La Jornada sábado 12 de diciembre de 1998

Miguel Concha
Logros y desafíos

Varios son los logros y desafíos que podían señalarse a 50 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El desarrollo de un movimiento de Derechos Humanos, que en nuestro país cobra un incremento creciente luego de la tragedia del 68, quizás sea el principal de ellos. Es sin embargo importante que su movilización permee a todos los actores sociales y que se consoliden en las mayorías y en la opinión pública actitudes favorables, ante el riesgo del autoritarismo. Es necesario además que se considere a las ONG de derechos humanos como instituciones de interés público y que avance la democratización de los organismos políticos y financieros internacionales, con la presencia de las organizaciones civiles.

Como resultado de ello, hay que subrayar el reconocimiento cada vez mayor de la indivisibilidad, interdependencia e interrelacionalidad de los derechos humanos, que cabalga contra quienes oponen indebidamente desde distintas trincheras los derechos civiles y políticos a los derechos económicos, sociales y culturales, violados flagrantemente por las actuales políticas del mercado. Otro de los logros podría ser el reconocimiento cada vez mayor de la vinculación estrecha entre protección de los derechos humanos y la lucha contra la impunidad, cuya aceptación ilustran el paradigmático caso de Pinochet y la admisión creciente de la relación entre derechos humanos, desarrollo y democracia. Para lo cual es necesario avanzar por un lado en la consolidación del sistema jurídico internacional, a partir de la Corte Penal Internacional en germen, reforzando al mismo tiempo la autonomía y la eficacia de los sistemas judiciales nacionales, y promover por otro una codificación penal internacional que proteja los derechos económicos, sociales y culturales de los pueblos, que contemple la responsabilidad de actores económicos no estatales, como son los organismos financieros internacionales, las empresas multinacionales y los inversionistas especulativos.

El desarrollo de una institucionalidad pública para la protección jurídica y no jurídica de algunos de los derechos humanos, tanto a nivel de la ONU, como regional y de algunos Estados nacionales, debe sin duda también ser catalogado como uno de los logros, pero como señaló hace dos días Mary Robinson, alta comisionada de Naciones Unidas para los derechos humanos, la persistencia de graves violaciones y de violaciones masivas a los derechos humanos sigue siendo un tremendo desafío. Faltan políticas públicas eficaces de prevención, y es necesario proveer de verdadera autonomía y de poder coactivo a los mecanismos regionales de protección, para superar la politización de los derechos humanos por parte de los Estados.

En verdad que por un lado hoy casi todo mundo admite que los derechos humanos, en particular los civiles y políticos, marcan un valladar indispensable al poder incontrolado del Estado, pero es también necesario avanzar a todo nivel en el reconocimiento y protección de los derechos colectivos, y sobre todo controlar a las fuerzas políticas y económicas, multinacionales y privadas, que no toman en cuenta para nada el respeto a los derechos humanos.

El desarrollo de un derecho internacional de los derechos humanos a nivel mundial y regional debe ser considerado como otro de los logros. Pero hay que considerar como otro de los desafíos la falta de voluntad política de muchos Estados para ratificar todos sus instrumentos, así como la necesidad de restablecer a nivel mundial el rol de las fuerzas armadas, volver a limitar la carrera armamentista y otorgar al Tribunal Internacional de Justicia y a la Corte Penal Internacional facultades para actuar de oficio ante cualquier agresión, delito de la humanidad o invasión en el ámbito internacional. El movimiento por la educación en derechos humanos y su vinculación con la educación para la paz, ha de ser considerado también como otro de los logros. Pero urge que en esto se tengan en cuenta los derechos colectivos y emergentes, y que para la conformación de movimientos culturales nacionales y regionales a favor de los derechos humanos, que involucren a los medios de comunicación social, se permee con ella a los diversos sectores de la sociedades civiles.