La Jornada Semanal, 16 de enero de 2000



Dos poemas

Rubén Vizcaíno Valencia


Campanadas

Las campanadas
hacen subir a las palmeras
las encendidas bugambilias.

El pirul melancólico
parece un rezo
silencioso
a la tarde.

Plantas añosas
trepan por los pretiles
a los muros de adobe.

Abajo, lánguido,
el cementerio viejo de los indios
con cruces de ladrillo
y piedras pulidas
en la oquedad del tiempo.

Una arcada sonámbula
y rubios monaguillos
convocan al rosario
tañendo la campana ``Mater dolorosa''.

Palmeras llamando pájaros.
Junípero, Junípero.

Y afuera
ni aún la velocidad
rompe el encanto.


Bendición

Ningún alma
es completamente criminal,
como ninguna ciudad
podrá ser ruin eternamente.

¡Bendito sea Dios que dispone las cosas!

Rubén Vizcaíno fue discípulo de Germán Liszt Arzubide y Rufino Tamayo en la Escuela de Artes y Oficios. Estudió Derecho y Filosofía en la UNAM donde tuvo como maestros a Samuel Ramos, Agustín Yáñez y José Gaos. Llegó a Baja California en 1952 y participó activamente en la transformación política de la entidad. Es fundador de la Universidad Autónoma de Baja California, del Seminario de Cultura Mexicana, la Asociación de Escritores de Baja California, la Editorial Californidad, el Taller de Poesía de la Universidad, el periódico El Mexicano, así como de Acción Cívica y Cultural de Tijuana y de la Escuela de Humanidades. Además es dramaturgo, novelista, poeta y periodista cultural.