n Ex hacienda azucarera


La contaminación industrial amenaza

a un monumento histórico en Cuautla

Angeles Cruz /II y última, El Hospital, Cuautla, Mor. n La ex hacienda El Hospital está contaminada con metales pesados, hay pigmentaciones acumuladas en el suelo y subsuelo y es posible que la afectación también haya llegado a los mantos freáticos ubicados a menos de tres metros de profundidad. Todo ello ''puede constituir un riesgo inminente de desequilibrio ecológico con repercusiones peligrosas para los ecosistemas, sus componentes y la salud pública", asegura la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

En diversas áreas de los 5 mil metros cuadrados de la ex hacienda, que ocupó el área de producción de la fábrica alemana de pigmentos BASF, hay manchas amarillas o rojas, o de plano en algunos muros de unos 10 metros de altura, la coloración de la estructura es total.

En un dictamen preliminar de la Profepa, de julio de 1998, se asegura que la afectación ecológica al lugar es un hecho y se refiere a análisis realizado a petición del propietario del inmueble, Roberto Abe Domínguez, el cual demuestra contaminación de mantos freáticos con cromo, plomo, cadmio y xileno.

Actualmente, la dependencia toma muestras de suelo y subsuelo con el fin de determinar el grado de contaminación, y aunque asegura que "todo se puede restaurar", será necesario elaborar un programa específico avalado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), toda vez que el inmueble es monumento histórico.

Por lo pronto, los técnicos de la Profepa trabajan a dos metros bajo el suelo en la recolección de las muestras, pues hasta allí es evidente la pigmentación amarilla. La dependencia calcula que ese trabajo se prolongará un mes más.

La ex hacienda El Hospital todavía presenta huellas de las balas revolucionarias en sus muros, de hecho ha sido testigo de la historia de esta parte de México desde la Colonia. Ahora está afectada por el paso del tiempo y las acciones del hombre, que sin ningún respeto a su condición de monumento histórico la han deteriorado severamente.

De 1973 a 1997 operó en ese lugar la fábrica alemana de pigmentos BASF, la cual no desarrolló ninguna medida para evitar daños al inmueble, y ahora los muros internos ųalgunos de unos 10 metros de alturaų y los techos se muestran coloreados de amarillo y rojo por causa del cromo y el plomo utilizados en el proceso de producción.

Así lo hizo constar el INAH en un dictamen técnico de octubre de 1995. Detalló que uno de los daños más importantes y graves es la "impregnación en muros y pisos de residuos químicos altamente contaminantes y tóxicos, producto del proceso de elaboración de pinturas a nivel industrial tales como cadmio, cromo, plomo y mercurio, entre otros".

Además, se indica en el documento, se destruyeron los enrases de muros perimetrales al colocarles soportes estructurales de concreto o acero para sostener los techos, lo cual "es grave, pues se hace trabajar al muro en forma diferente a su carga original".

En el dictamen, firmado por el arquitecto Fernando Campos Albarrán, de la sección de Monumentos Históricos del INAH-Morelos, también se menciona que se dañaron los muros al realizar horadaciones de diferentes calibres para el paso de tuberías, así como por el empotramiento de diversos elementos metálicos y de concreto. De la misma forma, resultó afectado en gran medida el aplanado original, pues "además del maltrato por golpes y recargar diversos elementos en él, fue totalmente embadurnado con residuos colorantes".

 

Una historia colonial

 

En 1569 se inició la construcción de la entonces Hacienda de la Concepción en 25 mil metros cuadrados de terreno. De estilo neoclásico, está realizada con base en muros corridos de mampostería con clausura de puertas y ventanas mediante ladrillo de barro.

En un dictamen técnico del INAH se detalla que el inmueble no poseía originalmente cubiertas a dos aguas. "En la zona donde tuvo dos niveles eran a una agua, y existen evidencias de techos planos con vigas de madera, solera de barro y terrados para las pendientes, actualmente está cubierto con estructura metálica con láminas de asbesto y metálica".

La hacienda fue productora de azúcar, contó con acueducto, cárcamo, trapiche, capilla, chacuaco, purgares, casa del hacendado, huerta y barda perimetral. Durante años fue propiedad de la congregación de los Hermanos de San Hipólito y a partir de 1831 pasó a particulares.

En Morelos, se señala en el dictamen del INAH, "se inició el movimiento revolucionario, mismo que llevó a la ruina y destrucción a la mayoría de las haciendas de la región. Al terminar la Revolución se repartieron las tierras de la hacienda entre los ejidos de Villa de Ayala, Anenecuilco, El Hospital, Moyotepec, Calderón y Cuautla". Al casco de la hacienda le quedaron poco más de tres hectáreas.

Entre los daños y deterioros más importantes que registra en la actualidad, además de la impregnación de químicos en muros y pisos, se menciona que "se pusieron al mismo nivel con planchas de concreto todos los espacios, lo cual alteró los niveles originales de cada una de las dependencias que intervenían en el proceso de producción".

Varias de las puertas y ventanas fueron alteradas en sus proporciones, pues fueron ampliadas tanto en forma vertical como horizontal, en tanto que otras fueron tapiadas. En el informe del INAH también se destaca que se dañaron los muros al realizar horadaciones de diferentes calibres para el paso de tuberías y por el empotre de diversos elementos metálicos y de concreto.

Enseguida, en el dictamen se señala que la mejor manera de subsanar los daños en la ex hacienda es con la liberación de elementos que la han afectado física y visualmente; la consolidación de la estructura y la reintegración de los elementos dañados.

Por otra parte, en el dictamen preliminar de la Profepa, realizado después de una visita de inspección de tres días en junio de 1998, se refiere la localización de lodos residuales en las instalaciones hidráulicas, además de que se presume no había un control riguroso de los residuos industriales y es posible que éstos se hayan vertido al subsuelo. Con el fin de verificar lo anterior, la Profepa realiza su propia investigación.

En el documento también se mencionan los residuos que fueron depositados en predios y calles de el poblado El Hospital, así como los objetos vendidos a la comunidad. La dependencia federal ordenó que todo se retirara y el material se sustituyera a los pobladores.

 

Pleito económico entre BASF

y Roberto Abe Domínguez

 

La contaminación al ambiente, los daños a la ex hacienda El Hospital y las posibles afectaciones a la salud de los habitantes del poblado empezaron a darse a conocer a partir de que la empresa alemana BASF dio por concluidas sus actividades, así como el contrato de arrendamiento del inmueble que había firmado con Roberto Abe Domínguez.

Entre las partes hay diferentes puntos de vista sobre la forma en que debió finiquitarse el convenio, y ello ha dado origen a demandas y contrademandas todavía en trámite.

El propietario de la ex hacienda exige que el inmueble le sea entregado libre de contaminación y en las mismas condiciones en que la trasnacional lo recibió en 1973.

En tanto, la empresa afirma que el propietario buscaba una indemnización "que no procedía" y al no obtenerla inició una campaña de desprestigio en contra de la compañía.

Rogelio Villicaña, gerente de Relaciones Públicas y Comunicación de BASF, aseguró en entrevista que la empresa es "muy responsable y cumplidora de todas las disposiciones legales, sean ambientales, laborales o administrativas".

Por ello, indicó, si las autoridades determinan que la empresa es responsable de cualquier tipo de afectación a la ex hacienda y a los habitantes de El Hospital, reparará los daños. Sin embargo, Villicaña dijo estar seguro de que no hay tal situación. "Yo no podría decir que por estar pintada la pared está contaminada".

Además, apuntó, "hay más contaminación en el Distrito Federal que en muchos otros lugares".

Respecto a los problemas de salud de los habitantes de El Hospital, en particular de quienes fueron sus empleados, el doctor Carlos Tirado, gerente de Salud Ocupacional de la compañía alemana, aseguró que durante el tiempo que operó la fábrica de pigmentos se vigilaba la salud de los trabajadores "muy por encima de los requerimientos oficiales, pues cada tres meses se hacía la determinación de plomo en sangre y en orina".

Aseveró que nunca hubo problemas, y enseguida puntualizó que la empresa seguía todo el proceso de producción en las mejores condiciones y con la aprobación de las secretarías del Medio Ambiente, Salud y de Trabajo y Previsión Social. "Por eso aseguramos que no existe ningún problema. Es algo que se ha inventado".

Mencionó además que "el plomo ha sido satanizado. Sí es una sustancia tóxica, pero todos lo tenemos y tal vez en los mismos niveles que la gente de Cuautla". Enseguida, aclaró: "La ventaja es que el daño es reversible, a menos que hubiera exposición exageradamente alta".

Al referirse al cierre de la empresa justo cuando había un procedimiento administrativo de Profepa en trámite, Villicaña señaló que la conclusión de las actividades se anunció con dos años de anticipación y la investigación ambiental "la solicitamos nosotros mismos. No tenemos nada qué ocultar".

Ambos directivos rechazaron que los trabajadores laboraran en condiciones de inseguridad. Respecto a la afectación en la ex hacienda, a Villicaña no le importa que se trate de un monumento histórico, porque "es histórica relativamente. Los muros están en ruinas y ya estaba así cuando llegó BASF, además de que antes había funcionado ahí mismo otra fábrica".

Agregó que "es obvio que las paredes estén pintadas porque el proceso de producción implica el manejo de polvos y sustancias para elaborar pinturas, pero eso no significa que el daño sea irreversible".

Mientras, en El Hospital la gente sigue esperando respuesta a sus demandas. Los adultos están enfermos, tienen tumores, sus pulmones están dañados, sufren por la comezón en la piel. Para los niños las afectaciones son impredecibles, no se ven a simple vista pero les cuesta trabajo aprender, hablar o utilizar la memoria. Nadie ha respondido por eso todavía.