La Jornada Delcampo, 28 de julio de 1999

Experiencia brasileña

Los Organismos Transgénicos: peligro para la agricultura sustentable

José Hermeto Hoffman*

Brasil es víctima de las leyes de protección a cultivos y patentes, desde su aprobación en 1996 bajo los auspicios de la política neoliberal del presidente Fernando Henrique Cardoso. Estas leyes convierten a la producción de granos en una actividad muy lucrativa, que representa en el mercado mundial una ganancia de 20 mil millones de dólares al año.

Foto 1 Para el gobierno del Estado la liberación de plantíos transgénicos se basa en el contexto económico. Es la ganancia del lucro que se coloca por encima del bienestar de la población, el medio ambiente y la salud, poniendo en riesgo la soberanía de la Nación. En otras palabras, el progreso tecnológico pasó a ser exclusivo, transformándose en una mercancía a la que pocos tienen acceso.

La experiencia europea en producción de transgénicos

Las manifestaciones en Europa en contra de los alimentos transgénicos van en aumento. En Inglaterra, víctima de la "vaca loca", enfermedad que acabó con la vida de muchos seres humanos, la Asociación Médica Inglesa pide una regulación e investigación rigurosa de las cosechas e industrialización, que ella denomina la "Comida Frankenstein". La Unión Europea intenta declarar una moratoria de tres años hasta que se tenga una mayor seguridad en relación con los efectos sobre la salud y el medio ambiente.

Otros países, como Grecia y Austria, ya prohibieron el plantío y comercialización de productos transgénicos. Suiza se encamina en el mismo sentido y algunas ciudades francesas han creado leyes que prohiben la comercialización de alimentos genéticamente modificados. Allá, los restaurantes, hospitales y escuelas tienen prohibido ofrecer alimentos con componentes transgénicos. Mientras tanto, el gobierno brasileño da sus primeros pasos en el sentido de la liberación de los transgénicos.

Río Grande del Sur: "zona libre de Transgénicos"

La Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad ųCTNBioų autorizó la investigación de más de 600 campos con plantas genéticamente modificadas, mientras que representantes del Ministerio de Agricultura reclaman la falta de inspección y se dicen preocupados, pues sólo tienen condiciones para inspeccionar la seguridad de apenas el 5% de estos experimentos. Técnicos del Ministerio llegaron a solicitar junto con la CTNBio la suspensión inmediata de los campos de prueba y de producción de granos y la no-liberación de nuevas áreas de experimentos. Dicha comisión autorizó la quema de pruebas con arroz transgénico desarrolladas por el Instituto Riograndense de Arroz (IRGA, por sus siglas en portugués), por no cumplir con las normas de seguridad ambiental. A pesar de esto, el Ministerio de Agricultura autorizó la liberación para el plantío comercial de cinco variedades. Afortunadamente, el juez del 6Ɔ Tribunal Federal de Brasilia apoyó una decisión prejudicial en contra del plantío comercial de la soya.

Foto 9 Todas estas contradicciones reafirman, una vez más, el acierto de la posición del Gobierno de Río Grande del Sur, que quiere convertir al Estado en una "Zona Libre de Transgénicos". Creemos que es fundamental que el pueblo brasileño discuta el significado de la apertura del país al monopolio de granos.

Recientemente, en el Foro Nacional de Secretarios de Agricultura fue aprobada por unanimidad una moción que solicitaba la prohibición de plantíos de productos transgénicos en el país, y se envió al Ministro de Agricultura, el cual ignoró la posición de los estados.

La víctima es la economía campesina

La agricultura familiar es predominante en el país. Tan solo Río Grande del Sur responde por más del 80% de la producción primaria. La gran mayoría de estos agricultores utiliza sus propios granos en los plantíos; pero ahora, gracias a la Ley de Patentes, serán obligados a comprar granos durante todo el año. Por lo tanto, el plantío de transgénicos constituye un proceso de exclusión del agricultor y marca un aumento en el éxodo rural, así como el deterioro de los problemas sociales.

Con certeza, existen suficientes razones para estar en contra de los transgénicos. En ese sentido, creemos que la investigación con transgénicos sólo puede ser liberada bajo un acuerdo rígido del gobierno, iniciando la investigación sobre un régimen de contención para no correr riesgos ambientales.

* Secretario de Agricultura y Abastecimiento del Estado de Río Grande Do Sul, Brasil. Traducción de Svetlana Sánchez K. y Andrés Peñaloza M.