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¿Por qué grandes civilizaciones como la maya o la inca, que desarrollaron complejos sistemas de jerarquización política y tributaria, perecieron catastróficamente? ¿Por qué antiguos imperios que desarrollaron la escritura, se dedicaron con esmero a la producción artística y obtuvieron altos conocimientos astronómicos, matemáticos y físicos, no son actualmente potencias mundiales? ¿Y por qué sociedades menos complejas, con técnicas más sencillas que podrían considerarse autóctonas, sobreviven a la modernización del mundo?

Si consideramos el nuevo orden geopolítico, las respuestas son múltiples; sin embargo, Armas, gérmenes y acero. La sociedad humana y sus destinos, de Jared Diamond, publicado por la editorial española Debate (colección Pensamiento) y distribuido en México por Plaza y Janés, nos revela algunos factores para comprender la reciente situación mundial y la evolución de la humanidad.

Para su estudio, Diamond, miembro de la Academia de Artes y Ciencias y de la Sociedad Filosófica de Estados Unidos, se apoya en la historia y en otras ciencias históricas como la genética, la biología molecular, la biogeografía, la lingüística, la epidemiología y otras más que han contribuido al enriquecimiento del conocimiento del desarrollo humano.

Después de su experiencia con pueblos de Nueva Guinea, el autor escribe, Armas, gérmenes y acero, haciéndose acreedor al Pulitzer de 1998, al considerar que la trayectoria para cada pueblo fue diferente, ya que su historia se circunscribe al medio ambiente, a la relación con otros pueblos y a sus avances en ciencia y tecnología, y no a las características biológicas entre ellos.

La obra narra desde los cazadores-recolectores hasta la migración de los pueblos y su posterior establecimiento en regiones geográficas determinadas que originaron nuevas culturas. El autor establece que la conquista de unos pueblos sobre otros sin duda se debió al uso de armas, enfermedades infecciosas, la creación temprana de herramientas de acero y los productos manufacturados, mientras que otras sociedades nunca desarrollaron esos factores.

Además de consolidar estructuras políticas, económicas, sociales y religiosas, algunas sociedades lograron progresos científicos y tecnológicos que les permitió desplazar a otras y consolidarse como potencias.

Así, Armas, gérmenes y acero nos acerca a la comprensión de la constitución geopolítica y financiera del mundo actual, y hace una revisión histórica de los pueblos euroasiáticos, sudamericanos, africanos, australianos y europeos, principalmente.