EL TONTO DEL PUEBLO Ť Jaime Avilés
Labastida en la UNAM

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Si mi interpretación ha sido correcta, el tonto del pueblo llegará de un momento a otro. Hace unos días me dijo, en una llamada telefónica a media noche: ``Nos vemos a las 77''. Si 24 por tres da 72, lo he pensado mucho, entonces aparecerá a las cinco de la mañana. Son las 4:50. No hay un alma en las calles de Tecamacharco. Inquieto, fumo y tiemblo debajo del impermeable en la esquina de Gómez y Calle C. Pero a las 76:59, esto es, a las 5 menos un minuto en nuestra cuenta particular, un taxi dispara sus luces hacia donde estoy desde el fondo de la avenida Amenos.

A las 77:01, el vehículo se estaciona junto a mí y de la cabina, entre risas y gritos de borrachos, brotan los inconfundibles tamborazos de un caset de la Banda del Recodo, lo cual me descubre de repente las similitudes que hay entre la música tradicional de Sinaloa y la música tradicional de Yugoslavia, y me obliga a recordar la tontería que cometí en esta plana el sábado anterior, cuando escribí ``find'' en lugar de ``found'', al referirme a una canción de la última cinta de Emir Kusturica, Gato blanco, gato negro, que a la letra aún dice así: ``It's time to trouble/ It's time to go/ I'm gonna put my little darling/ We gonna found another world''.

-¡Mira! -dice el tonto saltando por una de las puertas traseras del carro, dentro del cual reconozco al Bobo Bob, a Emma Thomas, a la prima de ésta, Cindy Kate, y a un anciano taxista llamado el Pipochas, vayamos todos a saber por qué. Mientras Serapio Bedoya me entrega un pasquín tamaño carta, de 64 páginas, con la foto de una estrella de rock en la portada -un fortachón de torso desnudo-, el Pipochas abre la cajuela y entre Bob y Cindy lo ayudan a descargar cuatro gordos tambaches de la misma publicación, según me entero, recién salida de la imprenta.

-¿Y esto? -pregunto atónito.

-Esto es Las Cabras, primer semanario político de Tecamacharco, diez veces menos oficialista que Milenio y diez veces menos decadente que Proceso -responde, ufano, el tonto.

-¿Y éste? -digo, señalando al rockstar de la cubierta.

-Este es el Mosh, el mero mero de la huelga en la UNAM.

Todo lo anterior servirá, creo, para redactar la siguiente nota...

2

Tecamacharco, 17 de junio Ť Estudiante excepcional, que obtuvo la medalla Gabino Barreda por haber cursado con las máximas notas la carrera de Ciencias Políticas en la UNAM, Alejandro Echeverría, alias el Mosh, se ha ganado a pulso el grado de jefe supremo de la ultra que actúa en el seno del movimiento estudiantil. A sus veintipocos años de edad, revelan sus maestros, ``Alejandro no se ha recibido y ni siquiera ha presentado su proyecto de tesis'', afirman.

Carismático e incendiario, el Mosh cautivó la adoración del joven público que asistió a la más reciente asamblea del Consejo General de Huelga, donde ante unos 500 delegados de escuelas y facultades, interrumpió su discurso a favor del bloqueo de avenidas para desquiciar al Distrito Federal, y se puso a bailar frenéticamente, con movimientos cargados de sensualidad y erotismo, antes de quitarse la camisa para mostrar su fornido pecho, sobre el cual llevaba escrita la leyenda: ``Cierre carretero''.

Principal exponente de un sector del CGH, que se ha caracterizado por su capacidad de organizar sonoras rechiflas cada vez que la asamblea general se interrumpe para escuchar los mensajes grabados del subcomandante Marcos, el Mosh se ha distinguido por su profunda aversión al zapatismo y a todo lo que huela a izquierda democrática.

Miembro originalmente del BUI (Bloque Universitario de Izquierda), al cual pertenecía Guadalupe La Pita Carrasco -ex dirigente estudiantil de la huelga universitaria de 1987-, el Mosh no es ajeno a la disolución de ese membrete, al que los seguidores del tempestuoso líder acusaron de ``vendehuelgas'', sin escatimar adjetivos contra la propia Pita Carrasco, a quien en un volante tacharon de ``reformista''.

Cabecilla del grupo de ultras que mediante amenazas físicas expulsaron de Ciencias Políticas a los estudiantes de todas las otras corrientes que no comulgan con su doctrina, el Mosh se jactó durante las últimas semanas de contar con el apoyo del Frente Popular Francisco Villa (FPFV), pero esto resultó ser falso, cuando el pasado martes los epígonos del Mosh, no más de 200, intentaron bloquear la calzada Ignacio Zaragoza, al oriente del Distrito Federal. ``Si los panchitos villas lo hubieran respaldado, todavía seguiría el bloqueo a estas horas, porque ellos (los del FPFV) sí tienen raza, y un chingo, en aquellos lares'', dijo una fuente que no se quiso identificar.

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-Puta, muchas gracias -dice el tonto al ver lo que apenas he tecleado.

-¿Y gracias por qué? -volteo a verlo por encima del hombro, con el cigarro en la esquina de la boca.

-Por echarle tantas flores a Las Cabras.

-Espérate -digo sumiso. Y continúo.

``¿Qué tan grande es la popularidad del Mosh?'', se pregunta la revista Las Cabras, el nuevo semanario político de Tecamacharco, dirigido por Serapio Bedoya Arteaga, que en su primer número le dedica la portada al controvertido estudiante. Con sus métodos de intimidación en privado, cuando amenaza con ``madrear'' a cuantos disientan de sus tácticas de lucha, sean hombres, mujeres o niños; pero al mismo tiempo, con su enorme capacidad para vociferar y enardecer en la asamblea, el Mosh ha logrado, por una parte, ahuyentar de la UNAM a miles de entusiastas seguidores del movimiento y, en medio de esta soledad bien planeada y mejor construida, ha sido capaz de imponer el dominio de unos 200 o 300 incondicionales, con los que ha ganado por mayoría las últimas sesiones del CGH.

En la más reciente, celebrada el pasado lunes a partir de las 12:00 AM, el bloque del Mosh sostuvo una formidable batalla contra las delegados de las corrientes ``moderadas'', y durante casi doce horas de mociones contradictorias acerca de los temas que serían abordados en el ``orden del día'', consiguió que el primer punto a debatir fuese el ``plan de acción'', es decir, el bloqueo de las principales arterias de la capital, mismo que se aprobó cerca de las cinco de la mañana. Cuando iba a comenzar el debate sobre el congreso universitario, que los ``moderados'' proponen como única vía de solución para el conflicto, la asamblea se levantó y se pospuso para el próximo sábado (hoy), porque la inmensa mayoría de los delegados roncaba exhausta.

De acuerdo con especialistas en la historia mexicana, este tipo de maniobras, ``de corte maoísta'', fue sistematizado en los años 80 por el ideólogo Adolfo Orive, quien forjó un método para desarrollar lo que entonces denominaba una ``dirección en ausencia''. En pocas palabras, de lo que se trataba era de infiltrar agitadores en el seno de los movimientos populares y utilizarlos para orientar las cosas en la forma que mejor conviniera a su verdadero e invisible estratega.

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Siempre según el reportaje de Las Cabras, el Mosh podría ser el hombre de Adolfo Orive en la UNAM. En la citada asamblea del CGH del lunes pasado, ocurrió un incidente que ayudaría a confirmar esta hipótesis. Por la tarde, en medio de lo más álgido de la discusión, un grupo de adeptos al Mosh irrumpió en la sesión para denunciar que ``allá, por el rumbo de la Cabeza de Juárez'', una estudiante había sido secuestrada ``aparentemente por agentes de la Judicial del DF'', quienes luego de interrogarla sobre el movimiento estudiantil, la habrían violado.

Como Hermann Bellinghausen bien lo ha registrado en su crónica de aquel momento, la asamblea se cimbró con la noticia. Y con el correr de las horas, el tema de la violación -añadieron testigos presenciales consultados por Las Cabras-,``desplazó los seis puntos del pliego petitorio''. Y en un momento, vamos a decir, dado, uno de los camaradas del Mosh tomó la palabra para exigir que se aprobara, pero ya, el bloqueo de avenidas capitalinas, pues dijo, ``ya basta de contemplaciones con el pinche gobierno de Cárdenas''.

Si todos estos elementos concuerdan y a la postre se confirma que detrás del Mosh está Adolfo Orive, asesor de Francisco Labastida Ochoa, la conclusión evidente será que detrás de la ultra está el ex secretario de Gobernación, quien de tal modo estaría usando la huelga en la UNAM para desmantelar al movimiento estudiantil por una parte, y por otra para desacreditar a Cárdenas, a quien en todo momento, desde que estalló el conflicto, ha acusado de ser el principal instigador de la violencia entre los universitarios, finaliza el reportaje de Las Cabras.

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Al margen de la UNAM, Labastida Ochoa ha tenido una semana más bien desafortunada. El viernes anterior, como se dijo aquí al día siguiente, el precandidato hizo una extraña visita a TV Azteca, ahora se sabe, en un gesto destinado a congraciarse con una más de las empresas del salinismo que se encuentra en ruina moral y económica.

Cuarenta y ocho horas más tarde, el domingo, fue al cine Lumiere Reforma, a ver Estación central, la magnífica cinta brasileña, pero a media función fue abucheado por los espectadores cuando se puso a hablar por celular en voz alta, ahora se sabe, en un gesto destinado a congraciarse con la persona que lo llamó.

El lunes prestó el avión que utiliza en sus giras de precampaña, para que Carlos Salinas de Gortari y su nueva familia abandonaran el país, ahora se sabe, en un gesto destinado a congraciarse con los que apoyan a Roberto Madrazo y creen que el ex ``gobernador'' tabasqueño es el hombre de Salinas para el 2000.

Y por último, el martes, se reunió con el responsable de la matanza de Acteal, Emilio Chuayffet, ahora se sabe, en un gesto destinado a congraciarse con Hank González -a quien la DEA investiga por tráfico de drogas, según Reforma-, pero también para congraciarse, a través de Chuayffet, con el candidato del PRI al gobierno del estado de México, Arturo Montiel, para quien los delincuentes, según lo repite día y noche en televisión, no deben tener derechos humanos.

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¿Y Chiapas? Mal, gracias. Por lo que se alcanza a ver, a los mensajes que Marcos ha estado mandando a los huelguistas de la UNAM, Diódoro Carrasco, desde Gobernación, ha respondido con acciones militares y judiciales de bajo perfil, que hasta el momento se traducen en la detención de varios indígenas choles de la Zona Norte, pertenecientes al movimiento de Xi'Nich, y en cateos abusivos y espectaculares, que han obligado a huir hacia las montañas a los pobladores de un total de 16 comunidades zapatistas.

Así, la pinza se cierra. Mientras los operadores de Adolfo Orive cumplen sus obligaciones, secuestrando la huelga en la UNAM y tratando de raspar a Cárdenas, los operadores de Carrasco avanzan lenta, discreta y eficazmente en Chiapas, preparando una situación semejante a la que vivieron los indígenas de los Altos entre mayo y noviembre de 1997, cuando diversos grupos paramilitares comenzaron a saquear pequeñas aldeas, expulsando a sus habitantes, robándoles sus pertenencias, quemando sus cafetales, forzándolos a escapar del terror para desarticular así la organización de su vida cotidiana. Hoy, en lugar de paramilitares, se emplea a la fuerza pública, pues el nuevo titular de Bucareli quiere mantener el asedio bajo su propio control, no sea que le pase lo mismo que a Chuayffet el 22 de diciembre del 97...

-¿Queda espacio? -me interrumpe el tonto.

-¿Cómo para qué tú?

-Nomás para preguntar una cosa. ¿Por qué don Porfirio Muñoz no dijo ni pío acerca de la visita de Salinas?

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