GALERIA Ť Alfredo López Austin

El mito, una de las mejores formas de expresión de la realidad

``Al estudiar las formas de construcción del pensamiento social de un pueblo en el pasado, a través de su vida común y cotidiana, y no sólo en los grandes fundadores o en los momentos espectaculares de la historia, podemos encontrar claves y mecanismos universales de nuestro pensamiento y realidad actual.''

Para Alfredo López Austin (Ciudad Juárez, Chihuahua, 1936), integrante del Instituto de Investigaciones Antropológicas en la UNAM y doctor por el Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, el estudio de esa cosmovisión de los pueblos, enfocada principalmente en Mesoamérica, representa la base de sus estudios y publicaciones.

``Esa cosmovisión adquiere congruencia por medio de la comunicación entre los hombres, y llega a un punto de abstracción tal que explica lo existente a través de leyes cósmicas que no se pueden expresar como una fórmula algebraica sino en la narrativa mítica, el rito, el arte y otras formas de comunicación humana.''

Dedicado por más de 30 años a encontrar algunas de las claves o el mecanismo de producción del mito, López Austin se enfocó en la búsqueda de la realidad histórica de Quetzalcóatl para descubrir hasta qué punto éste era un hombre, una pluralidad de hombres o simplemente una leyenda.

``Encontré que fue una institución. No hubo un único Quetzalcóatl hombre, sino hombres que adquirieron su categoría. La sociedad les atribuía la particularidad de ser vasos corporales que contenían la fuerza de aquel dios.

``Creo que el mito es una de las mejores formas de expresión de la realidad. Confundimos las aventuras de los dioses en la creación de las cosas mundanas con meras imaginaciones incoherentes del pensamiento. Sin embargo, cuando analizamos encontramos que son las formas que dan cuenta al hombre no sólo de cómo fueron las cosas al principio del mundo, sino cómo son las cosas en la realidad presente.''

Esos descubrimientos, que de acuerdo con el investigador desmitifican la historia, lo han llevado junto con el arqueólogo Leonardo López Luján a estudiar el fenómeno político que implica la personificación de Quetzalcóatl en la historia, estudio plasmado en el libro Mito y realidad de Zuyuá que aun se encuentra en impresión.

Asimismo, el investigador, quien ha publicado libros como Los mitos del tlacuache, Tamoanchan y Tlalocan, y El conejo en la cara de la Luna, entre otros, también estudia actualmente el vínculo entre el mito narrado y el icono. Es decir, cómo expresa el hombre pictóricamente aquello que también expresa en el mito y cuáles son las relaciones entre esas dos formas de expresión.

``Es necesario contrastar, vernos dentro y fuera de comunidades mayores. Sólo así podremos encontrar cuál es el valor global del ser humano en cada forma particular de ser, y en última instancia encontrar cuál es la nuestra. De otra manera, llegamos al absurdo de creer que el único ser que verdaderamente concibe bien el mundo, el único ser que tiene derecho a manifestarse o incluso de imponer su pensamiento a los demás es uno mismo.

``Para entender al ser humano y comprenderse a sí mismo, uno debe jugar con las alteridades, interesarse respetuosamente por los demás, no simplemente tolerar sino conocer, comprender y actuar en un mundo que necesita cada vez más dimensión conjunta de construcción de la sociedad, y no una imposición absurda de un solo criterio o la sumisión a un criterio ajeno que consideramos superior.

``Nuestra obligación es lograr la concordancia, la congruencia de todas las distintas formas de concebir el mundo, de pensar y actuar para hacer un mundo nuevo. La idea de que el hombre no puede alterar el curso de la historia pertenece a aquellos seres adueñados del poder que se niegan a que la totalidad humana contribuya a la transformación del mundo.'' (Mirna Servín) (Foto: José Carlo González)

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