retirado en 1900 lo sería aún más, porque ya había logrado entonces un grado muy alto de desarrollo, los ferrocarriles y otras cosas importantes. Y, claro, una paz muy peculiar, la paz porfiriana de ``mátenlos en caliente''. Claro que en aquella época no había la misma preocupación de ahora porque esas cosas no ocurrieran, finalizó Zedillo, según la reportera Vargas, con el agregado de ``lamentablemente'' en la crónica de Arvizu.

Las palabras presidenciales, pronunciadas en el marco general de sinceramiento que propició la charla relajada con periodistas internacionales, y en el muy específico del posicionamiento ideológico de la SIP y la UAG, constituyen un tajante distanciamiento tanto de la concepción histórica oficial del Estado mexicano (ya polémicamente revisada durante la gestión del propio Zedillo como secretario de Educación, a propósito de la redacción de los libros de texto oficiales) como de las tesis fundamentales del partido que le llevó al poder, el Revolucionario Institucional.

Creer, como lo ha deslizado el Presidente de México, que si Porfirio Díaz hubiera dejado el poder en 1910 (¿qué tal un día antes del estallido revolucionario, el 19 de noviembre?) hoy sería ``el héroe de la patria'', es suponer que toda la historia de opresión e injusticia que hubo en la dictadura (¿qué tal la relectura del libro de John Kenneth Turner, publicado en Chicago, en 1910, con el título de Barbarous Mexico, y traducido al español en 1949?) fue un simple pasaje cuyos eventuales errores hubieran sido dispensados en su tramo postrero por el oportuno acto de ¿generosidad? política de declinar la presidencia, ante lo cual los mexicanos hoy le tendríamos ¿agradecidos? en un principalísimo nicho de honor.

El presidente Zedillo considera que la obra material (mucha administración, poca política) del porfirismo hubiera sido motivo suficiente para su santificación cívica, y con ello muestra claramente la afiliación ideológica del neoliberalismo dominante en México a lo largo de dos sexenios completos (De la Madrid y Salinas) y lo que va del presente.

Sirva el recuerdo actualizado del ``mátenlos en caliente'' porfirista (así sea con el matiz del lamento) para preocuparse, pues formó parte del esquema de poder del héroe consagrado que por problemas de calendario electoral no lo fue. Entonces, como ahora, la violación intencional de la ley por parte de los encargados de administrarla, las ejecuciones extrajudiciales, los castigos ejemplares eran, y son, inadmisibles.

De otra manera, se estaría en una lógica en la que serían entendibles los asesinatos de los jóvenes de la Buenos Aires (con antecedentes penales, enreda- dos en el narcotráfico) en aras del mantenimiento de la paz social. Y también estaríamos entrando en una línea de razonamiento que llevaría a entender a las instancias genuinas de defensa de los derechos humanos (no las oficiales, ya desvirtuadas) como generadoras de preocupaciones que inhiben la toma de medidas restauradoras de la paz pública destruida.

En Memorias de un líder moderno, Rascón, metido en el pensamiento de Salinas de Gortari, muestra la continuidad del porfirismo en el neoliberalismo. Razonando, cavilando, dudando, discutiendo consigo mismo, explicándose lo que iba haciendo, el Salinas narrado por Rascón muestra la lógica del pensamiento dominante en el gobierno, con una claridad, diría Montemayor, para preocupar, y preocupados estamos.

Astillas: La oficina de la Presidencia de la República, que tanto poder concentró con José María Córdoba Montoya como titular, ha sido formalmente desintegrada al salir Luis Téllez rumbo a la Secretaría de Energía. Ahora quedan divididas las tareas entre José Luis Barros Horcasitas, responsable de muchos de los discursos presidenciales, quien se encargará de los asuntos de política interior y exterior, y Carlos Hurtado López, quien era coordinador de asesores en Hacienda y ahora atenderá los asuntos de política económica y social... Siguen los galileos avanzando en la toma del poder: el jalisciense Eugenio Ruiz Orozco ha sido designado coordinador regional priísta en Sonora. Cabe recordar que Ruiz Orozco fue presidente municipal de Guadalajara y secretario de Educación del gobierno estatal, cargo éste desde el que trabó especial relación con el secretario federal del ramo, Ernesto Zedillo. En 1995, en un peculiar experimento democratizador que en su momento fue denunciado como falso por Jesús González Gortázar, fue postulado Ruiz Orozco candidato priísta a gobernador, pero perdió frente al entonces desconocidísimo panista Alberto Cárdenas Jiménez. En Sonora, Ruiz Orozco buscará revitalizar a un priísmo derrotado estrepitosamente en presidencias municipales y diputaciones locales, y peculiarmente ganador de la gubernatura... A propósito, ayer, por la vía aérea, Manlio Fabio Beltrones viajó de Hermosillo al Distrito Federal. Dejó en la gubernatura a Armando López Nogales y, ahora, buscará reinsertarse en la política nacional, particularmente en el rubro priísta... Para que no haya dudas: Rafael Hernández Villalpando, destacadísimo miembro del neoperredismo dantesco, que acaba de ganar la presidencia municipal de Jalapa, le dijo a Emilio Viale, de La Crónica, respecto al futuro de la organización creada por Dante Delgado, Convergencia por la Democracia, que ``queremos ser partido político''. ¿No chocarán con el PRD, no provocarán la división de votos en beneficio de sus adversarios?, se le preguntó, y respondió: ``vamos a promover cambios en la ley electoral, mejorar el capítulo de las alianzas. Tenemos muchas coincidencias. No habrá problemas''...