CONGRESO NACIONAL INDIGENA

Comisión de Seguimiento
 

México D.F., 22 de enero de 2000.

A NUESTROS HERMANOS ECUATORIANOS:

A LA SOCIEDAD MEXICANA:

A LOS PUEBLOS Y GOBIERNOS DEL MUNDO:

Para el Congreso Nacional Indígena el levantamiento civil y pacífico de los pueblos indígenas del Ecuador representa una luz de esperanza en la construcción de una sociedad democrática y abierta en la edificación de un Estado pluricultural, basado en el inalienable derecho a la libre determinación. Con el levantamiento del pueblo ecuatoriano, los pueblos indígenas de América adquirimos nuevas fuerzas y ánimos a fin de concretar nuestras aspiraciones.

Su levantamiento, que sentimos como nuestro, es una respuesta a las políticas etnocidas que el Estado ecuatoriano ha estado impulsando agresivamente en los últimos tiempos. Al igual que el levantamiento zapatista en nuestro país, a los indígenas ecuatorianos --agrupados en la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie)-- no les han dejado otro camino mas que el ejercicio supremo de garantizar y defender la voluntad popular a costa de la vida misma. De modo tal, que la participación indígena en la Junta Cívico-Militar no responde a una voluntad de poder, ajena a nuestros pueblos, sino a un paso necesario en el tránsito a una sociedad justa, plural y democrática.

Desde su primer levantamiento, los indígenas ecuatorianos se han convertido para nosotros en un ejemplo del que hemos desprendido innumerables lecciones y la certeza de que apoyados en la organización unitaria y plural es posible avanzar hacia ese "mundo en el que quepan muchos mundos". En este sentido, el caminar de la Conaie --que ha sabido enfrentar no sólo a un Estado déspota, sino también a las empresas transnacionales, como son las petroleras-- nos demuestra que es posible concretar en los hechos la autonomía de los pueblos y el desarrollo con rostro humano para el conjunto de la sociedad.

Jamil Mahuad ha sido presa de las contradicciones generadas por el régimen neoliberal, mismo que ha multiplicado el número de pobres y ha privilegiado a unos cuantos poderosos. El mensaje es muy claro: ya no se puede seguir imponiendo a una población mayoritaria, planes y programas de manera autoritaria y déspota. Por el contrario, si se quiere preservar la paz al interior de los Estados se deben entablar procesos de transformación profunda para atender los reclamos de autonomía de los pueblos indígenas, propiciando que sea la voluntad popular el mandato máximo para la construcción de un nuevo país incluyente y plural.

Por eso hacemos un llamado enérgico a todos los Estados del mundo para que de manera real y profunda reconozcan la raíz popular del levantamiento, en vez de atacar y aislar el esfuerzo de democracia y libertad que ha entablado la sociedad civil ecuatoriana. En una situación de esta naturaleza, todos los ciudadanos del mundo debemos pugnar por una salida pacífica y dialogada a la crisis que hoy atraviesan las instituciones ecuatorianas.

El Congreso Nacional Indígena estará unido en corazón, pensamiento y acción para agrandar el esfuerzo y la lucha pacífica del pueblo de Ecuador.
 
 

Nunca más un México sin nosotros

Este texto fue elaborado el 22 de enero cuando todavía no se sabía que la Junta Cívico-Militar había sido disuelta,
pero ya se palpaba el cerco que se tendía en su contra.

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