n En poder de La Jornada, documento secreto del organismo

Insta Banco Mundial a México a acelerar las privatizaciones

n Advierte que el desafío será aplicar ajustes ''socialmente sostenibles''

Jim Cason y David Brooks, corresponsales /I, Washington, 24 de junio n El Banco Mundial (BM), en un documento secreto denominado Estrategia de Asistencia de País (CAS, por sus siglas en inglés), aprobado por la junta directiva de la institución la semana pasada, insta a México a privatizar el sector eléctrico y acelerar el ritmo de participación del capital privado en rubros como puertos, ferrocarriles, aeropuertos y telecomunicaciones. También aboga por la desincorporación de la industria petrolera.

El análisis, en poder de La Jornada, señala asimismo que los ajustes en la política macroeconómica realizados durante la última década, con el apoyo del gobierno estadunidense y de organismos financieros multilaterales como el FMI, no lograron mejorar los niveles de vida, donde cuatro de cada cinco indígenas son pobres.

 

Pero el documento advierte también que los 5 mil 200 millones de dólares en el programa de créditos del Banco Mundial (BM) a México durante los próximos tres años, deben equilibrar programas macroeconómicos, subraya la necesidad de abordar los temas de la pobreza y desigualdad, y advierte que los factores políticos afectarán la implementación de la estrategia del banco en México.

"La consolidación del proceso democrático hará que el periodo hacia la próxima elección presidencial sea crecientemente incierto en el frente político, con implicaciones naturales para la vida económica y social del país", declara el BM. "La posibilidad de que el periodo de cambio en la administración presidencial pudiera desacelerar el ritmo de las reformas existentes y programadas es, sin duda, el riesgo multisectorial más importante que enfrenta la CAS", afirma.

El BM anunció la aprobación del nuevo documento de Estrategia de Asistencia de País a principios de este mes, pero un vocero informó a este diario que el documento sería mantenido en secreto a insistencia del gobierno mexicano.

La Jornada obtuvo una copia del informe, fechado mayo 1999, y marcado "solo para uso oficial", y confirmado su autenticidad. El documento CAS de 65 páginas de extensión evalúa la efectividad de los programas del BM en México en el pasado y ofrece un marco analítico para la estrategia de préstamos de la institución hacia el país para los próximos tres años.

El punto central del análisis del BM es el llamado a un reordenamiento de las prioridades de préstamo para los próximos tres años tomando en cuenta una serie de factores políticos y económicos en México que influirán en la agenda de desarrollo. "En el frente domestico, la apertura del espectro político, el proceso rápido (y en aceleración) de descentralización, el fin del sexenio presidencial, los persistentes problemas del sector financiero, temas de seguridad y de degradación ambiental, entre otros, coloca la toma de decisiones políticas en un marco más restrictivo", argumenta el BM en la introducción del documento.

La agenda de desarrollo en México continuará siendo condicionada, según el BM, por problemas en los mercados financieros mundiales y la reducción en precios de petróleo. La CAS define como el desafío central de los próximos tres años el desarrollo de una "política de ajuste macroeconómica socialmente sostenible" dentro de este contexto.

A pesar de estas advertencias, la estrategia del BM continua basada en el apoyo de reformas del sector financiero, mejorar la competitividad y la expansión de la privatización. El BM insta a una "incrementada participación privada" en el sector eléctrico y sugiere esfuerzos para promover la participación privada en el sector de hidrocarburos. Además, la CAS estima que México debería ser alentado a ampliar sus esfuerzos de privatización ya iniciados en los sectores de ferrocarriles, aeropuertos, y telecomunicaciones.

Pero el BM añade, en lo que describe como su nueva iniciativa de política clave, que estos esfuerzos del sector privado deben ser desarrollados de una manera socialmente sostenible dentro de lo que se abordan los problemas de la pobreza en el país. "Las presiones para el cambio en México han creado nuevas expectativas en la gente", explica el Banco. "Han llevado al frente los asuntos del buen gobierno, así como también más atención

a los problemas sociales y a las demandas específicas de los sectores más pobres de la población".

De hecho, el BM reconoce que la pobreza sigue siendo un serio problema a pesar de décadas de programas que el propio banco ha promovido. "La pobreza en México permanece como un desafío muy formidable, uno que empeoró después de la crisis económica de 1995", admite el documento oficial.

El análisis reconoce los "esfuerzos loables" de México para abordar los problemas de la pobreza a través de programas de salud y educación. "Sin embargo --añade--, la calidad de administración de estos programas ha sido mixta y su eficiencia en identificar (a su público) necesita evaluación y probablemente requiere de mejoramientos".

El BM utilizó estadísticas de los sondeos de la Encuesta Nacional de

Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) para calcular el porcentaje de la población que vive bajo la línea de pobreza y encontró que entre 1989 y 1996 el porcentaje de la población que vive en la pobreza se ha incrementado sustancialmente. El informe calcula que más de la mitad de la población rural vive en la pobreza y expresa una preocupación especial por la situación de la población indígena.

"Cuatro de cada cinco indígenas... son considerados como pobres", declara el BM. "La alta incidencia y persistencia de la pobreza entre la población indígena eleva los asuntos de equidad, inclusión social y el acceso al mercado y a bienes productivos --tierra, mano de obra, capital, infraestructura, y tecnología". El análisis de la CAS agrega que las principales reformas estructurales de la economía rural en México "aun no se han traducido en mejores normas de vida para los pobres rurales, especialmente para las poblaciones indígenas rurales".

Según el BM, los problemas de los pobres en México probablemente no mejorarán en un futuro cercano. "El colapso simultáneo en los precios internaciones de petróleo y el alboroto en los mercados financieros globales han tenido, y es probable que tengan, un impacto negativo mayor sobre la economía mexicana, especialmente sobre las normas de vida de los pobres".

El documento advierte que los 5 mil 200 millones de dólares que se otorgarán a México en el programa de créditos del Banco Mundial (BM) durante los próximos tres años deben equilibrar programas macroeconómicos, subraya la necesidad de abordar los temas de la pobreza y desigualdad, y advierte que los factores políticos afectarán la implementación de la estrategia del organismo en México.

''La consolidación del proceso democrático hará que el periodo hacia la próxima elección presidencial sea crecientemente incierto en el frente político, con implicaciones naturales para la vida económica y social del país'', declara el BM. ''La posibilidad de que el lapso de cambio en la administración presidencial pudiera desacelerar el ritmo de las reformas existentes y programadas es, sin duda, el riesgo multisectorial más importante que enfrenta la CAS'', afirma.

El BM anunció la aprobación del nuevo documento de Estrategia de Asistencia de País a principios de este mes, pero un vocero informó a este diario que el escrito se mantendría en secreto, por insistencia del gobierno mexicano.

La Jornada obtuvo una copia del informe, fechado mayo 1999, marcado con la leyenda ''solo para uso oficial'', del cual está confirmada su autenticidad. El documento CAS, de 65 páginas de extensión, evalúa la efectividad de los programas del Banco Mundial en México en el pasado y ofrece un marco analítico para la estrategia de préstamos de la institución hacia el país para los próximos tres años.

El punto central del análisis del Banco Mundial es el llamado a un reordenamiento de las prioridades de préstamo para los próximos tres años, tomando en cuenta una serie de factores políticos y económicos en México que influirán en la agenda de desarrollo. ''En el frente domestico, la apertura del espectro político, el proceso rápido (y en aceleración) de descentralización, el fin del sexenio presidencial, los persistentes problemas del sector financiero, temas de seguridad y de degradación ambiental, entre otros, colocan la toma de decisiones políticas en un marco más restrictivo'', argumenta el BM en la introducción del documento.

La agenda de desarrollo en México continuará siendo condicionada, según el BM, por problemas en los mercados financieros mundiales y la reducción en precios de petróleo. CAS define como el desafío central de los próximos tres años el desarrollo de una ''política de ajuste macroeconómica socialmente sostenible'' dentro de este contexto.

A pesar de estas advertencias, la estrategia del BM continua basada en el apoyo de reformas al sector financiero y en mejorar la competitividad y la expansión de la privatización. El BM insta a una ''incrementada participación privada'' en el sector eléctrico y sugiere esfuerzos para promover ese tipo de intervención en el sector petrolero. Además, la CAS estima que México debería ser alentado a ampliar los esfuerzos de privatización ya iniciados en los sectores de ferrocarriles, aeropuertos, y telecomunicaciones.

No obstante, el BM añade, en lo que describe como su nueva iniciativa de política clave, que los esfuerzos de privados deben ser desarrollados de una manera socialmente sostenible, dentro de los que se aborden los problemas de la pobreza en el país. ''Las presiones para el cambio en México han creado nuevas expectativas en la gente'', explica el Banco. ''Han llevado al frente los asuntos del buen gobierno, así más atención a los problemas sociales y a las demandas específicas de los sectores más pobres de la población''.

De hecho, el Banco Mundial reconoce que la pobreza sigue siendo un serio problema, a pesar de décadas de programas que el propio organismo internacional ha promovido. ''La pobreza en México permanece como un desafío muy formidable, uno que empeoró después de la crisis económica de 1995'', admite el documento oficial.

El análisis reconoce los ''esfuerzos loables'' de México para abordar los problemas de la pobreza a través de programas de salud y educación. ''Sin embargo --agrega--, la calidad de administración de estos programas ha sido mixta y su eficiencia en identificar (a su público) necesita evaluación y probablemente requiere de mejoramientos''.

El Banco Mundial se apoyó en estadísticas de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) del Instituo Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) para calcular el porcentaje de la población que vive bajo la línea de pobreza, y encontró que entre 1989 y 1996 el porcentaje bajo este rubro se ha incrementado sustancialmente. El informe calcula que más de la mitad de los habitantes rurales vive en la pobreza y expresa una preocupación especial por la situación de la población indígena.

''Cuatro de cada cinco indígenas... son considerados como pobres'', declara el BM. ''La alta incidencia y persistencia de la pobreza entre la población indígena eleva los asuntos de equidad, inclusión social y el acceso al mercado y a bienes productivos --tierra, mano de obra, capital, infraestructura, y tecnología--''. El análisis de la CAS agrega que las principales reformas estructurales de la economía del campo en México ''aún no se han traducido en mejores normas de vida para los pobres rurales, especialmente para las poblaciones indígenas''.

Según el Banco Mundial, los problemas de los pobres en México probablemente no mejorarán en un futuro cercano. ''El colapso simultáneo en los precios internaciones de petróleo y el alboroto en los mercados financieros globales han tenido --y es probable que tengan-- un impacto negativo mayor sobre la economía mexicana, especialmente sobre las normas de vida de los pobres''.