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Luis Benítez Bribiesca

En lucha contra la muerte

benitez-bribiesca-1-jpg Con más de 30 años de trabajo en el Instituto Mexicano del Seguro Social, el doctor Luis Benítez Bribiesca coordina desde hace tres lustros un equipo multidisciplinario que estudia algunos de los problemas que implica el cáncer para la población mexicana y la investigación biomédica.

Jefe de la Unidad Clínica de Investigación en Enfermedades Oncológicas del IMSS, el especialista ha guiado sus pesquisas científicas sobre ese mal ųla segunda causa de mortalidad y morbiletalidad en el paísų, por tres líneas fundamentales: la invasibilidad o metástasis, es decir, cómo las neoplasias malignas se diseminan e invaden tejidos sanos en un organismo; la angiogénesis o formación de nuevos vasos sanguíneos, que alimentan a los tumores cancerosos, y la apoptosis o proceso de muerte celular, ausente en las células cancerosas.

Comprender los mecanismos que se ponen en marcha en esos tres procesos permitiría eventualmente que las neoplasias malignas no sean tan mortales al reducir su capacidad de invasión; se evitaría, además, que los vasos sanguíneos alimenten a los tumores cancerosos, con lo cual éstos morirían, o se controlaría e induciría la muerte de las células de cáncer.

Médico cirujano formado en la Escuela Médico Militar, con especialización en patología en las universidades de Boston, Estados Unidos, y Bonn, Alemania, Benítez Bribiesca fundó en 1968 el primer laboratorio de investigación oncológica en el IMSS, y años después fue cofundador de la Escuela de Medicina de la Universidad Anáhuac; dirigió el departamento de investigación de su alma mater y desde hace seis años es el editor en jefe de la revista Archives of Medical Research, única publicación mexicana en su campo que se distribuye a nivel mundial y, después de 38 años, ya es citada entre las más importantes del orbe.

"Desde hace 15 años estudiamos la proteolisis, proceso mediante el cual las neoplasias malignas secretan sustancias denominadas proteasas, que destruyen las barreras del tejido conectivo para infiltrarse hasta los vasos sanguíneos. Esas enzimas se parecen mucho a las que se encuentran en el tracto digestivo, que usamos para digerir lo que comemos, y determinan en gran parte la capacidad de invasión del cáncer.

"En algún momento propusimos teóricamente que algunas sustancias que antagonizan a esas proteasas podrían detener el cáncer; eso se demostró con animales experimentales. El problema es que no hubo forma de usar ese método en el hombre por, entre otras razones, la toxicidad."

benitez-bribiesca-jpg La angiogénesis, con varios años de investigación, ha cobrado un nuevo vigor y mayor importancia para conocer la manera como se alimentan los tumores. "Los vasos sanguíneos se extienden hasta el tumor, lo irrigan, lo alimentan, y con ello se permite su maduración. Si logramos encontrar los mecanismos capaces de impedir que se desarrollen los vasos, el tumor quedaría carente de nutrimentos, tras lo cual puede morir y no diseminarse", subraya Benítez Bribiesca.

Hasta la fecha se sostiene que las células del cáncer son inmortales. Las células normales de todo organismo deben morir para renovarse; el caso más evidente es el de la piel. El proceso de muerte y regeneración celular requiere un balance muy preciso: si no existe o se pierden demasiadas células, vienen los problemas.

En los últimos diez años, el mecanismo de muerte celular, conocido como apoptosis, ha cobrado enorme importancia en la investigación sobre el cáncer, cuyas células tienen una alteración que les impide morir, lo que propicia el crecimiento desmesurado de los tumores en los pacientes, como en el cáncer de mama.

Todo ello, destaca Benítez Bribiesca, es también un logro de su pequeño laboratorio, en el que participan tan sólo "tres investigadores profesionales", además de algunos becarios, personal técnico y químicos. Su equipo de trabajo en el Centro Médico Siglo XXI se ha abocado al estudio del cáncer más frecuente en el país, a su vez una de las principales causas de muerte entre las mujeres: el del cérvix del útero.

Hay algunos cánceres típicos en cada país. En México, los que tienen más repercusión en la salud son el del cérvix del útero y el del colon. Por ello, Benítez y su equipo se han enfocado al primero de ellos, que es provocado por el virus del papiloma humano, transmitido por vía venérea, en la búsqueda de una posible vacuna, en colaboración con un grupo alemán de la universidad de Heildelberg.

El cáncer ocupa el segundo lugar como causa de mortalidad, por lo que constituye un grave problema de salud nacional. Por ello, señala Benítez, urge crear un instituto de investigaciones oncológicas que concentre los esfuerzos de investigadores dispersos y recursos adecuados. (José Juan de Avila) (Fotos: María Luisa Severiano)

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