Ojarasca, número 32, diciembre de 1999

pagina final


Hasta encendernos
 

La sangre rompe silencios y corre enloquecida, convulsionada encuentra su propia carne. Tendemos redes de oscuridad, para salvar del naufragio un pedazo de nuestra historia, testimonios que envejecen de prisa, si pudiéramos fotografiar el tiempo, y enlatarlo cual conserva, sin que fuera necesario navegar remolinos que nos atraviesan, ni seguir lloviéndonos en costados desconocidos, sólo arañar pensamientos, guardar la terquedad y los amores en una delgada capa de piel, somos sólo zumbido pasado, piezas de ajedrez, calendarios sin estaciones. Habrá un lugar en el mapa de nuestra sangre, río sin desembocadura, donde las despedidas y encuentros se pierdan, hay tantos poemas muertos que nos anidan en los sótanos del corazón, han roto los candados de nuestra garganta desvelados de palabras y obscenidades, hasta encendernos.
  

Mayarí Palma


Este encantamiento fue traído der Guatemala en el número ocho de La Jícara, después que estando todo en suspenso, "todo en calma, en silencio, todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo", y "sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad", y después de que consultando entre sí y meditando "se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento". Fue así y sólo así porque "entonces se manifestó con claridad que cuando amaneciera debía aparecerse La Jícara. Entonces dispusieron la creación y el crecimiento de los palos de morro, el nacimiento de los tecomates y la creación de los guacales. Se dispusieron así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo que se llama Huracán. Luego La Jícara fue creada por ellos". Esto ocurrió en la primavera de 1998.

 Regresar a portada