La Jornada 11 de noviembre de 1998

Beneficiarios de Barroso Chávez lo consideran un ``obispo laico''

Patricia Vega /II Ť Varios empresarios mexicanos apoyan económicamente al comité Pro Vida, aunque pocos lo admiten públicamente. Uno de ellos es el presidente vitalicio de la Cruz Roja, José Barroso Chávez.

Los sociólogos Erika Barrón Carreño y Javier Navarro Barrientos, en su tesis Sociedad civil y protesta religiosa, explican que la participación política del Comité Nacional Pro Vida es de gran utilidad para entender la raíz de las diferencias públicas del empresario con el secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente, en materias como el uso del condón para la prevención del sida.

Barroso Chávez, el ``obispo laico''

En ninguna de las dos notas biográficas sobre José Barroso Chávez que aparecen en la Enciclopedia de México y en el Diccionario enciclopédico de México ilustrado -coordinado por Humberto Musacchio y editado por Andrés de León- se mencionan sus vínculos con el comité Pro Vida, pero en ambas semblanzas se resalta básicamente su actividad como empresario y su actuación como presidente de la Federación Mundial de la Cruz Roja y como presidente vitalicio de la Cruz Roja Mexicana.

En cambio, según los investigadores, José Barroso Chávez es uno de "los hombres de Pro Vida", cuya historia familiar y personal se remonta a la filantropía propia de una vieja herencia cultural española que incluye a la beneficencia y la caridad católicas''.

Aquí, el esbozo biográfico elaborado por los investigadores egresados de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP), campus Acatlán:

``José Barroso Chávez nació en la ciudad de México en 1925, está casado con Pilar Montull -de familia reconocida desde el siglo pasado por su fortuna, pero sobre todo por su sentido caritativo-. Es hijo del empresario Guillermo Barroso Corichi y dueño de empresas cerilleras (socio mayoritario de La Central) y textileras; presidió la Concamin en el periodo 1954-1958; en los años setenta presidió el Comité Promotor del Proyecto Nueva Basílica de Guadalupe y desde su juventud pertenece a la Orden de Malta, de la que actualmente es presidente''.

Además de encabezar la Cámara Nacional de la Industria Cerillera Confederada y de la Cámara de la Industria Textil, en la ficha se etablece que Barroso Chávez ``en 1964 fue electo presidente de la Cruz Roja Mexicana y en 1965 de la misma institución a nivel mundial. Por su desempeño fue nombrado presidente vitalicio de la Cruz Roja Mexicana, además de múltiples reconocimientos. Durante su gestión encaminó tareas para reforzar el área de Formación de Dirigentes Juveniles''.

``En 1985 fundó el Centro Cívico de Solidaridad (Cecisol), organismo en el que participan asociaciones civiles, universidades privadas y empresarios. Desde su creación se propuso apoyar a los damnificados de desastres naturales, ayudando a construir y reparar viviendas, principalmente. Esta organización participó activamente en el acto de desagravio de la Virgen y la bandera en 1988''.

Esos actos fueron organizados por Pro Vida a raíz de la exhibición de la polémica obra pictórica de Rolando de la Rosa en el Museo de Arte Moderno, y que culminaron con la destitución del crítico de arte Jorge Alberto Manrique, como director del mencionado recinto.

Luego de enlistar las labores filantrópicas de Barroso -presidente de la Fundación de Apoyo Social, organización que distribuye despensas, medicamentos y desayunos, de la Fundación Guillermo Barroso Corichi y de la Confederación Mexicana de Asociaciones en Pro del Deficiente Mental, entre otras--, Barrón y Navarro señalan que ``al comité (Pro Vida) lo apoya principalmente con dinero, así como en la impresión de libros y materiales de difusión y se coordina informalmente con la actual presidencia de la Cruz Roja para brindar atención a las mujeres que atiende el CAM (Centro de Ayuda para la Mujer, cuyo objetivo es evitar el aborto en mujeres que tienen un embarazo inesperado o indeseado)''.

Más adelante, los investigadores asientan que a Barroso ``se le reconoce realmente y a conciencia comprometido en las tareas de Pro Vida, lo cual hace que sea posible que a partir de su iniciativa otros empresarios lo apoyen (...) Entre las organizaciones que preside, aquellas que tienen orientación similar (principalmente en lo que se refiere hacia su orientación católica tradicional) o que han recibido algún beneficio de parte de este empresario, se le considera como una especie de `obispo laico'. Este `apadrinamiento' y apoyo a organizaciones de tipo asistencial, contrasta con el que lleva a cabo su concuño, Lorenzo Servitje Sendra, quien también apoya a grupos católicos, pero desde una perspectiva de promoción social, menos ortodoxa que la de Barroso''.


Afinidad ideológica entre Barroso Chávez y Pro Vida

Patricia Vega /III y última Ť En la tesis Sociedad civil y protesta religiosa. La participación política del Comité Nacional Pro Vida, con la que Erika Barrón Carreño y Javier Navarro Briones obtuvieron el grado de licenciados en sociología, el propio presidente vitalicio de la Cruz Roja Mexicana, José Barroso Chávez, admite en entrevista su afinidad ideológica con el Comité Nacional Pro Vida.

De acuerdo con los datos recabados por Barrón Carreño y Navarro Briones, Juan Pablo II creó, en mayo de 1981, el Consejo Pontificio para la Familia, ``organismo que representa para el Papa una línea estratégica en su política moral''.

Dicho consejo organizó en la ciudad de México, en junio de 1996, el II Encuentro con Políticos y Legisladores de América con el tema La dignidad de la familia y de la vida en la política y la legislación de América, evento que fue promovido por el Comité Pro Vida, y en el que no pasó desapercibida la presencia de José Barroso Chávez, Carlos Medina Plascencia, Carlos Abascal y Francisco Barrio Terrazas.

Los investigadores asientan en su estudio que ``el apoyo que algunos empresarios brindan a Pro Vida se realiza por medio del establecimiento de una serie de relaciones cupulares que permiten la formación de una red de apoyo a su trabajo. El financiamiento del comité se da particularmente por donaciones de grandes empresarios que prefieren guardar el anonimato''.

Sin embargo, Barrón y Navarro documentan que ``el único que ha reconocido públicamente y de manera decidida apoyar a Pro Vida es José Barroso Chávez, quien es miembro honorario del mismo''.

En una entrevista concedida a los investigadores, el propio Barroso afirmó que su apoyo se debe a que está totalmente de acuerdo con los principios que el comité defiende, porque ``defiende la vida desde su concepción, algo que nosotros los católicos vemos con interés por las implicaciones de tipo moral que tiene, porque la promoción de los anticonceptivos y la promoción del aborto y otras cosas, desde mi punto de vista lo único que promueven es la prostitución, el abuso sexual y sobre todo la destrucción de matrimonios a través del adulterio''.

Asimismo, los autores de la tesis establecen que la relación entre José Barroso Chávez y el Comité Pro Vida se dio ``a partir de la cercanía y amistad con la familia Serrano desde hace tiempo.

El contacto fue el hermano de Jorge Serrano, Gustavo, en la época en que éste fungía como director de la Coparmex y Barroso era miembro del consejo del organismo. Además, a Francisco Serrano lo conoció a partir de que éste era director de la preparatoria La Salle y Barroso pertenecía al patronato de esta universidad. También tiene una estrecha relación con el hermano menor de la familia, Juan Carlos'' (dirigente de la organización Testimonio y Esperanza que, desde 1988, ha sido la instancia encargada de organizar la peregrinación anual de jóvenes católicos al cerro del Cubilete).

No hay que olvidar que los actos de ``desagravio'' a la Virgen de Guadalupe y a la Bandera mexicana, convocados en febrero de 1988 por el Comité Nacional Pro Vida, a raíz de la exhibición en el Museo de Arte Moderno (MAM) de las obras de Rolando de la Rosa, contaron con amplio apoyo del Centro Cívico de Solidaridad (Cecisol), presidido por José Barroso Chávez, quien en ese entonces declaró a los medios de comunicación que no sólo se debe reparar el agravio, sino ``sentar las bases para que no se repita y no se corra el peligro de dividir a la familia mexicana (...) Se impone sancionar conforme a las leyes del país a quienes resulten responsables del desacato (...) Todos tenemos que preocuparnos por las profanaciones; desde el Presidente hasta el último ciudadano''.

De hecho, los investigadores también citan el texto de un desplegado firmado por el Cecisol en el que se expresa: ``Los empresarios, industriales y comerciales representados por sus organismos cúpula, los centros de enseñanza privados, los estudiantes organizados en sus sociedades de alumnos, los padres de familia, los profesionistas agrupados en sus cuerpos colegiados, las asociaciones cívicas y sociales, miembros todos del Centro Cívico de Solidaridad, Asociación Civil, repudian enérgicamente la afrenta inferida al Lábaro Patrio y exhortan a todos los mexicanos a que participen y se solidaricen con los actos de desagravio con motivo del Día de la Bandera. Exigen caer todo el peso de la ley contra quienes resulten responsables''.

Paradójicamente, una década después se exige aplicar todo el peso de la ley contra quien resulte responsable del manejo inadecuado de los donativos enviados por el gobierno de Estados Unidos a la Cruz Roja Mexicana para beneficio de los damnificados del huracán Paulina.

Desde hace un mes, José Barroso Chávez ha estado en el centro del escándalo.