Enrique Méndez y Roberto Garduño.- La familia de Mario Ruiz Massieu supo un día antes que él quería suicidarse. Su hermana Maricela relató que el martes llamó por teléfono. A su madre le pidió la bendición; con sus hermanos platicó un rato, y sólo al menor de ellos le informó de su intención de "quitarse la vida" ante lo que, sospechaba, sería un resultado adverso del juicio que por narcotráfico y lavado de dinero se le seguía en la corte de Houston.

"Mis primeras reacciones son, fueron, y seguirán siendo de profundo dolor, de una profunda rabia y de una profunda impotencia porque Mario era un hombre de todas las cualidades, todas las virtudes, un hombre de una sola pieza, un hombre entero, valiente, culto, académico, un buen hijo, un buen padre, un buen hermano. No puedo decir qué fue lo que pasó por su mente cuando él tomó una decisión así, ¡en el último tramo de la persecución!, cuando todo había salido bien y cuando íbamos a salir bien. Desconozco qué lo fue lo que le hizo tomar esta decisión".

En una conversación radiofónica, Maricela Ruiz Massieu reveló el último contacto de Mario con su madre y sus hermanos.

"Habló el día de ayer (martes) inclusive. Habló con mi madre para pedirle la bendición, habló con cada uno de mis hermanos, sin decirles a ellos qué pensaba hacer, excepto al menor, a quien sí le dijo que ante la posible adversidad en el resultado del juicio y, siendo a todas luces, una injusticia él preferiría quitarse la vida".

Contrario a lo referido por el abogado de Mario Ruiz Massieu, Javier Olea, en el sentido de que su defendido padecía depresiones, Maricela espetó: "No es (sic) una persona que sufriera depresión. Sufría las depresiones propias de un hombre de su capacidad y talento, que estaba injustamente perseguido y acorralado, ¡pero de ninguna manera era un maníaco depresivo, ni mucho menos! Era un ser valiente y más entero que muchos mexicanos juntos".

Para esta mujer, quien también perdió en un atentado a su hermano José Francisco en septiembre de 1994, lo acaecido a Mario sí fue un suicidio, "es una determinación que sólo él sabe por qué tomó, una determinación que, por lo menos, a dos de nuestros hermanos comunicó, desde luego que a mis padres no, únicamente se despidió rogándole, principalmente a mi madre, que se cuidara, que le mandara la bendición, sin decirle por qué.

"Yo creo que fue definitivamente un suicidio –insistió—. Debo decirles que yo llamé por la mañana a su casa en Estados Unidos, como casi todas las mañanas, y cuando el teléfono no fue contestado, empecé a preocuparme porque sabíamos que él no podía salir de la casa, aun cuando no tenía a nadie que lo custodiara ni mucho menos, pero él era respetuoso de la ley y no salía, y entonces me alarmó que no contestara. Ahí empecé a moverme hasta llegar a saber que cuando mi cuñada regresó de dar clases en la Universidad, y mi sobrina de tomar clases en la primaria, ya Mario estaba propiamente sin vida.

"Yo creo que fue una determinación de él hasta donde yo lo conozco, hoy (miércoles) habremos de salir mi hermano mayor y yo, así como los hijos de Mario que viven en México para saber perfectamente qué fue lo que pasó, y qué es lo que vamos a hacer con la materia que de Mario queda, porque su espíritu va a la Gloria, su inteligencia –les guste o no— quedó plasmada en conferencias, en libros y en sus clases que él en vida dio, y de sus 48 años, por los menos 43 de ellos fue un hombre que le dio a México, y que en los últimos cinco años decidieron que fue un hombre que había que desechar."


Juan Manuel Venegas.- El ex procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, lamentó ayer la muerte de Mario Ruiz Massieu: "Es una noticia muy penosa, pues siempre será lamentable que una persona se quite la vida, cualquiera que sea el motivo. Es muy triste que esto haya ocurrido pues ensombrece aún más todo lo que se ha venido ventilando en estos procesos".

Encargado de iniciar las investigaciones que dieron con la detención de Ruiz Massieu, a quien acusó de enriquecimiento ilícito, obstrucción de la justicia y de desviar las pesquisas por el homicidio en contra de su hermano José Francisco, Lozano Gracia reiteró que como procurador de la República, en su momento, hizo lo que le correspondía y ratificó que todas las indagatorias que estuvieron bajo sus órdenes se apegaron a derecho.

"Las investigaciones están ahí y al continuarse ha quedado evidenciado que los procesos que iniciamos correspondieron a la verdad de los hechos", aseveró el ex procurador de extracción panista.


Jim Carson y David Brooks, corresponsales, Washington, 15 de septiembre Mario Ruiz Massieu murió hoy en su departamento de Nueva Jersey a consecuencia de una sobredosis de antidepresivos, informó esta tarde el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

El cuerpo del ex subprocurador "fue encontrado hoy en su departamento de Palisades Park. La muerte (declarada a las 14:27 hora local) fue a causa de una aparente sobredosis de antidepresivos", declaró a este diario John Russell, vocero del Departamento de Justicia en esta capital.

La embajada mexicana en Washington confirmó la versión.

Ruiz Massieu, quien se encontraba bajo arresto domiciliario, enfrentaría en los próximos días un juicio en Houston tras ser acusado por el gobierno estadunidense de lavado de dinero proveniente del narcotráfico.

En 1995, Ruiz Massieu fue detenido por las autoridades estadunidenses en el aeropuerto de Newark, Nueva Jersey, cuando aparentemente huía de México, a raíz de una violación de su declaración aduanal y a petición del gobierno mexicano.

Durante los siguientes cuatro años el ex subprocurador logró derrotar cuatro intentos del gobierno mexicano para conseguir su extradición.

Sin embargo, el pasado 26 de agosto los gobiernos de México y Estados Unidos decidieron abandonar sus intentos por lograr la extradición de Ruiz Massieu, y el Departamento de Justicia optó por enjuiciarlo en territorio estadunidense bajo acusaciones de lavado de dinero.

Hace diez días Ruiz Massieu, quien se encontraba bajo tratamiento médico, señaló a este diario que esos cargos "no eran nuevos", y recordó que ya habían sido esgrimidos durante los cuatro intentos de los gobiernos mexicano y estadunidense por lograr su extradición.

El ex funcionario, quien vivía en Nueva Jersey con su esposa e hija, expresó entonces su "optimismo" frente a este nuevo juicio.

Con todo, en 1997, durante un juicio civil realizado en la ciudad texana de Houston, un jurado determinó que el gobierno de Bill Clinton podía confiscar a Ruiz Massieu la casi totalidad de los 9 millones de dólares que el ex funcionario había depositado en un banco de Houston, tras determinar que esos fondos provenían de actividades criminales.


Ciro Pérez Silva El principio fundamental, escribió recientemente a La Jornada Mario Ruiz Massieu, desde su residencia-prisión en Nueva Jersey, "es que el acusado es inocente hasta que no se pruebe lo contrario". Sin embargo, el ex subprocurador General de la República no esperó el veredicto sobre los cargos de lavado de dinero y conspiración que la justicia estadunidense había interpuesto en su contra el pasado mes de agosto y decidió sumar, al asesinato de su hermano José Francisco, su propia muerte.

Las autoridades estadunidenses afirmaron ayer miércoles que se trató de una sobredosis de antidepresivos que, según dijo en México Xavier Olea, abogado del difunto, consumía habitualmente y por prescripción médica por lo menos desde 1994. Inicialmente se manejó la versión de que Ruiz Massieu se había quitado la vida con un disparo en la cabeza; posteriormente se estableció que fue la sobredosis de antidepresivos. Pero esto en nada cambia el manto trágico que ha envuelto siempre a la familia Ruiz Massieu. Antes de José Francisco y Mario, tuvieron que lamentar el asesinato de Wilfrido y Roberto. Hoy un hermano más se encuentra prófugo de la justicia guerrerense que lo acusa de fraude.

En los últimos días del mes de agosto, el ex funcionario de la PGR mostraba su confianza en ganar el nuevo juicio iniciado en su contra y por el que debía comparecer ante una corte de Texas este viernes. El juicio, aseguraba entonces, tenía que ver con su demanda al gobierno estadunidense para que le fueran devueltos 9 millones de dólares que le habían sido incautados por Washington.

Ruiz Massieu aducía que el juicio de carácter penal difería notablemente del civil, en el sentido de que se tenía que probar, no sólo creer, la culpabilidad del acusado. La carga de la prueba recaía en el gobierno de Estados Unidos y el jurado formado por 12 miembros debería, unánimemente, dictar la culpabilidad o inocencia del acusado sin tener lugar a la "duda razonable".

"Estoy tranquilo porque el juicio me dará la invariable oportunidad de demostrar que siempre he tenido la razón sobre las mentiras que inició Antonio Lozano Gracia y que siguió Jorge Madrazo, que son falsedades basadas en testigos pagados a los que usan a su antojo: cuando le conviene al gobierno le creen, cuando no inventan investigaciones sigilosas para decir que mienten", aseguraba entonces.

A lo largo de su carrera, Mario Ruiz Massieu tuvo a su cargo la secretaría general de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la representación diplomática en Dinamarca y la subprocuraduría general de la República, acompañando a su entonces titular Jorge Carpizo Mcgregor, cargos en los que mantuvo siempre un bajo perfil.

Fue hasta el asesinato de su hermano, en mayo de 1994, cuando la figura de Mario Ruiz Massieu ganó espacios en los medios de comunicación al anunciarse que, a pesar de los impedimentos legales, sería él mismo quien encabezaría las investigaciones del homicidio de La Fragua, contando para ello con la anuencia del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, pese a la oposición del procurador Carpizo.

Mario Ruiz Massieu inició una frenética búsqueda de los asesinos de su hermano. Designó un grupo élite de investigadores, contrató especialistas extranjeros y en pocas semanas tenía en la cárcel a ocho personas presuntamente involucradas en el homicidio, de los cuales fueron sentenciados solo dos, el asesino material, Daniel Aguilar Treviño, capturado en el lugar de los hechos, y Fernando González, uno de los supuestos autores intelectuales, a los que meses después y ya con el gobierno de Ernesto Zedillo, se sumó Raúl Salinas de Gortari, hoy preso en el penal conocido como Almoyolita.

El ex subprocurador general de la República pasó entonces de acaparar la atención pública por la intensa búsqueda de los responsables de la muerte de su hermano y su apasionada denuncia contra el PRI y sus dirigentes a quienes acusó como los autores del complot que derivó en la muerte de José Francisco, a ser señalado como responsable de 25 cargos de tráfico de drogas, enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, y a convertirse para las autoridades estadunidenses en un eslabón importante en las investigaciones para determinar el grado de penetración del narcotráfico en las esferas del poder político en México

Lejos quedó aquél 23 de noviembre de 1994, cuando desde el auditorio México de la Procuraduría General de la República (PGR) advertía que la muerte de su hermano y la del ex candidato priísta a la presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, no debían ser presagio de nuevos atentados y hacer un llamado a los partidos políticos y el gobierno para conducirse en el marco de la Ley, luego de señalar que "los demonios están sueltos" y que habían triunfado.

Convocó entonces a evitar que la impunidad fuera un estímulo para la delincuencia y advertía sobre el riesgo que corrían por esa impunidad destacados políticos que promulgaban ideas de avanzada, pero al tiempo que conmovió a muchos con sus palabras, también estimuló la sospecha de otros, quienes aseguraban que el ex subprocurador se curaba en salud.

Poco tiempo después, ya fuera de la PGR, declaró ante el entonces fiscal especial Pablo Chapa Bezanilla, ante quien reconoció haber borrado de las declaraciones practicadas a los presuntos responsables, el nombre de Raúl Salinas de Gortari, para salir esa misma noche y sin dar aviso a las autoridades mexicanas con rumbo a España.

Fue detenido en el aeropuerto de Newark, Nueva Jersey, por no declarar la posesión de 40 mil dólares y detenido desde entonces y luego de tres años de arraigo, Mario Ruiz Massieu y sus abogados, Cathy Fleming y Tony Canales, sortearon sendos juicios y demandaron asilo político.

Terminan con su suicidio, tres años de arraigo, la custodia de 9 millones de dólares decomisados por el gobierno estadunidense y la oportunidad de conocer hasta que niveles ha permeado el narcotráfico a las esferas políticas del país.