Ť Análisis del sector correspondiente de la CNC


México, segundo comprador de arroz en Estados Unidos

Ť El empleo en el rubro cayó de 6.2 millones de jornales a 3.6

Angélica Enciso L. Ť Hasta la década de los 60 México era autosuficiente en la producción de arroz, pero ahora importa 57 por ciento de la demanda nacional, por lo que es el grano con mayor grado de dependencia del exterior. Nuestro país se ha convertido en el segundo comprador más importante para Estados Unidos, señala la Federación Nacional de Productores de Arroz de la Confederación Nacional Campesina (CNC).

La organización precisa que además se tiene una caída del empleo en este sector, pues en 1985 se contrataban 6.2 millones de jornales y para 1998 sólo se tenían 3.6 millones. Detalla que entre 1986 y 1998 se cerraron 34 de las 70 industrias del sector, con lo que también se han perdido plazas directas e indirectas, ya que de 5 mil 500 que existían entonces, ahora quedan 2 mil 400.

Entre 1989 y 1998 las importaciones pasaron de 0.28 por ciento a 57 por ciento, señalan los productores en un análisis basado en información de Rita Swentensieus y Manuel Angel Gómez Cruz, de la Universidad Autónoma de Chapingo.

Precisa que "gracias" al Tratado de Libre Comercio con América del Norte, México ahora es el segundo país importador de arroz en Estados Unidos, desplazando a Canadá, Arabia Saudita, Haití y Turquía.

Tan sólo entre 1996 y 1997, 100 por ciento de las importaciones mexicanas de arroz palay, 99.8 por ciento de las de arroz descascarillado y 93 por ciento de arroz blanco provinieron de Estados Unidos.

Actualmente, indica el estudio, después del trigo, maíz y frijol, el arroz es el producto de mayor cultivo, y aunque en 1985 la superficie cosechada y la producción se caracterizaron por una tendencia de crecimiento, esto cambió drásticamente, al darse un fuerte decremento a partir de esa fecha, pasando de 216 mil hectáreas cultivadas a 86 mil, lo cual equivale a una reducción anual de 7 por ciento.

En 1998 la producción de arroz palay fue de 406 mil toneladas y para 1999 se presentó una reducción de casi 50 mil toneladas, ya que la cosecha llegó a 345 mil toneladas, indican las últimas cifras de producción de la Secretaría de Agricultura.

Destacan que otra característica de esta crisis es la desarticulación que existe en la cadena de producción, pues a falta de políticas coherentes para su fortalecimiento se ha desmantelado la producción arrocera nacional; ante ello, "sostenemos la posición de que cualquier importación es nociva para la cadena arrocera nacional y los mayores daños los causan las importaciones de arroz blanco, porque cortan la cadena arrocera".

Sin embargo, los productores admiten que ante la estacionalidad de la producción y la falta de apoyos, es necesaria la importación de arroz para abastecer la demanda nacional.

La explicación que esta organización da sobre la crisis en este rubro es la falta de atención a los efectos que se darían con la apertura comercial, presentada desde 1986, con la adhesión al GATT, y que esta política se aceleró en un ambiente de grandes distorsiones, donde países como Estados Unidos mantienen políticas proteccionistas hacia sus agricultores.

Las diferencias entre los apoyos que reciben los productores nacionales y los estadunidenses son sustanciales, toda vez que los de los segundos son mayores; los precios en México perdieron "en forma dramática" su poder de compra en comparación con los insumos utilizados en la producción; y los arroceros mexicanos compiten con el cultivo más subsidiado del vecino del norte sin recibir apoyos que compensen la brecha.

Frente a esta situación, la CNC propone que las importaciones se realicen cuando no hay cosecha nacional y para cubrir el déficit, además de que se establezca una "política coherente de fomento a la actividad arrocera" que incluya a este producto en la cobertura de precios de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria; se canalicen recursos para investigación de nuevas variedades; se otorguen créditos suficientes y oportunos; se instrumenten medidas para fortalecer la cadena productiva y que como mínimo se cultiven cien mil hectáreas.