La Jornada domingo 6 de febrero de 2000

* VENTANAS

Galeano

* Eduardo Galeano *

El torero

Rafael Gallo, señor de los ruedos, había cumplido gran faena en la plaza de toros de Albacete, y había recibido, en trofeo, las orejas y el rabo.

Mientras se desnudaba de su traje de luces, el diestro decidió:

ųAhora mismo nos volvemos a Sevilla.

El ayudante le explicó que no se podía, que ya era muy tarde:

ųY lo lejos que está Sevilla...

Rafael se irguió. Como si estuviera en plena lidia, y su ayudante fuera toro, mandó:

ųšQuietoooo!

Hecho un relámpago de furia, puso las cosas en su sitio:

ųƑQué has dicho tú, qué has dicho? Sevilla está donde debe estar. Lo que está lejos es esto.