La Jornada 19 de abril de 1998

En La Caridad, negocio redondo de Larrea con respaldo oficial

Roberto Garduño E., enviado /II, Nacozari de García, Son. Ť Negocio redondo. Jorge Larrea llevó a la quiebra la mina La Caridad en 1988, y seis meses después, tiempo que el gobierno tardó en sanearla, regresó a sus manos, pero a mitad de precio y sin deudas.

La habilidad de Jorge Larrea se manifestó desde que Luis Echeverría firmó el decreto de 1974 para expropiar las mil 500 hectáreas del ejido Pilares a favor de Banobras, porque el documento determinaba que esas tierras ``se destinarán a la creación, fomento y conservación de una planta de beneficio, cuya principal materia es el cobre''.

Pero años más tarde, el 2 de junio de 1978, Banobras, en un proceso de transmisión de propiedad, cedió en venta el terreno a la Compañía Mexicana de Cobre, por dos millones 843 mil pesos. Fue el precio de aquellas tierras de valor incalculable.

Y en aquel acto de cesión a favor de la Mexicana de Cobre, ésta cambió motu proprio el rubro del uso del suelo, con el consentimiento de Banobras, como consta en la escritura 45737 registrada en la notaría 72 de la ciudad de México:

``Se hace constar que a dicha sociedad le es indispensable adquirir en propiedad, para la integración y desarrollo de su objeto social que entre otros lo constituye la explotación y beneficio de los recursos del subsuelo, una extensión de mil 500 hectáreas''.

La Caridad de Jorge Larrea

Aquella situación se toleró en los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari. Desde entonces la mina La Caridad vivió una época de auge.

Fue en junio de 1988 cuando Jorge Larrea se declaró insolvente para continuar en posesión de Mexicana de Cobre.

En un acto que se denominó fideicomiso traslativo de dominio, la participación accionaria total de la mina La Caridad quedó en manos de Nacional Financiera, para que saneara las finanzas y después la vendiera.

De esa labor se hizo cargo Luis Alberto Pérez Aceves, que era director adjunto de Nafinsa, quien en sólo cinco meses saneó la empresa, cuyos pasivos al declararse en quiebra ascendían a mil 300 millones de dólares. Ese funcionario también fue encargado por el gobierno federal para declarar la quiebra técnica de la mina de Cananea en 1989, hecho que no pudo concretar por el enfrentamiento con la sección 65 del sindicato minero. Tiempo después fue nombrado jefe de asesores de Pedro Aspe Armella.

En noviembre de 1988, Mexicana de Cobre fue puesta a la venta. Dos grupos participaron en la puja, Televisa-Frisco-Citibank, que ofreció mil 100 millones de dólares, y la empresa Fomento Industrial del Norte de México, que se asoció al Sindicato Nacional de Mineros Metalúrgicos, Estos ofrecieron mil 300 millones de dólares, pero en títulos de deuda pública, que no se cotizaban ni a la mitad de su valor nominal. Detrás de ellos estaba Grupo Industrial Minera México, que a fin de cuentas ganó.

La Mexicana de Cobre regresó a manos de Jorge Larrea con grandes ventajas: debía mil 360 millones de dólares, y en menos de medio año recobró el control total de la empresa, a mitad de precio y sin deudas. Extraordinaria jugada.

Otros de los negocios redondos de Jorge Larrea Ortega -de 86 años de edad-, quien ha delegado el manejo de gran parte de sus empresas su hijo, Germán Larrea Mota, son aparte del control del Grupo Industrial Minera México, de Mexicana de Cobre, de la Sociedad de Fomento Industrial (DESC), del Ferrocarril Chihuahua-Pacífico, su participación accionaria en Transportación Marítima Mexicana (TMM), Minera del Cobre, Industria Aseguradora, Casa de Bolsa Inverlat y Banca Serfin.

En 1995 Jorge Larrea fue considerado por la revista Forbes el tercer hombre más rico de México, con una fortuna personal que asciende a mil 700 millones de dólares. La correduría Merrill Lynch ubica al Grupo México como el principal productor de cobre en el mundo, y calcula que ni la caída en el precio internacional del metal impedirá que esta empresa obtenga ingresos por más mil 750 millones de dólares durante 1998.

Con la recompra de la mina La Caridad, el Grupo México cerró el gran círculo del monopolio en la extracción de cobre, oro, molibdeno, barita y plata en México. Sus ganancias en pesos se elevaron notablemente entre 1992, cuando obtuvo ingresos por mil 861 millones de pesos y, 1997 al registrar ingresos por 9 mil 486 millones.

Los dueños del ejido

Los 38 ejidatarios y sus hijos se reúnen desde hace siete años en la abandonada comisaría de Pilares. Edmundo Rivera Marrufo, quien se ha enfrentado a los dueños de la mina en su papel de presidente del comisariado ejidal, dice que ellos perderán de nuevo sus tierras:

``Estamos desvalidos. Ya no hay posibilidad de perder. Estamos seguros de que se va a cumplir el régimen de derecho''.

Manfredo Morghen es el más viejo de los ejidatarios, por eso su voz se respeta: ``han pasado años, y hemos insistido mucho en buscar una negociación con los dueños de la mina. La empresa nos ha tratado en una forma aparente de cordialidad, pero en el fondo nos ha dado puñaladas. Absolutamente, no nos ha tratado bien''.

Entre los asistentes a la asamblea la voz es unánime: ``A nosotros nos han engañado, nos han despojado. Lo único que tenemos se lo debemos a aquel hombre --algunos ejidatarios, los mas viejos, señalan el retrato de Lázaro Cárdenas. El general expropió en 1937 a las empresas latifundistas para repartir las tierras''.

--¿Qué puede impedir que ustedes ya no vean sus tierras?

--Lo único que puede dar marcha atrás a esto es que el Presidente de la República invente una ley para dar marcha atrás, es lo único que puede hacer.