Masiosare, domingo 2 de mayo de 1999


La alianza estratégica


Industriales y Pemex
¿juntos en el rescate
de la Petroquímica?


Laura Itzel Castillo y David Shields


El gobierno quiso privatizar los complejos petroquímicos. La sociedad rechazó la propuesta. Aún no se resuelve cómo capitalizar ese sector, clave en la sobrevivencia de la industria petrolera del país. Los autores proponen un nuevo esquema: la asociación entre empresas privadas nacionales y el Estado, por medio de un ``programa amplio de inversiones'' que abarcaría la construcción de plantas nuevas, ventas adelantadas de productos, venta de servicios, contratos a largo plazoÉ Dicen que no habría que hacer cambios legales ni implicaría la privatización de los activos de la paraestatal. Y sobre todo, no se faltaría al compromiso de respetar la soberanía nacional.

Desde hace una década casi no se realizan inversiones en la petroquímica de Petróleos Mexicanos (Pemex). En consecuencia, el desarrollo de esta industria estratégica nacional se frenó. Para romper el círculo vicioso de falta de inversión y deterioro y abatir el rezago tecnológico y económico que sufren los complejos que la conforman, hace falta un esquema serio y viable que permita nuevas inversiones lo más pronto posible, un mantenimiento adecuado y programas para ampliar su capacidad productiva.

Dado que el gobierno no muestra disposición para invertir en la verdadera modernización de esta industria, la sociedad rechazó la propuesta de privatización al ciento por ciento y el esquema 49-51 ha fracasado, es importante que las autoridades de la Secretaría de Energía y de Petróleos Mexicanos (Pemex) consideren seriamente la propuesta de asociación y restructuración que presentamos.

Para cumplir con esos objetivos, una opción clara y responsable sería establecer asociaciones estratégicas entre Pemex y el sector industrial en un programa amplio de inversiones en petroquímica.

Las asociaciones estratégicas que proponemos no implican ningún tipo de privatización de activos, no requieren cambios legales y, además, ya están previstas en la Ley Orgánica de Pemex.

Son posibles las alianzas y las coinversiones de muchos tipos entre Pemex y la iniciativa privada en todos los complejos de la paraestatal, ya sea por medio de asociaciones en plantas nuevas, ventas adelantadas de productos y servicios, contratos a largo plazo u otros mecanismos.

Esa fórmula de alianzas contempla una cuestión clave: que Pemex promueva, mediante licitación pública, la construcción de dos grandes plantas privadas de polietileno lineal que complementarían los complejos Morelos y la Cangrejera de la paraestatal.

Las nuevas plantas recibirían etileno de los ya existentes, con un mecanismo en el cual la parte privada financiaría su ampliación.

Ello permitiría destrabar la situación actual de descapitalización, quiebra técnica y deterioro de la petroquímica.

La construcción de esas plantas representa grandes oportunidades de inversión para el sector privado y para Pemex, si decidiera realizar inversiones públicas directas y participar como socio minoritario.

Ese compromiso de inversión implica ampliar la capacidad de producción de los complejos de Pemex y vincular éstos con la operación de las plantas de polietileno lineal propuestas.

También se abrirían oportunidades de inversión para todos los industriales del ramo que estén dispuestos a coinvertir, establecer alianzas y firmar contratos de ventas adelantadas.

Sería necesario que Pemex fomentara en forma activa y muy intensa diversos tipos de asociación con las empresas privadas sin tener que ceder la propiedad de los complejos.

Por ello se requiere que la empresa del Estado brinde amplias garantías de desempeño y suministro a sus socios y clientes, así como precios competitivos de los insumos petroquímicos, de manera que puedan estar por debajo de las cotizaciones de los mismos insumos en el sur de los Estados Unidos.

Ello es una de las preocupaciones de los empresarios que avalan esta propuesta.

El nuevo esquema que planteamos -y que los funcionarios de Energía ya conocen en detalle- es una alternativa viable que incluye e involucra a todos.

Satisface los intereses de grandes empresas nacionales e internacionales, así como de pequeñas y medianas empresas.

Beneficia, además, a los sindicatos petrolero y petroquímico, pues no sólo reduce el riesgo de cierres de empresas, sino que crea la oportunidad de ampliar las posibilidades de trabajo. Queremos subrayar que el esquema que presentamos es una propuesta de trabajo en la que todos pueden participar y ganar.

Este nuevo esquema brinda los elementos para romper el impasse y desarrollar la petroquímica nacional. Ya hay compañías nacionales e internacionales interesadas en construir plantas de polietileno lineal en asociación con Pemex, pero las frena la incertidumbre que prevalece y la falta de un programa atractivo y serio.

Nuestra propuesta exige, por tanto, una actitud muy distinta el gobierno.

Hasta ahora, ni Pemex ni la Secretaría de Energía han querido trabajar ni resolver las cosas. Más bien se empecinan en vender todo o parte de las petroquímicas. En cambio, la propuesta que hacemos implica compromiso, seriedad y esfuerzo.

Cada complejo petroquímico ofrece un gran número de proyectos potenciales. Hay que destrabar inversiones y así crear trabajo.

Es posible que los proyectos otorguen beneficios económicos para Pemex, sus socios y sus clientes.

Así, lograríamos reactivar una industria clave para el desarrollo nacional.