La Jornada Semanal, 24 de enero de 1999



(h)ojeadas

Las cuentas de la historia

Rodrigo Martínez Baracs

Enrique Krauze,
La historia cuenta. Antología,
Tusquets (Fábula),
México, 1998.

Una peculiaridad de la ascendente fama pública de Enrique Krauze es que conforme gana lectores para sus escritos y prosperan sus empresas culturales, se ha ganado también un sector de no-lectores, de acerbos opositores que de principio se niegan a leerlo, alegando errores, superficialidad, inconsistencia, vulgarización televisiva, posiciones reaccionarias, ambiciones, proximidad con el poder, ser ``hijo de Octavio Paz'', un empresario cultural y, peor aún, un empresario a secas.

En este ambiente enrarecido, resulta oportuna la publicación de La historia cuenta, Antología de Enrique Krauze que preludia la publicación de sus obras por Tusquets Editores, no sólo porque permite apreciar el vigor intelectual de este escritor que alía los dones del ensayista con los del historiador, sino porque hace posible precisar sus temas y argumentos básicos. Ahora bien, las dos obsesiones de Krauze son la lucha por la democracia y la función de los intelectuales y su relación con el poder, problemas fundamentales y de urgente discusión en el marco de los tremendos problemas que vive nuestro país, así como nuestro atribulado planeta. Y este es el primer mérito de esta selección de ensayos: abrir, tematizar y aerear una discusión tan necesaria.

La historia cuenta está dividido en cuatro partes. Las dos primeras se centran en la exigencia de la democracia en México, primero en términos políticos y actuales (``Pasión democrática''), luego en su fundamento histórico (``Conocimiento histórico''). Las partes tercera y cuarta se centran en los intelectuales mexicanos, primero en términos críticos y analíticos (``Vida cultural''), luego como ``ejercicios de admiración'' (``Los maestros'': Daniel Cosío Villegas, Octavio Paz, Luis González, Isaiah Berlin, Richard Morse y Gabriel Zaid).

La selección incluye varios ensayos ya antiguos que resultaron decisivos para la polémica notoriedad de Krauze. Pienso sobre todo en ``Por una democracia sin adjetivos'', originalmente publicado en la revista Vuelta en 1984, que llamó a tomar en serio la lucha por la democracia y abrió una discusión con la izquierda y su antidemocrática noción de ``democracia burguesa''. Pienso también en ``La comedia mexicana de Carlos Fuentes'', publicado en 1988 también en Vuelta, ataque a la yugular que provocó la ruptura definitiva entre Carlos Fuentes y Octavio Paz.

Debido al interés propiamente histórico de estos textos, cabría reprochar a los editores no indicar la fecha original de la publicación de los ensayos seleccionados cuando estos fueron incluidos en las compilaciones previas de Krauze.(1) Pero cabe señalar el acierto de la disposición de los textos seleccionados porque permite, en los dos ensayos aludidos, apreciar la consistencia y la continuidad del pensamiento a la vez constructivo y crítico de Krauze.

Después de ``Por una democracia sin adjetivos'', se incluyeron varios textos posteriores que lo prolongan (``Nuevos adjetivos para la democracia'', etcétera) hasta llegar a la respetuosa y precisa ``Carta al subcomandante Marcos'', de julio de 1994, respondiendo a su invitación a asistir a la Convención del Aguascalientes chiapaneco, y a la no tan respetuosa polémica con los indigenistas (``Salvar a los indios... de los indigenistas'', 1996). Complementan la argumentación los ensayos históricos de la segunda parte, varios de ellos tomados de la reciente trilogía histórico-biográfica de Krauze.(2)

``Por una democracia sin adjetivos'' fue mal visto por la izquierda por la justeza de muchas críticas y, supongo también, por su voto de confianza en el presidente De la Madrid. Pero la relectura muestra que anticipó muchas de las prioridades y de los problemas de la lucha democrática actual. Conforme los ensayos se hacen más recientes, la exigencia democrática se transforma en urgencia: tenemos el ``tiempo contado''.

El ensayo contra Carlos Fuentes se incluyó después del largo ``Cuatro estaciones de la cultura mexicana'' (1983), el más antiguo del libro, lúcido análisis de los paradigmas culturales, políticos y morales de cuatro generaciones de intelectuales mexicanos del siglo XX, con especial atención a su relación con el poder, la democracia y la independencia crítica. La crítica a Carlos Fuentes está ya presente en el análisis de ``La Generación de medio siglo (nacidos entre 1921 y 1935): crítica y cosmopolitismo'', en donde Krauze cuestiona la falta de ``premisas vitales'' de la crítica que se ensayó: ``Mediaba una distancia histórica entre ellos y los afanes nacionalistas de 1910 a 1980. Había también distancias geográficas, intelectuales, de clase, de sensibilidad y profesión. Lejanía vital. La única crítica posible fue una crítica externa.''

La crítica de Krauze a Fuentes, ya se ve, tiene un fundamento político y moral. Alejada de lo coyuntural y el escándalo, gana en profundidad la relectura de ``La comedia mexicana de Carlos Fuentes'', que fue expurgada de algunas de las burlas más fuertes del original publicado en Vuelta. No pude comprobar si la depuración se hizo desde su compilación en Textos heréticos (1992) o se realizó ahora para La historia cuenta. De cualquier manera, lo que se busca es la discusión de ideas, más allá de los improperios.

No cabe duda que la posición de Enrique Krauze respecto a la democracia y la independencia crítica de los intelectuales, es tributaria, lo cual no es ningún defecto, de la posición que Octavio Paz definió en 1971 en Postdata, cuando señaló que después del '68 la salida de la crisis del Estado mexicano no estaba en la revolución sino en la lucha por la instauración de una verdadera democracia. Con esta idea Octavio Paz fundó la revista Plural, en 1971, y tras el golpe contra Scherer en Excélsior, la revista Vuelta, en 1976, hoy continuada por Letras libres, dirigida por Krauze. La izquierda, que adoró a Paz cuando renunció como embajador de la India tras la matanza de Tlatelolco, lo atacó y tildó de derechista por criticar los antidemocráticos regímenes comunistas y la mentalidad antidemocrática de la izquierda. Sin embargo, me parece importante que Krauze destaque el carácter izquierdista, anticapitalista y socialista del pensamiento de Paz, que debate con la izquierda desde la izquierda.

En esta perspectiva cobra importancia la discusión con el subcomandante Marcos. Desde su propio humanismo liberal, Krauze critica el ``mesianismo suicida'' de Marcos y enfatiza: ``Mi tesis es simple: no hay más tránsito a la democracia que el tránsito pacífico. Transitar por la vía violenta es, por definición, no transitar.'' Krauze no deja de reconocer y de indignarse por la pobreza, la injusticia, la desigualdad, la insalubridad, la enfermedad en que viven los indios y la mayor parte de los mexicanos. Pero antepone siempre la democracia como la única vía para resolver a fondo estos problemas. Y sin duda lo es. Pero la limitación del argumento de Krauze se aprecia cuando sugiere a Marcos deponer las armas antes de las elecciones de 1994, en las que fue electo el presidente Zedillo, confiando en su carácter democrático. Junto a su pasión democrática, Krauze tiene una fe en la economía de mercado que parece ingenua cuando critica la permanencia del EZLN en Chiapas porque impide la aplicación de nuevas tecnologías apropiadas, como de las que habla Gabriel Zaid, que podrían mejorar la vida de la gente. Supongo que habrá que preguntarse por qué estas tecnologías no se habían utilizado antes. Y, más claramente, Krauze critica la cerrazón antidemocrática del presidente Salinas, pero salva su política económica neoliberal.

En términos generales, la discusión de Krauze con el marxismo es respetuosa. Krauze lo acepta como método de investigación, pero lo rechaza como el ``dogma'' universitario que se volvió en los años sesenta. No cabe dudar del dogmatismo de la izquierda, pero uno de los dogmas que Krauze rechaza es la idea según la cual la injusticia, la desigualdad, la miseria, la explotación, la enajenación son consustanciales al capitalismo y no pueden ser superadas sin superar al modo de producción capitalista. En todo caso, puede decirse que en nuestro planeta, en el que el capitalismo por fin ha triunfado, nunca antes había habido tanta hambre, miseria, enfermedades, sufrimiento, degradación humanas.

Estos son problemas que Krauze deja abiertos. Pero lo importante en su actitud intelectual, acaso derivada de su vocación empresarial práctica, es la necesidad de enfrentar la realidad tal como es y sobre esa base proponer soluciones racionales. El funcionamiento democrático de la sociedad debería permitir que las mejores gentes se empeñen en ayudar a resolver de la mejor manera los problemas reales. Lo cual acerca la democracia sin adjetivos de Krauze a la ``democracia cognoscitiva''

de José Revueltas, con la diferencia de que Revueltas la ubicaba en las discusiones en el seno del partido comunista, mientras que Krauze la ubica en la plaza pública. De cualquier manera, se trata de enfrentar con realismo los testarudos hechos, que no tardarán en pasarnos la cuenta

1. Enrique Krauze, Caras de la historia, Joaquín Mortiz, México, 1983; Por una democracia sin adjetivos, Joaquín Mortiz, 1986; Personas e ideas, Vuelta, 1992; Textos heréticos, Grijalbo, 1992, y Tiempo contado, Océano, 1996.

2. Enrique Krauze, Siglo de caudillos. Biografía política de México (1810-1910), Tusquets, Barcelona, 1994; Biografía del poder. Caudillos de la Revolución Mexicana (1910-1940), 1997, y La presidencia imperial, 1997.



LOS LIBROS DEL «98

(A que no puedes leer sólo uno)

Los críticos

Ofrecemos a continuación una lista-arbitraria, coincidente, amiguera, tan subjetiva como lo es el arte- de los mejores libros publicados en castellano, en 1998, a juicio de algunos de nuestros colaboradores más eminentes (en orden alfabético: David Huerta, Eduardo Hurtado, Fabrizio Mejía Madrid, Víctor Manuel Mendiola, Arturo Mendoza Mociño, Gabriel Santander y Juan Villoro). Juzgue usted, bibliófilo(a) lector(a), compárela con su propia lista e intente adivinar quién escogió cuál.

poesía:

1. El cazador de grietas de Luigi Amara, Conaculta

2. Poesía 1993-1993 de Alejandro Aura, Conaculta

3. Diótima y los leones de Henry Bachau, Verdehalago

4. Poesía completa de Porfirio Barba Jacob, Conaculta

5. Este silencio de Alberto Blanco, Verdehalago

6. Cantando para nadie de Francisco Cervantes, FCE

7. La voluntad del ámbar de Coral Bracho, Era

8. Brochazo de Sol de Lorena Crenier y Noemí Novell, Conaculta/Gobierno del Estado de Tabasco

9. Anticuerpos de Gerardo Deniz, Juan Pablos Editor

10. Paso de ciervo de Jorge Esquinca, FCE

11. La sonatita que haga fondo al caos de Daniel Friedemberg, Ediciones de Revista Aérea de Poesía, Chile

12. Escrito para borrar de Orlando González Esteva, Conaculta

13. Mi vida con los delfines de Orlando González Esteva, Trilce

14. La danza del caracol de Carmen Leñero, Libros del Bosque

15. En el bosque de Celia de Juan Antonio Masoliver, Ediciones sin Nombre

16. La sal en el rostro de Angelina Muñiz-Huberman, Molinos de Viento

17. Bajo la luz del Haikú de José Emilio Pacheco, Breve Fondo Editorial

18. Estuario de José Luis Rivas, Conaculta

19. Río de José Luis Rivas, FCE

20. Una sangre de Julio Trujillo, Trilce

21. Lumbre de la letra de Miguel çngel Zapata, Ediciones El Santo Oficio

narrativa

1. Tren nocturno de Martin Amis, Anagrama

2. Lulu on the bridgede Paul Auster, Anagrama

3. Damas chinas de Mario Bellatin, Síntoma

4. Gente del mundo de Alberto Chimal, Tierra Adentro

5. Diccionario de ideas recibidas de Gustave Flaubert, Verdehalago

6. Es cuento largo de Günter Grass, Alfaguara

7. Amor en tiempos tristes de Hanif Kureishi, Anagrama

8. El diablo de los números de Hans Magnus Ensensberger, Siruela

9. La negra espalda del tiempo, Javier Marías, Alfaguara

10. La vaca de Augusto Monterroso, Alfaguara

11.El mercader de Tudela de Angelina Muñiz-Huberman, FCE

12. La estatua de sal de Salvador Novo, Conaculta

13. Todos los cuentos de Sergio Pitol, Alfaguara

14. La lenta velocidad del coraje de Andrés Rivera, Alfaguara

15. La fábula de las regiones de Alejandro Rossi, Joaquín Mortiz

16. Amarilis de Antonio Sarabia, Joaquín Mortiz

17. Viaje a Portugal de José Saramago, Alfaguara

18. Toda la vida de Alberto Savinio, UNAM

19. Santa María del Circo de David Toscana, Plaza & Janés

20. La ruta del hielo y la sal de José Luis Zárate Herrera, Vid

ensayo

1. La Tragicomedia Mexicana 3 de José Agustín, Planeta

2. Bobbio: Los intelectuales y el poder de Laura Baca Olamendi, Océano

3. El sentido de la realidad de Isaiah Berlin, Taurus

4. Anticuerpos de Gerardo Deniz, Ediciones sin Nombre

5. Dramaturgia de Hamburgo de Gotthold Ephraim Lessing, Conaculta

6. Las máximas políticas del mar de Salvador Gallardo Cabrera, Vértice/Tierra Prometida

7. La historia cuenta de Enrique Krauze, Tusquets

8. La depuración de Herbert Lottman, Tusquets

9. El cuaderno de Blas Coll de Eugenio Montejo, UAM

10. El maestro en el Erial. Ortega y Gasset y la cultura del franquismo de Gregorio

Morán, Tusquets

11. Sueños de vagabundos de Carlos Pereda, Visor

12. Pasión por la trama de Sergio Pitol, Era

13. Octavio Paz. Las palabras del árbol, Elena Poniatowska, Plaza & Janés

14. El conocimiento prohibido de Roger Shattuck, Taurus

15. El mundo de la violencia de Adolfo Sánchez Vázquez, FCE

16. Serafina y Sor Juana de Martha Lilia Tenorio y Antonio Alatorre, Colegio de México

17. Suma crítica de Saúl Yurkievich, FCE

18. De los libros al poder de Gabriel Zaid, Océano



LAS CRITICAS

Un grupo de críticas y reseñistas de distintos medios nos dan sus razones para no dejar de leer seis imprescindibles del '98. (Carina Blixen, Mercedes Estramil, Melisa Machado, Soledad Platero y Sofi Richero). Que cuatro de seis de las mejores obras leídas en el sur del continente estén escritas por mujeres no es, en este caso, un acto de ``corrección política'' sino de justicia poética.

La Mujer que se estrellaba contra las puertas, de Roddy Doyle (Norma). Con un lenguaje directo, brutal, de una estupenda economía, una mujer de clase trabajadora de 41 años, cuenta su historia de esposa golpeada. Que ello no sea sólo una experiencia lacrimosa o un testimonio indignante es una de las proezas de Doyle.

Amor perdurable, de Ian McEwan (Anagrama). Un accidente en globo reúne a varios héroes improvisados y modifica sus destinos en esta novela avasalladora, escrita con la misma dinámica explosiva y controlada de un globo que se eleva, se tensa peligrosamente y se desinfla sin problemas. La naturaleza desesperada y desesperante del amor, su condición egoísta, obsesiva y redentora a un tiempo es abordada con originalidad en una historia que ofrece al lector la fotografía afectiva y clínica de ese sentimiento.

Relámpagos de lo invisible, de Olga Orozco (FCE). En una época en que, en Uruguay, parece valorarse la poesía que suena como una sintética y mala traducción de un guión norteamericano de cine, es bueno encontrar un libro que hace de la poesía un camino y una búsqueda por ``territorios metafísicos''. Orozco hace de la alucinación, del sueño, del tarot y de la invocación mágica, herramientas perfectas para la creación.

La máquina cultural, de Beatriz Sarlo (Ariel). La autora pone de manifiesto los malentendidos sobre los que se construye la cultura y por lo tanto la idiosincrasia de un país, mediante el seductor mecanismo de la narración de historias.

La tierra del fuego, de Silvia Iparraguirre (Alfaguara). Disfrutable, inteligente y bien escrita, esta es una novela que duele terminar. Tiene además el doble mérito de desnudar el nacimiento de una cultura bastarda fundada sobre la incomprensión y el abuso, y de involucrar al lector en el acto privado de la escritura, ese principio de arraigo y permanencia que legitima y perpetúa cualquier historia.

Procura de lo imposible, de Ida Vitale (FCE). Junta los últimos años de una poesía que, después de medio siglo de ejercicio continuo, no renuncia a la memoria ni a la experiencia del mundo ni a lo sensible, pero dentro de las mayores exigencias formales. Una poesía que se aboca a la tarea de descubrir inusuales posibilidades y, por eso, nunca deja de sorprender.



LOS LIBREROS...


Un libro: ¿El mejor regalo?

Tras las ventas decembrinas y la inevitable cuesta de enero decidimos preguntar a quienes estuvieron más cerca de los libros, y accedieron a respondernos:

1. ¿Cuál fue el libro más vendido de '98?

2. ¿Cuál fue el mejor?

3. ¿En qué libro se pusieron más expectativas? ¿Cuál fue el más sobrevaluado?

4. En un mundo gobernado por las leyes de mercado ¿cree que todavía se puede vender buena literatura?

Y ellos nos contestaron lo siguiente:

Israel Ruiz. Encargado de la librería y juez implacable de Sanborn«s

-¿Cuál fue el libro más vendido de 98?

-Este de Alfaguara, que se vendió mucho. Marcos, la genial impostura, nosotros vendimos 133 en un solo mes.

-¿Cuál fue el mejor?

-Híjole, ahí sí no.

-¿Cuál despertó más expectativas, pero que luego no se cumplieron?

-El ángel de muchas nostalgias, de Guadalupe Loaeza.

-¿Cree usted que en este tipo de librerías todavía se puede vender buena literatura?

-La verdad, no.

Librerías Gandhi

Javier Fuentes ha estado al cargo de la distribución y venta de libros en Gandhi prácticamente desde siempre. Recientemente colaboró con Nudelman en la planeación del nuevo proyecto Gandhi: una librería especializada en literatura y humanidades

1. -El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder y, en otro rubro Homo Videns, de Giovanni Sartori que tiene un subtítulo: la sociedad teledirigida.

2. -El evangelio según Jesucristo, de Saramago. ƒl ya era un autor reconocido, ya había una permanencia de su obra y una presencia entre algunos lectores pero a partir del Nobel despertó una especie de pasión navideña. Otro libro acompañado de cierta espectacularidad fue el tercer tomo de la Tragicomedia mexicana, de José Agustín. Y éste despertó gran polémica.

3. -Creo que el de Javier Marías, Negra espalda del tiempo. Con todo y que el autor vino a México y que algunas de sus novelas anteriores habían tenido lectores, y a pesar de que recibimos de los españoles los comentarios más halagüeños,con ésta, la verdad, se fue para abajo.

4. -Bueno, no es que el público abarrote la librería en busca de literatura, de buena literatura. Pero aquí tenemos una gran selección y libros muy buenos que algunos lectores sí solicitan. Y somos cada vez más cuidadosos. Como sugiere Zaid cuando habla de los ``demasiados libros'': ¿debemos ser adivinos? Al menos está el intento de buscar a los mejores y ver la manera de que se vean.

Librería Un lugar de la Mancha

Filiberto Robledo. Librero de Un lugar de la Mancha desde hace varios años y lector de La Jornada Semanal

1. -Bueno, hubo dos etapas. En la primera, Quién como Dios, de Eladia González. Y en la segunda, a partir del Nobel, El evangelio según Jesucristo, de Saramago.

2. -A mi juicio Seda, de Baricco. Por su estructura, lenguaje y por su manejo del tiempo.

3. -En el de Andahazi, Las piadosas; fue un libro muy sobrevalorado. Me da la impresión de que estuvo escrito muy al vapor, por cumplir con los tiempos de la editorial.

4. -Definitivamente. Por más globalización que haya, por más mercado vía internet no hay nada como tener un buen libro en las manos. Un libro escrito por uno de esos autores o autoras que no se rigen por las leyes del mercado. Todavía hay lectores (y por fortuna autores) que no tienen prisa.

Jesús Anaya. Fundador de la especialidad en Edición en la Universidad de Guadalajara. Desde hace más de veinte años es asiduo visitante de la Feria del libro en Frankfurt, entre otras, y actual director editorial de Planeta

1. -Quién como Dios, de Eladia González

2. -En ese mismo, y todas se cumplieron. Es una excelente novela para un gran público, bien escrita y bien documentada. En cambio, un libro sobrevaluado fue la biografía de ``Maquío'' que preparó su familia. Es una buena biografía escrita por un autor profesional donde se da la versión de que no murió accidentalmente. Pero si la familia pensó que sería un instrumento para revivir la figura de Clouthier en el PAN, la prensa lo consideró un libro de escándalo.

3. -Plata quemada, de Ricardo Piglia.

4. -Yo creo que sí y prueba de ello es la Colección de Autores Latinoamericanos. En términos literarios, esto fue lo mejor que se hizo en Planeta en1998.



FICHERO

Artes visuales (catálogos)

Francisco Díaz de León. Creador y maestro, Víctor Manuel Ruiz Naufal, Instituto Cultural de Aguascalientes, Aguascalientes, México, 1998, 360 pp.

Shoot, Beatriz Ezban, col. Galería Metropolitana, UAM/FONCA, México, 1998.

Ensayo (histórico)

Los vascos en el noroccidente de México (siglos XVI-XVIII), Jaime Olveda, coordinador, El Colegio de Jalisco, México, 1998, 197 pp.

Ensayo (literario)

El mito habsbúrgico en la literatura austriaca moderna, Claudio Magris, prólogo Michael Ršssner, traducción Guillermo Fernández, UNAM (Coordinación de Humanidades), México,1998, 486 pp.

Intenciones, Oscar Wilde, traducción de Efrén Rebolledo, Segunda edición, primera en Verdehalago, México, 1998, 247 pp.

Las máximas políticas del mar, Salvador Gallardo Cabrera, col. Trayectos y devenires, Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública A.C./Vértice, Cultura, Política y Economía/ Tierra Prometida, México, 1998, 48 pp.

Poesía y no poesía, Benedetto Croce, prólogo de Annunziata Rossi, traducción de Guillermo Fernández, UNAM (Coordinación de Humanidades), México, 1998, 420 pp.

Narrativa

Besos que matan, James Patterson, traducción de Juan Fernando Merino y Luis David Merino, col. El Dorado, Grupo Editorial Norma, Santafé de Bogotá, Colombia, 1998, 451 pp.

Cuentos para un año, Luigi Pirandello, traducción Guillermo Fernández, notas de Italo Borgi y María Argenziano, UNAM (Coordinación de Humanidades), México, 1998, 771 pp.

El embarcadero de los incurables, Fernando Cruz Kronfly, col. La otra orilla, Grupo Editorial Norma, Santafé de Bogotá, Colombia, 1998, 242 pp.

Juego de máscaras, îscar Palacios, CECyTECH/ Juan Pablos Editor, México, 1998, 93 pp.

La noche que murió River Phoenix (y otros cuentos adolescentes), Armando Ortiz, Gobierno del Estado de Veracruz, México, 1998, pp. 109.

Una ciudad mejor que ésta. Antología de nuevos narradores mexicanos, compilada por David Miklos, col. Andanzas, Tusquets Editores, México, 1999, 236 pp.

Variaciones sobre un tema, Stéphane Mallarmé, traducción y prólogo de Jaime Moreno Villarreal, México, Segunda edición, primera en Verdehalago, 1998, 199 pp.

Poesía

Exilio en mi tierra. Antología poética 1965-1995, Frida Lara Klahr, Secretaría de Difusión Cultural, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Michoacán, México, 1998, 150 pp.

Las flores del mal, Charles Baudelaire, prólogo y traducción de Nydia Lamarque, col. Clásicos Universales, Losada/ Océano, Barcelona España, 1998, 286 pp.

Playas de fuego, Bárbara Délano, col. Poesía, Dolmen Ediciones, Santiago de Chile, 1998, 63 pp.

Poeta de amorosa raíz y algunas imágenes, Alí Chumacero, Ediciones del Ermitaño/ Minimalia, México, 1998, 339 pp.

Poeta en Nueva York, Federico García Lorca, estudio preliminar y bibliografía de Gabriela Cerviño, col. Clásicos Universales, Losada, Barcelona, España, 1998, 192 pp.

Reloj de sol (Poesía 1952-1992), Gabriel Zaid, Práctica Mortal, México, 1998, 116 pp.

Restos de corazón, Blas Valdez, num. 168 Fondo Editorial Tierra Adentro/ Conaculta, México, 1998, 73 pp.

Tisanas, Ana Hatherly, traducción de Mario Morales Castro, col. Fósforos, Verdehalago/ La Máquina Eléctrica. México, 1998, 54 pp.

Todos los amantes son guerreros, Piedad Bonnett, col. Poesía, Grupo Editorial Norma, Santafé de Bogotá, Colombia, 1998, 87 pp.

Testimonio

En México, entre exilios. Una experiencia de sudamericanos, Pablo Yankelevich, coordinador, textos de María Luisa Tarrés, Luis Maira, Tununa Mercado, Marcelino Cereijido, entre otros, SRE/ITAM/Plaza y Valdés Editores, México, 1998, 222 pp.

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