n Proyectarán retrospectiva del realizador francés


El cine, fuente inagotable para

los trucos del mago Méliès

n Sus hallazgos y experiencias siguen vigentes, afirma su bisnieta

Raquel Peguero n Georges Méliès ''apostaba a los ojos del espectador". Como buen mago, encontró en el cine una fuente inagotable para sus trucos. El más pequeño de tres hermanos ''nunca perdió sus sueños infantiles, su fantasía" y sin buscar la posteridad se convirtió en el maestro del cinematógrafo cuyas experiencias siguen marcando caminos a seguir.

Ahora, en México, tendremos un Reencuentro con Georges Méliès que permitirá no sólo recorrer en 35 mm sus filmes más célebres, sino conocer algunos inéditos que la familia del realizador ha rescatado durante 55 años, con el pilón del acompañamiento narrativo de su bisnieta, Marie Hélène Leherissey-Méliès ųquien habla un perfecto españolų y musical, al piano, de su tataranieto Lawrence, quienes se encuentran en nuestro país para participar en esta odisea que forma parte de la retrospectiva de cine silente, Los primeros cien años.

El trabajo de recopilación del material de este ''fabricante de miel" ųeso significa Méliès en griego, afirma la bisnieta del realizadorų ha sido una tarea familiar que podría perderse si alguno de los herederos del autor de Viaje a la luna decide no continuarlo, ya que se hace por gusto. No existe una fundación u organismo que los apoye, ''porque eso cuesta dinero y tiempo que no tenemos, así que quién sabe qué pueda pasar. En una de esas su obra la compran japoneses".

La familia Méliès recopiló 37 horas de filmación que equivalen a más de 180 títulos de películas que se han recogido por el mundo debido a que el realizador de El hombre orquesta solía vender copias en positivo de su trabajo, aunque conservaba los negativos. Faltan por rescatar más de 400 títulos, ''algunos podrían estar en México, pues aquí encontramos algunos hace 20 años" que fueron localizados en tianguis de viejo. El acervo se ha incrementado ''poco a poco" y en los últimos tiempos, gracias a ''jóvenes investigadores que se han interesado por su labor. Esa es una gracia maravillosa, porque es algo que se nos devuelve", explica Leherissey-Méliès, quien asegura que se perdieron los cuadernos en los que se registraba la venta de películas, que el realizador ofrecía por metro: a 1.40 francos en blanco y negro y a 2.80 en color.

 

Descubrimiento fantástico

 

Para Méliès el cine ''fue un descubrimiento fantástico ųseñala su bisnietaų. Durante 20 años fue un prestidigitador muy conocido por lo que, como buen mago, trató de hacer más con sus trucos, empujar más allá a través del cine", al que conoció en la primera sesión pública del cinematógrafo en 1895, y al que de inmediato le vio muchas posibilidades artísticas. El padre de los Lumière, sin embargo, no lo veía así, pues cuando Méliès quiso comprar el aparato, le dijo que no era posible porque se trataba de "un invento científico que no tenía ninguna posibilidad artística. Cosa con la que no estuvo de acuerdo, porque desde hacía años, en sus actos, utilizaba la linterna mágica y la sombra china. El estaba muy al tanto del aspecto visual de la época y sabía que había mucho qué hacer con el cine".

En sus primeras películas lo utilizó como ''ensayo, así hizo El juego de naipes, luego una toma de la Plaza de la Opera, que nunca hemos visto y que, se dice, filmaba para ver cómo era aunque hubo un problema de cámara; después trató de ver todos los estilos. Lo que podemos apreciar de cerca es que mejora, empieza con los fondos y los va enriqueciendo. Hizo la vuelta de todos los trucos y personalidades como Spielberg o Lucas han hecho investigaciones al respecto y cada base de truco es Méliès. Después, claro, es más complejo".

El cineasta hacía sus propios guiones, ''pero no eran tan complicados como los que conocemos ahora, porque eran películas cortas. El guión estaba en su cabeza y eran sobre todo dibujos que elaboraba en dos horas, el tiempo que tardaba en llegar a su casa de campo. Hay muchos de ellos en Francia y buena parte la conservamos". Se ignora la fecha exacta cuando empezó a utilizar el color: ''La película más vieja que le conocemos así es Juana de Arco. Tuvo un taller de 80 mujeres que pintaban a mano cuadro por cuadro y cada una manejaba un solo color. Se demoraba cuatro meses en pintar una película de diez minutos y no se podía reproducir, por eso si vendía alguna tenía que repintarla". Eso propició que en el acervo se tengan varias copias con colores distintos: ''De Viaje en automóvil París-Montecarlo en dos horas tenemos una versión en blanco y negro, otra a color y una más sólo con el auto pintado. No sabemos por qué, quizá quien quería comprarla ya no tuvo para pagarla".

Para la música que acompañaba las cintas contaba con una pianista del lugar, mademoiselle Le Chevalier de Bosival, quien ''empezó con algunas directrices a componer o trabajar sobre las películas. Mi abuelo, que era cantante de ópera, se acordaba de algunas frases musicales que ella tocaba y desde ahí viene la historia de cómo acompañarlas. En cada lugar se hacía lo que se podía según el pianista y mientras unos inventaban, otros tomaban la partitura de moda o recreaban alguna ya conocida".

En este Reencuentro con Georges Méliès se verá una película gore que hizo, ''quizá la primera en la historia", bromea su bisnieta, y nueve segundos de un primer plano en el que se ve fumando al realizador, ''algo que le gustaba mucho y que no obstante hizo una cinta contra el tabaquismo", además de varias películas a colores y otras delicias inéditas.

(El ciclo abrirá hoy a las 19 horas ųy continuará hasta el viernesų en la Cineteca Nacional. Luego seguirá el homenaje a Harry Langdon.)