Ojarasca, 8 de noviembre de 1999 

 
 
con la bici. Gitanos en Italia. Un pueblo nómada atrapado hoy en auténticos campos de concentración, cicatrices vivas de la desigualdad en la próspera Europa unificada. La extrema derecha combate su presencia. Roma, la ciudad que espera millones de peregrinos para el Jubileo vaticano del año 2000, rechaza a la minoría gitana. Este pueblo del mundo entero sigue buscando refugio después de la guerra de Kosovo. Las fotos de Yuriria Pantoja Millán que aparecen en este número fueron tomadas en 1997 durante un recorrido por los campos gitanos de Padua y Roma. Una venturosa cosecha de miradas en un mundo hostil.
 


Su aspecto cambia repentinamente. Hasta ahora ha estado manifestando un estado salvaje sin hacer demasiado revuelo. Su diálogo, ciertamente, es rápido, pero su voz no se ha elevado a tonos altos. Ahora patea el suelo, y con sus manos en la cadera, se mueve rápidamente de derecha a izquierda avanzando y retrocediendo lateralmente. Su mirada es cada vez más inflamada y salvaje, y su grueso pelo se pone de punta, como las púas de un puercoespín. Ahora comienza a dar palmas y murmura palabras en una lengua ininteligible al son de una melodía extraña. La rara manifestación parece inspirada por la fuerza de una presa, que imita con espuma en la boca. Sus movimientos se aceleran. ¡Movimiento! Salta, brinca, y con cada salto se eleva medio metro del suelo. Ya no carga al niño en sus entrañas. Lo saca y lo echa ferozmente, hasta que lo tira al aire como pelota y después, con la cabeza y el cuello erguidos hacia atrás, lo recibe mientas cae a sus manos y a sus senos, a la vez que los espectadores, aterrorizados, exclaman gritos. ¿Es posible decir que ella está cantando? Sí, en la manera extraña y salvaje de su gente.

 

Descripción del cante y baile de una gitana realizada por George Borrow,The Zincali, Londres, 1843.