Ť Miles de personas bloquearon las calles de la ciudad


Una marea humana impidió el inicio de la reunión de la OMC

Ť Con gases y balas de goma, la policía desalojó a los activistas

Ť Autoridades declararon la emergencia civil y el toque de queda

Jim Cason y David Brooks, enviados, Seattle, 30 de noviembre Ť Bailando en grupos, miles de manifestantes ocuparon hoy decenas de cruces en el centro de Seattle e impidieron la realización de la reunión de la Organización Mundial de Comercio, obligando a los ministros de Comercio a cancelar la sesión inaugural del encuentro mundial y provocando un nuevo debate popular sobre las políticas económicas internacionales.

Al anochecer, el alcalde de la ciudad declaró una emergencia civil con un toque de queda de las 19:00 horas hasta las 6:00 de mañana, y se le ordenó a granaderos con vehículos blindados expulsar a los manifestantes con balas de goma y gas lacrimógeno. Después de un día relativamente pacífico, la policía se movilizó agresivamente para desocupar todo el centro de la ciudad y el gobierno municipal anunció que dos agrupaciones de la Guardia Nacional serían desplegadas para imponer orden.

Doce horas después de la hora fijada oficialmente para comenzar las reuniones de la OMC, miles de manifestantes, en su mayoría no violentos, respaldados por decenas de miles de sindicalistas, comprobaron que habían logrado impedir la entrada de gran parte de los ministros y sus equipos al centro de convenciones y al Teatro Paramount, donde estaba programada la sesión inaugural de la OMC.

Delegados bien vestidos retornaron a sus hoteles o se refugiaron en restaurantes y cafés después de darse por vencidos y aceptar que no podían entrar a su reunión.

WORLD_TRADE_PROTEST_6ZL La secretaria de Estado Madeleine Albright y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, jamas lograron ingresar al centro de convenciones. Albright dejó esta ciudad esta noche sin haber podido presentarse ante los 5 mil delegados oficiales.

La bien organizada y coordinada acción opositora comenzó en las primeras horas de este martes, cuando miles de personas se distribuyeron por el centro de la ciudad para ocupar cruces de las calles principales. Los activistas se encadenaron entre sí y se unieron con tubos de metal para prevenir el tránsito de vehículos.

En un cruce, Teamsters (miembros del sindicato de choferes) colocaron en un enorme camión bocinas, y comenzaron a difundir música de rock, reggae y de protesta, mientras manifestantes, algunos vestidos como tortugas, disfrazados con máscaras de la muerte, o de payasos, o cargando enormes títeres, seguían detrás de delegados que trataban desesperadamente ingresar al Teatro Paramount.

Desobediencia civil

En un momento, una delegación de africanos arribó en una limosina e intentó cruzar una cadena humana, una de las tantas que se establecieron en todas las calles de acceso al centro de convenciones, pero después de 20 minutos los representantes oficiales se retiraron para buscar refugio.

Después de cinco horas de este tipo de acciones, policías con equipo de antimotines lanzaron granadas de gas lacrimógeno contra un contingente de activistas en una esquina cerca del centro de convenciones, tratando de desbaratar el obstáculo humano. De inmediato, cientos de personas se sentaron en medio de la calle y la policía los enfrentó con un vehículo blindado. "Varios granaderos se asomaron del vehículo y empezaron a disparar con balas de goma", comentó Josh Trost, un activista que participó en el incidente.

Cientos de manifestantes llegaron a Seattle, tras semanas de capacitación para acciones de "desobediencia civil no violenta". Y este entrenamiento fue útil este martes: muchos tenían máscaras antigás, o usaban paliacates empapados con vinagre para soportar el químico. Pero Beka Economopoulos, enfermera que trabajaba con los activistas, comento a La Jornada que la policía parecía estar dispuesta a disparar deliberadamente balas de goma de dos centímetros contra manifestantes de forma peligrosa. "Ya atendí a una persona con una herida en el ojo que requerirá puntos y otro que perdió un diente", informó.

La policía logró despejar un cruce, pero los manifestantes se agruparon de nuevo y ocuparon todos los otros accesos. Los activistas usaron radios y silbatos para coordinar el despliegue de sus fuerzas.

"Tenemos muchos tenientes, pero ningún general, por lo que no pueden descabezar al movimiento con el arresto de nuestros líderes", explicó Kevin Danaher, uno de los coordinadores.

Los activistas tiraron basureros y cajas de periódicos en medio de las calles para obstaculizar el paso de la policía. Algunos rompieron vitrinas de tiendas y pintaron muros, pero cuando amenazaban con utilizar más violencia, grupos más grandes activistas coreaban "no violencia, no violencia, no violencia".

La mayoría de manifestantes hicieron de estas acciones una celebración. Al ritmo de rap y tecno rock, muchos bailaban en las calles, mientras mantenían cerrado el paso a los delegados. "Hemos declarado que todas estas calles son de un solo sentido, los delegados pueden ir de salida, pero no pueden entrar", afirmó un organizador. Bandas de música, hip hop, anarquistas y un grupo de Santa Closes se paseaban por las calles, también lo hacía un Superman, varios disfrazados de mariposas y los payasos realizaban malabares de circo. Bajo una llovizna incesante, los opositores convirtieron las calles en un "carnaval contra el capital".

Pero al anochecer, el clima se tensó cuando la policía recibió la orden de retomar el centro de la ciudad y comenzaron a escucharse los estruendos producidos por cientos de granadas de gas, que asfixiaban a manifestantes y reporteros. La respuesta no se hizo esperar y los activistas comenzaron a incendiar basureros y a lanzar objetos contra la policía.

Los helicópteros policiacos circularon arriba, mientras la policía retomaba cuadra por cuadra. Para las 19:00 horas locales, más de 12 horas después de que se iniciaron las acciones de oposición, la ciudad parecía haber sido retomada, por el momento, por la policía.

Sin embargo, pequeñas bandas circulaban todavía coreando "el mundo entero es testigo" contra la policía.

La policía no informó sobre el número de arrestos, pero los medios locales calcularon entre 30 a 40. El toque de queda se impuso y la policía amenazó con detener a cualquier persona que se atreviera a salir a la calle sin una credencial oficial en una amplia zona del centro de Seattle.

La noche concluyó con los manifestantes tocando la versión distorsionada del himno nacional de legendario Jimi Hendrix y declarando su triunfo en lo que llamaron "la protesta del siglo".


Ť Suspendieron estibadores operaciones en puertos desde San Diego a Vancouver


Marchan 60 mil personas contra el capital internacional

Jim Cason y David Brooks, enviados, Seattle, 30 de noviembre Ť Unos 60 mil manifestantes, en su mayoría sindicalistas de todos los sectores económicos, realizaron una marcha y manifestación repudiando las políticas económicas internacionales representadas por la Organización Mundial de Comercio (OMC), y las calles de Seattle fueron escenario del acto popular contra el capital internacional más grande de la historia reciente de Estados Unidos.

La marcha, organizada por los sindicatos nacionales, incorporó a contingentes de casi todo sector económico estadunidense y ambientalistas, granjeros, estudiantes, activistas de solidaridad internacional, defensores de los consumidores, y decenas de agrupaciones más se sumaron al acto masivo.

Asimismo, el sindicato nacional de estibadores (ILWU) cerró las operaciones de todos los puertos, desde San Diego a Vancouver en apoyo a esta protesta.

En la manifestación y marcha participó un universo de organizaciones sociales, algunas de las cuales jamás se habían reunido. "Las tortugas y los Teamsters, juntos finalmente", se leía en una pancarta, refiriéndose a los ambientalistas que defienden a las tortugas marinas y a los miembros del sindicato de choferes.

Marchaban juntos contingentes de granjeros con sindicatos de servicios, gays con los siderúrgicos y trabajadores de construcción, Greenpeace con los del sector de alimentos y empacadores de carne, maquinistas con las Panteras Grises (activistas de los jubilados); el comité de apoyo de los zapatistas con los estudiantes.

Estaban los sindicatos de Alaska, de Montana, de Texas, de California, de la costa este, del centro, del sur. Las bases sindicales obligaron a algunos de los dirigentes nacionales que no querían promover la protesta, a marchar junto a líderes que dicen que esta es la batalla por la vida del trabajador estadunidense.

El dirigente nacional del sindicato siderúrgico, George Becker, comentó a este diario durante la manifestación, que acuerdos de comercio libre como el TLC y GATT son "una traición a los derechos laborales de los trabajadores, tanto en Estados Unidos como México". Las reglas de la OMC, añadió, resultan en la explotación de los trabajadores, y aquí como en el Tercer Mundo "los trabajadores repudian eso".

Durante los tres últimos años, añadió, "se han perdido más de un millón de empleos industriales en este país... estas políticas llevan a la desindustrialización de Estados Unidos". En México, indicó, estas políticas han alimentado la emigración. "Nos hicieron tragar estos endemoniados tratados de comercio, y ahora estamos diciendo que, o los arreglan e incorporan derechos laborales y ambientales, o lucharemos contra ellos... aquí se inicia un nuevo movimiento".

El legislador y miembro del liderazgo demócrata de la Cámara de Representantes, Barney Frank, está presente, junto con otros representantes y senadores, y considera que los políticos en Washington "subestimaron" la respuesta popular. "No se trata de país contra país, sino sobre los pueblos. El capital goza ahora de privilegios con el resultado de generar la desigualdad.... El capitalismo no es todo, no se puede fortalecer al capital sin fortalecer los derechos sociales". Frank, en declaraciones a La Jornada, señaló a los manifestantes y agregó: "Esta congregación es una unión (de fuerzas sociales) jamás vista antes".

"Hoy, no habrá más de lo mismo, la economía global no continuará así, sin el consentimiento de los trabajadores", declaró ante miles de personas el secretario general de los estibadores, Brian McWilliams.

"Los intereses de los trabajadores no tienen fronteras locales ni nacionales. En el intento de enfrentar a un trabajador contra otro en este mundo, nosotros no cooperaremos" dijo.

Un grupo de mujeres de edad avanzada marchó bajo su bandera, son Las abuelas rabiosas contra la OMC. Un grupo de pilotos uniformados también desfiló, cerca de ellos había un grupo que expresaba su apoyo a la revolución cubana, y detrás un grupo de "lesbianas radicales" contra el libre comercio.

En la manifestación cantaba el grupo Sweet Honey in the Rock; en la marcha se encontraban varias bandas musicales incluyendo el conjunto de Marcha Antifascista.

Greenpeace cargó un gigantesco condón verde que dice "practiquen el comercio seguro". Se oyeron coros en francés, mientras pasaba un contingente de la CGT de Francia; se escuchó un "se siente, se siente, el pueblo está presente" y una columna de jornaleros de California con un "viva México".

La marcha entró al centro de la ciudad, para encontrarse ahí con los miles de activistas que habían ocupado estas cuadras desde muy temprano, y se ovacionaban mutuamente. Juntos son más de 60 mil, juntos representan millones. Juntos acaban de realizar la movilización más grande contra el capital internacional que se haya visto en este país.