La Jornada lunes 10 de enero de 2000

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación decidió, la noche del pasado viernes, sacrificar el espíritu estricto de la ley para favorecer el interés electoral del partido dominante, al negar al candidato presidencial Vicente Fox que su fotografía fuese incluida en las boletas electorales como parte del emblema distintivo de la alianza que para el caso hicieron los partidos Acción Nacional y Verde Ecologista de México.

La grave y trascendente decisión, que tomaron seis de los siete magistrados miembros del citado tribunal electoral, ha empañado prematuramente el cuadro que los mexicanos deseamos sea limpio y transparente en cuanto a la justicia electoral, y ha sembrado de manera temprana una semilla de desconfianza y discordia que, en la medida en que sea abonada y cultivada, como por desgracia es de preverse, podría arrojar al delicado proceso comicial en una espiral de impugnaciones, deslegitimaciones y protestas posteriores al 2 de julio venidero.

Un derecho para todos, que sólo el PAN aprovechó

En el fondo, lo que ha sucedido es que el tribunal electoral federal ha decidido suprimir el derecho que asistía a los partidos integrantes de la citada Alianza para el Cambio de componer gráficamente su emblema unitario de la forma que mejor les hubiese convenido, siempre con respeto a las restricciones legales conocidas (no afectar derechos de terceros, no atentar contra los principios democráticos, no ir contra el sentido de las leyes y las buenas costumbres, aspectos todos estos que no eran violentados con el emblema foxista).

La determinación, de corte enteramente autoritario, regida por intereses cupulares del sistema, trató de escudarse en la defensa de un falso sentido de equidad entre partidos y del sistema de competencia que debe regir entre éstos (con el impulso obvio del PRI, beneficiario natural de la medida, y el apoyo del PRD, que creyó equivocadamente ganar más con el golpe inmediatista que con la preservación de las instituciones electorales a salvo de las presiones políticas, como si ese partido no hubiese sido, y no habrá de ser, víctima de esas perver- siones).

Según los seis magistrados que votaron contra la inclusión de la fotografía de Fox en las boletas electorales, ello significaría una ventaja para dicho candidato y podría asentar (aunque no lo expresaron en estas palabras) elementos de distorsión de la vida democrática al privilegiar las figuras de las personas (los caudillos) por sobre las instituciones llamadas partidos políticos.

Los alegatos son enteramente falsos. El PAN y Fox en realidad aprovecharon con una gran visión publicitaria las posibilidades que la letra vigente de la ley les ofrecía, de diseñar de acuerdo con sus intereses el emblema de la alianza que habían formado.

Gol de taconcito

El PRI y el PRD, atados a criterios antiguos, incapaces de explorar, carentes de audacia en esos terrenos, se enteraron, cuando había fenecido el plazo legal para que ellos presentaran sus propuestas, que el PAN les había metido un gol impensado. El PRI, debido a que postula en solitario a Labastida (aunque haya hecho remedos de alianza con algunas agrupaciones que son meros satélites tricolores) estaba ciertamente impedido de modificar su emblema, pero pudo haberse devanado el seso para encontrar alguna fórmula que, con los ríos de dinero que le inundan, y con los genios que podría haber contratado, le hubiesen ayudado a enfrentar de manera inteligente el golpe de audacia de los panistas. El PRD, por su parte, simplemente se quedó dormido en esos terrenos. No está de más recordar que los mejores éxitos de los candidatos de estos partidos no se han dado en los años recientes en los terrenos de la publicidad y la comunicación social, como bien lo demostraron las campañas reactivas y acartonadas de Labastida frente a Madrazo, y como bien se vio en las promociones del gobierno cardenista, primero, y en los anuncios presidenciales que ahora se han hecho, uno de ellos, por ejemplo, adornado auditivamente con una repetición primitiva de simples porras con el nombre del ingeniero.

A fin de cuentas, el citado tribunal electoral actuó en este caso sin fundamento jurídico válido y, en todo caso, mediante una interpretación que no figura entre sus fa- cultades.

Foxadas contra sabadazo

La respuesta de Fox se produjo, por lo demás, en un nivel parecido al usado por los magistrados antifotografía: si éstos ejecutaron un virtual sabadazo (como se acostumbra en las comisarías de pueblo para reducir la capacidad de defensa de un acusado, y mantenerlo en prisión cuando menos hasta el siguiente lunes), el candidato les reviró llamándolos "pillos", diciendo que habían hecho "marranadas" y sacando de nuevo el libro negro de plagas y ponzoñas que los asesores en imagen le habían pedido que olvidara para proyectarse mejor como todo un caballero bien hablado, es decir un recatado candidato presidencial: "š...superaremos estos obstáculos, dejaremos atrás alacranes, alimañas, sanguijuelas, tepocatas, víboras prietas y demás arácnidos que se atraviesen en el camino!", prometió Vicente a sus seguidores en el municipio colimense de Coquimatlán.

Y, rápido, oportuno, Vicente convirtió el agravio en moneda de proselitismo, pues hizo que un jinete le llevase a uno de sus actos de campaña el emblema prohibido que ahora será estandarte (šOh, Virgen defendida hasta por el obispo Arizmendi, cuán rápido te cambiaron!) en todos sus actos públicos. En otro lugar, en la ciudad de México, decenas de seguidores aprovecharon el resquicio para denunciar en el aeropuerto, "ante la opinión pública internacional", que en México la represión política había comenzado, pues a Fox le impedían "usar su símbolo".

Reyes de la concertacesión, negociantes en lo oscurito, beneficiarios de arreglos electorales como el más reciente, de Pachuca, o el de años atrás, en el propio Guanajuato, pero lo cierto es que, en estricta observancia de la ley, en esta ocasión los panistas tenían pleno derecho para la inclusión de la fotografía de Fox en el emblema de la llamada Alianza por el Cambio.

Astillas: Visitado que fue ya uno de los enclaves del madracismo, Campeche, donde el tabasqueño que fue precandidato presidencial ganó los dos distritos electorales locales, ahora Francisco Labastida se apresta para ir a Villahermosa, donde estará desde las 13 horas de este jueves venidero hasta el mediodía del viernes. En el centro de convenciones Tabasco 2000, el sinaloense encabezará un acto de unidad partidista. Se ignora la manera como el coordinador de la campaña, Esteban Moctezuma, y el gobernador Roberto Madrazo habrán hecho los arreglos para esta gira oficial. También se ignora si Labastida insistirá en sus discursos contra la corrupción y en demandar que los hombres públicos den a conocer sus declaraciones patrimoniales, cosa que, por ejemplo, se ha negado aferradamente Madrazo a realizar...Primero salieron con que Juan Diego no había existido, luego con que el abad que durante décadas fue el encargado de la Basílica de Guadalupe en realidad era una combinación de Arturo Durazo con Carlos Cabal, dedicado a clavarse las limosnas y a darse una vida de superlujo, y ahora resulta con que la propia Arquidiócesis Primada de México pidió a Gobernación que monte guardias policiacas para que no haya vendedores ambulantes ni fotógrafos en el atrio del máximo centro de adoración guadalupana. Así es que, a partir de la fecha, y por tiempo indefinido, a la feligresía tradicional se sumarán 235 agentes de la Policía Federal Preventiva que lucharán contra los malvados mercaderes del templo (los extraoficiales, o no permitidos, pues los otros seguirán trabajando sin problema)... El mensaje de año nuevo del presidente Zedillo fue lo único que podía ser: un recuento optimista de logros alcanzados, una arenga voluntarista para continuar caminando por el sendero de los esfuerzos y la buena voluntad, y una ennumeración de promesas generales (sobre todo en el terreno electoral) que sonaron en bonito acorde con las últimas campanadas de la temporada en la que se mandan cartitas a Santa Clos y a los Reyes Magos...

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