La Jornada martes 19 de octubre de 1999

Carlos Monsiváis
De la búsqueda belicosa del "Nada"

A los compañeros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Estimados compañeros:

Dice en su carta el subcomandante Marcos (La Jornada, octubre de 1999):

"Primero es necesario ratificar que la posición sobre el movimiento estudiantil en la UNAM no es del subcomandante Marcos, es del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Si los textos aparecen con mi firma no es porque reflejan un punto de vista personal (que lo tengo), sino para 'certificar' que es la posición de los zapatistas respecto a algo". Avisado de lo anterior, les participo a ustedes algunos de mis puntos de vista sobre el conflicto en la UNAM y algunas de mis discrepancias con su posición.

1. ƑBasta la fuerza del CGH para doblegar en el caso de la UNAM al imperialismo, el FMI y el neoliberalismo? Con lo anterior no intento un sarcasmo pobrísimo. Sin cesar, el CGH ha señalado suposición radical a los designios del presidente Zedillo y el rector Barnés, emisarios del FMI, cuya encomienda privatizadora se inicia en el alza de cuotas. Concedo, y gustoso, la atroz ofensiva del neoliberalismo, aunque, supongo, el plan es más bien propagandístico: buscan desprestigiar y arrinconar a la UNAM, presentándola como un centro formativo de segunda o tercera mano, mientras acentúan la división un tanto clasista entre los institutos de investigación y las escuelas y facultades. Están al tanto: al neoliberalismo la huelga no lo perjudica. Más bien, le confirma a un sector amplio su idea de la izquierda y de los extremistas. A ojos vistas, la derecha no se debilita con el paro; pierden, y considerablemente, la UNAM, la izquierda partidista y el gobierno de Ernesto Zedillo, pero a la derecha le llega gratis un regalo; el elogio por contraste de sus instituciones de enseñanza superior, no muy descollantes hasta el momento, dicho sea de paso.

Ustedes afirman: "El poder no va a descansar hasta que estos estudiantes que hoy lo desafían y retan sean parte de él. No los van a dejar en paz hasta que los conviertan en uno más de ellos. Hasta entonces dejarán de perseguirlos, de calumniarlos, de hostigarlos. Este es el 'todo o nada' que busca el poder". No estoy muy de acuerdo. Si algo, la decisión a corto o largo plazos del poder es excluyente a fondo, no los van a dejar en paz hasta que se aclare su absoluta falta de porvenir. Se proponen marcar a los estudiantes de la UNAM (no sólo a la ultra del CGH) con los estigmas del fanatismo, la demencia agitativa, el despropósito de las asambleas que duran un día entero. No se pretende convertir a la UNAM en una Universidad Anáhuac con vestigios laicos, dándole la razón al José Vasconcelos de En el ocaso de mi vida, cuando habla del modo en que urdió el lema de la Universidad Nacional de México ("Lo que entonces hice equivale a una estratagema. Usé de la vaga palabra espíritu... Yo sé que no hay otro espíritu válido que el Espíritu Santo; pero la palabra santo es otro de los términos vedados por el léxico oficial del mexicano"), sino exhibirla como la institución que al cancelar su presente, desvanece el porvenir de sus egresados (Educación pública es otro de los términos vedados por el léxico oficial del neoliberalismo). Más que expropiar la educación pública, se ansía consolidar la privatización del empleo decisivo para gobernar el país.

2. Le doy la razón a don Adolfo Sánchez Vázquez: lo peor es "la posición irreductible del todo o nada". Revísese lo sucedido: el Consejo General de Huelga ha ganado una batalla fundamental. Exhibió lo falible del principio de autoridad aplicado sin reflexión, reivindicó el carácter gratuito de la educación pública, provocó el debate más intenso que se conozca sobre las funciones de la UNAM, reavivó por distintos motivos a un conglomerado hasta hace poco ausente de sus posibilidades comunitarias. ƑQué más puede lograr? Mucho, si no intenta, a partir de la posesión de las instalaciones, la rendición de los adversarios y el aplauso incondicional de la sociedad. El poder de convocatoria del CGH ha disminuido notoriamente y su discurso público es más bien elemental al estar acaparado por los ultras y, compañeros del EZLN, lo de ultras tan no es un calificativo gratuito que ellos mismos lo han utilizado. En el camino, la argumentación del principio se ha convertido en consigna de marchistas. "Zedillo, cuenta bien, no somos uno ni somos cien". Sí, no son cien pero tampoco los 200 mil estudiantes de la UNAM. Y con el triunfalismo, el todo o nada resulta fatal, con la acción del tiempo a favor de nada, porque no se vigoriza el movimiento si no se extienden y renuevan sus argumentaciones y si no evita el disparate. (Declara un miembro del CGH a Multivisión: "Haremos que renuncie Barnés y nombraremos nosotros a las autoridades")

Afirma Marcos:

El "todo o nada"... Las seis demandas del pliego petitorio son perfectamente atendibles, razonables y coherentes. No piden la renuncia del Ejecutivo o la del rector, no demandan el cambio del rumbo económico, no exigen el cumplimiento de los a cuerdos de San Andrés, ni la entrega incondicional de Palacio Nacional. ƑDónde está el "todo" del CGH? Cualquier cosa que demanden será su "todo". Cualquier intento de mantenerse firmes en sus demandas será intolerancia, intransigencia, necesidad del "todo o nada".

Discrepo al respecto porque no sólo se trata de las seis demandas, la mayoría, compartibles, aunque sería un grave error volver al pase automático. Pero el "todo" del CGH no está en lo irreductible del pliego, sino en la voluntad de un grupo de arrinconarse y descalificar al mundo. Los seis puntos no son el "todo"; el "todo" es usar el pliego petitorio como espacio de dominio, no de diálogo, desde el cual todo se exige.

3. ƑQué se gana con disponerse al diálogo desde la adoración del desgaste? A lo mejor se obtiene la vivencia emocionada de un lugar nuevo: la República de la Huelga, con el usufructo geopolítico de los planteles y de Ciudad Universitaria, y la certeza de la "pendejez" de los adultos, que no entienden, ni podrán entender. Según Marcos, la causa es justa y esto admite matices. Es justa la demanda de la educación superior gratuita, la esperanza de la movilidad social y de las oportunidades de preparación, pero no de acuerdo con mi leal entender, el ejercicio de la intolerancia y el mero rencor social. Asegura Marcos "Van a ganar". En asuntos fundamentales ya ganaron, aunque también se podría decir "van a perder". La opinión pública, con o sin encuestas, está simplemente harta de la huelga, y también la gran mayoría de los académicos y de los estudiantes, que en el reparto de responsabilidades son muy desconsiderados con los huelguistas. No niego ųnadie sensatamente podría hacerloų la inmensa responsabilidad de las autoridades y su cerrazón, pero señalo el notable fastidio (por decirlo menos) que levantan las provocaciones, el extremismo sin validación ideológica o política, la lluvia de imágenes del Che Guevara y de Mao sin contexto histórico, el nivel de intransigencia con los propios compañeros. En su sectarismoİ los ultras llevan la condena. Si la solidaridad es un prejuicio pequeño burgués, terminan por confinarse a su gran base de apoyo: ellos mismos.

4. Pregunta Marcos: "ƑPor qué teniendo a la mano la experiencia de San Andrés, no le dijeron a los estudiantes que el gobierno y Rectoría no iban a cumplir?" No respondo a nombre de los ocho maestros eméritos (que además, como aclara Sánchez Vázquez, nunca se adjudicaron ese nombre) sino en el mío propio. En primer lugar a la pregunta de Marcos ("ƑNo había qué decirle a los estudiantes que el gobierno y Rectoría no iban a cumplir?"), mi respuesta es sencilla: una información tan elemental ya la poseen todos los mexicanos, sería presuntuoso y paternalista insistir en ella. Además, descartar como interlocutores a Rectoría y gobierno lleva, si se actúa en consecuencia, a decretar la República Autónoma del Pedregal.

En segundo lugar, y abrazo la obviedad, no se puede ir más allá de lo posible. Y lo posible, que es bastante, incluye las ventajas formativas del diálogo para los estudiantes y la sociedad, y el involucramiento de la comunidad universitaria y de amplios sectores con la realización del Congreso. La ética es también responsabilidad en el desarrollo comunitario, y si el gobierno y Rectoría no cumplen lo pactado, o francamente se oponen al Congreso, no por eso se disminuye el compromiso de los que apoyan las transformaciones democráticas. Si se rechaza el Congreso, se rechaza también a la comunidad universitaria. Si no se hace, será una lástima, pero la causa persiste, como también la defensa de la paz digna en Chiapas, pese al incumplimiento lamentable de los acuerdos de San Andrés Larráinzar. Sin esa defensa que a tantos involucra, ya se habría impuesto en Chiapas el belicismo de diversos sectores, dentro y fuera del gobierno. San Andrés Larráinzar no ha sido en vano, y ustedes saben que uno de los argumentos más irrefutables del EZLN es la mentira gubernamental, que hoy enarbola el virrey Roberto Albores.

5. El 68 protege al 99. El presidente Zedillo ha expresado con frecuencia su voluntad de no reprimir; nadie sensatamente quiere la entrada del Ejército a CU; es irrepetible el 2 de octubre. Pero el 99 se aparta de una herencia esencial del 68, no porque el Consejo Nacional de Huelga haya carecido de sectarismos y posiciones a ultranza, sino porque su programa en lo básico reivindicó los derechos humanos y civiles y a eso se atuvo, mientras que a lo largo de seis meses, el Consejo General de Huelga no ha profundizado en sus demandas, ni en el examen de la reconstrucción académica y las garantías de continuidad de la UNAM, desviándose hacia la lucha por el control interno y la jactancia del protagonismo revolucionario.

6. Habla Marcos del compromiso del EZLN del diálogo con la sociedad civil, y esto a mí y a muchos otros nos parece formidable. Pero, Ƒcuál es el compromiso con el diálogo del sector que avasalla el CGH? Boletines de prensa escuálidos, descalificaciones a granel, ejemplos sobrados de intolerancia, provocaciones, linchamientos morales. Por supuesto, hay en el CGH jóvenes generosos, convencidos de la lucha contra la privatización de la enseñanza. ƑPero hasta qué punto han decidido el rumbo del movimiento? ƑY cuál es su papel en el diálogo? Según creo, la voz más persuasiva del movimiento se da por vía indirecta, y es la terquedad represiva y la grave inconsecuencia de las autoridades, reacias a considerar interlocutor al CGH y a entender sus razones.

No niego ni mucho menos el derecho del EZLN de opinar sobre la UNAM, y de tomar el partido del movimiento estudiantil "porque de su lado está la razón y la justicia". Pero, Ƒdónde están la razón y la justicia en el caso de la ultra o de la megaultra? A ellos no les incumbe la UNAM. Tan es así que han dividido el movimiento, desdeñan el diálogo con la opinión pública y la sociedad civil, y basta ver cómo tratan a la prensa, y las exigencias, las arbitrariedades, la descalificación permanente de cualquier posible interlocutor (su especialidad de ahora: La Jornada, y sus reporteros). La foto de la mesa de debates protegida por alambradas da idea del delirio, aunque el símbolo es engañoso (para los ultras, el campo de concentración está afuera y las libertades adentro), y eso se expresa en su ideal de huelga como régimen socialista que expulsa, prohíbe la entrada, descalifica y grita "šPuto, puto!" a quien molesta.

7. No hay movimiento estudiantil en ninguna parte del mundo sin sectarismo y vanidad. El de 1999, signado por la incapacidad de los más para combatir la intolerancia de los menos, ha llegado a formas de extenuación y caricatura. (Tal vez resumible en la idea de una sesión tan larga que su final coincida con el inicio de la siguiente asamblea). Véase la resolución reciente, probablemente inspirada en la Revolución Cultural china: De acuerdo al resolutivo del CGH, "...se formará una comisión que indague el tipo de investigaciones que se están desarrollando con el fin de detener las que no son prioritarias para la población y están al servicio de las empresas privadas". (La Jornada, 18 de octubre de 1999).

Así sea. De CGH a Rectoría Alternativa al Servicio de las Mejores Causas Populares. La República de la Huelga en su esplendor decide marchar por el Periférico el 3 de noviembre de CU a Los Pinos, integrando a la ciudad y su tráfico a la lucha por los Seis Puntos. ƑTienen derecho a imponer así su voluntad para rechazar la represión, plantear la renuncia del gobierno de la ciudad de México y del rector Barnés, y "exigir al gobierno federal que saque sus manos y las de Francisco Labastida de la UNAM"? Es del todo punto censurable el salvajismo de unos granaderos, Ƒpero tienen derecho los ultra a cerrar el Periférico (C.f. El dictamen de la Comisión de Derechos Humanos del DF). La respuesta la dará la población, criterio que ningún movimiento puede desechar.

8. Vuelvo a la propuesta de los ocho maestros, recientemente aprobada y ampliada por el Consejo Universitario. De seguro es perfectible pero al desatar el nudo ciego inicia la solución, porque lo otro, lo para mí absolutamente rechazable, es la intervención de la fuerza pública y el castigo invocado en la campaña de linchamiento moral de la derecha. Marcos está en lo justo al exigir respeto a los estudiantes y denunciar el proceso en su contra, no sólo de las autoridades, de "burlas, desprecios, humillaciones, amenazas y autoritarismo". Pero si el autoritarismo no es el dueño de la UNAM, un grupo intolerante de paristas tampoco, y no distribuye la culpa en partes iguales, pero no disminuyo, ni tendría por qué hacerlo, la responsabilidad ética del CGH. Les han cerrado salidas, los han difamado, les han negado el diálogo, y un sector de entre ellos, con presteza, ha elegido como respuesta la cerrazón y el monólogo febril y machista. En el fondo, los ultras aceptan ser la réplica de sus adversarios.

9. Describe Marcos a los críticos del CGH: "Porque son estudiantes y su papel debe ser sólo estudiar, y no andar haciendo huelgas, enseñando la barriga, los senos o las nalgas con los colores rojo y negro, haciendo marchas, mítines, y todo eso que hacen y que tanto escandaliza a las buenas conciencias". Creo que las reacciones de los conservadores están de más, porque las marchas, los mítines, los full montys y las embadurnadas rojinegras son parte del movimiento y del lenguaje de la época (Movimiento sin algo de exhibicionismo, se aturde de pura castidad). Lo objetable es la privatización de la causa. Como se ve ahora, los ultras, tan antiprivatizadores, se han adueñado de la huelga, protegidos por alambres y cercos de suspicacia que agreden periodistas y confiscan rollos de fotógrafos. Y si la huelga ya es sólo de algunos, el "todo o nada" se cumple en forma inexorable en contra de la educación pública gratuita y de la UNAM.

Esta es, compañeros del EZLN, mi visión o mi revisión de los hechos. Les envío un reconocimiento cordial y mi convicción de la justicia de la lucha indígena en Chiapas y su reclamo de una paz digna. Y mi saludo al subcomandante Marcos.