En el Blanquita, cinco vedettes; esta semana finalizan sus actuaciones


Wanda, Amira, Rossy, Grace y Malú... aquellos sueños húmedos

Jaime Whaley n Musas de sueños adolescentes, ahora, años más tarde, volvieron a entusiasmar a los mismos que las vieron idílicas e inalcanzables. Wanda Seux, Amira Cruzat, Rossy Mendoza, Grace Renat y Malú Reyes, Las inolvidables, reza la marquesina del teatro Blanquita, mientras otros suspiran los recuerdos de los viejos cabarets, cuando ellas pasaban a beber y mostrarse cubiertas sólo por su piel y una tela vaporosa.

Viejitos y cincuentones en las primeras filas, ahora acompañados por sus esposas e hijos, ya en edad de merecer, observan y ríen por la revista musical que anuncia al Güero Castro, al Pelón Solares y a Maribel Fernández.

El espectáculo del retorno a las tablas del Blanquita de cinco de las vedettes que hace cuatro, cinco lustros, fueron la veneración de los noctámbulos, atrajo nuevamente --aunque no en las cantidades esperadas-- al público en busca de la nostalgia.

Las funciones fueron reminiscencias de la época de oro del teatro revisteril, de los tiempos de la inolvidable Margo Su, del coreógrafo Luna, de cuando deambular por San Juan de Letrán se hacía despreocupadamente.

"Lo hicimos bastante bien considerando el poco tiempo que tuvimos para los ensayos", declaró pluralmente Grace Renat, una de las integrantes del quinteto de beldades que fueron retribuidas con aplausos y silbidos en su retorno al escenario que les sirvió de catapulta para alcanzar las alturas de su carrera.

Ya en forma personal, la apiñonada vedette oriunda de Poza Rica reconoció que tenía mucho tiempo de no hacer un cuadro como el que presentó --de bailables africanos--, en el turno estelar. La pista, agregó, refiriéndose al escenario, "es enorme, pero di todo lo que tenía. Me fui muy lejos en el tiempo y el entusiasmo del público fue lo mejor".

El vestuario --que no de oropel, pues Wanda Seux dice que sus abrigos le cuestan sus buenos dólares--, las brevedades de los bikinis con sus pedrerías, esas sí, de fantasía-- y que, valga consignarlo, tapan lo esencial y dejan ver lo indispensable, más los fondos musicales de Mancilla y su grupo, fueron los ingredientes para la presentación de este póker más una de las reinas de la marquesina, que demostraron lo benigno que ha sido el tiempo con ellas, aunque --confiesan-- también se auxilian de extenuantes sesiones de baile y gimnasio.

Wanda, quien hace alarde de su más de medio siglo de edad, con pícaras canciones que comparte con el respetable cuando se baja al pasillo central y pone a los caballeros de las primeras filas a mover y enseñar el trasero cubierto, a diferencia del bien conservado de ella, que no está tan tapado. Rossy Mendoza, que en los ayeres se anunciaba como poseedora de la cintura más breve del espectáculo, primero le pega a unas cumbias y luego hace gala de ser bilingüe, cantó en inglés. Malú Reyes, que se aventó un insinuante bolerito, Toda una vida ; Amira Cruzat, personificando a Camelia la Texana, completaron la presentación. El viaje por el túnel del tiempo llega al final cuando la orquesta de Pérez Prado invade el foro y atruenan Cerezo rosa, Caballo negro, el Número cinco y otros mambos, incluido el de Sax, que hacen irremediable el que más de un espontáneo se suba a demostrar su familiaridad en las artes de Terpsícore.

Este fin de semana es el último en que se presenta este elenco, con funciones esta noche a las 19:00 y 21:30 horas, y mañana domingo a las 18:00 y 20:30 horas.