n El artista ejerce nuevas formas de lenguaje plástico, ajeno al tradicional


Busca Saúl Villa la interacción de la pintura

Merry Mac Masters n Con la pregunta Ƒadónde quedó la pintura? como punto de partida, Saúl Villa (ciudad de México, 1958) empezó una investigación en torno a sus distintas posibilidades técnicas y de contenido. Así, el pintor tuvo que hacer a un lado una serie de factores, que él considera "obstáculos", para que el espectador pudiera acceder a aquello que trata de comunicar.

Según Villa, el lugar que tiene la pintura es aquel en donde el artista "interactúa" con el espectador. A fin de facilitar dicha interacción, el artista suspendió "muchísimo" del lenguaje pictórico tradicional, como el gesto manual, el uso de ciertos materiales, así como la veladura. Por ejemplo, en su serie Sistemática se trata de que "sólo la pintura sea protagonista", con base en un sistema puesto desde fuera; los cuadros se numeran del uno al seis y presentan los colores primarios y secundarios.

Otra serie, sin título, trabajada a manera de "desdoblamientos", con base en estarcidos de vinil, a primera instancia consta de motivos puramente "decorativos". Pero al acercarse se vislumbran "personajes interactuando", cuyo origen son las imágenes pornográficas encontradas en la Internet.

En vista de que "todos tenemos algo que decir, sentir o pensar al respecto del sexo", estos motivos "facilitan" que el espectador llegue a sus propias conclusiones respecto a la pintura y su contenido.

En ningún momento Villa pretende negar la capacidad "decorativa" que tiene la pintura, que "finalmente es la función que más se le asigna, y para escaparse de ésta hay que hacerla hacia adentro. No negarla, sino abordarla y reciclarla. Mi idea es que lo decorativo sea algo más que una especie de masaje sensorial, y que pueda poner a pensar en otras cosas, incluyendo la pintura".

Entrevistado acerca de su exposición, La nueva máquina moral, en la galería OMR, Villa dice: "A mí me gusta la idea de poder comunicar algo que sea de la mejor clase y que alguien lo reciba". Por otro lado, lo que le desagrada es masticar y rebajarlo a fin de convertirlo en algo "totalmente degradado, como hace, por ejemplo, la industria televisiva: degradan tanto el contenido que se vuelve basura".

Saúl Villa se inició en el arte en 1966 en los talleres de la Casa del Lago. Dos años después comenzó una serie de estudios particulares en México, con Enrique Mariño, Evodio Ishihara y Salvador Salazar; en Londres, Inglaterra, grabado y litografía con Frank Connelly, James Burr y Mark Balakjian; en París, Francia, pintura con Luis Zárate, y en Barcelona, España, grabado con Juan José Torralba.

Como "constante" de su obra está el tema del cuerpo. Igual que en el origen del racionalismo occidental, lo divide en mente y cuerpo. Esta primera instancia de separación ha sido tomada como motivo y trasladada al plano. Aunque sea en abstracto, un formato vertical puede tener una clara alusión a la corporeidad. También emplea elementos mucho más concretos, como las esferas que componen el cuerpo de un ratón, jugando con la noción renacentista de que en el "cuerpo ideal" tienen cabida siete cabezas.

El patrón decorativo de su serie "café" también hace referencia a "las partes bajas del cuerpo". Aquí, una vez más, retoma los diferentes formatos utilizados, desde "la más pequeña hasta el más grande", a la manera de "otra" serie sistemática. Estos cuadros lucen "lisos", como si no hubiera intervenido la mano del hombre.

Villa explica: "Utilicé pintura en forma de aerosol. Voy encimando capas, luego lijo. Quise evitar el gesto pictórico más tradicional de pincel, veladura y todo esto que a mí me estorba para presentar el trabajo, porque muchas veces lleva una lectura muy elemental, digamos, grafológica o autobiográfica o bobamente psiconalítica. Quería evitar ese tipo de lecturas y facilitar otras al espectador".

Hay una "ambigüedad" inherente en la pintura de Villa, pues hay cosas que trabaja en la computadora y luego manda a hacer, mientras hay otras elaboradas a mano que parecen hechas a máquina. Y ya que mencionamos la palabra "máquina", lo emplea el título de la muestra porque está pensada como "una sola cosa", con partes que funcionan como un todo.

El presente trabajo representa un proceso que Villa empezó hace ocho años. Antes, dice, lo suyo era una "terapia entre mi bastidor y yo, mis materiales y yo. Era todo un trip del que nadie se enteraba. Se basaba mucho en anécdotas del tipo literario. Ahora creo que es una especie de narrativa pero de tipo pictórico; vemos cómo la pintura está en acción. Antes era más action painting; ahora es más pintura en acción". El enfoque actual de Villa le permite una gran libertad de "estilos". Aclara que la cuestión del estilo le interesa simplemente para subraya uno u otro, y no tanto como un valor en sí.

(La nueva máquina moral, muestra de 35 pinturas de Saúl Villa, se exhibe hasta el 27 de febrero en la Galería OMR, Plaza Río de Janeiro 54, colonia Roma.)