LUNES 21 DE FEBRERO DE 2000

* La dirigiría un ex agente de la PGR de apellido Barraza: fuentes judiciales


Los Arellano Félix habrían vendido la plaza de Tijuana a una nueva banda

* Los jefes del antiguo cártel asumieron el compromiso de limpiarla de adversarios

* Sicarios dirigidos por Fabián Martínez comenzaron a eliminar a los grupos antagónicos

Jorge Alberto Cornejo, corresponsal, Tijuana, BC, 20 de febrero * Los hermanos Arellano Félix, identificados por las autoridades como los jefes del cártel de Tijuana, habrían "vendido la plaza" con el compromiso de limpiarla de posibles adversarios, a una nueva organización delictiva que comienza abrirse paso en el norte del país.

De acuerdo con las investigaciones realizadas por autoridades judiciales, esa organización bien podría ser la que encabeza un hombre de apellido Barraza, quien habría sido agente de la propia Procuraduría General de la República (PGR) y controla el llamado corredor de la cocaína, localizado en las inmediaciones de San Luis Río Colorado, Sonora.

A raíz de este compromiso, aseguran fuentes judiciales, sicarios de la banda ųencabezados por Fabián Martínez, El Tiburónų, han regresado a la entidad después de refugiarse en Estados Unidos y en Chihuahua, y comenzaron a eliminar a los grupos antagónicos que aprovecharon su ausencia para expandir su poderío, de ahí que en los últimos 16 meses se tengan documentados cerca de 900 homicidios en Baja California.

 

Derecho de piso

 

La delegación de la PGR en la entidad estima que más que una venta de la plaza, los hermanos Arellano Félix han comenzado a ejercer "su derecho de piso", que consiste en el cobro de una cuota económica o en droga a otras organizaciones que pretenden utilizar la península de Baja California como trampolín para hacer llegar envíos a Estados Unidos.

Y la resistencia de otras organizaciones a pagar esas cuotas ha generado ajusticiamientos en esta frontera, al parecer por parte de la banda de los Arellano. Así ocurrió con la organización que encabezó José Contreras Subías, aniquilado por sicarios en agosto de 1999, y con Jesús Araiza Sánchez, El Flaco, de 45 años, asesinado el 2 de noviembre pasado.

A estas muertes se agregan otras entre las que figura la del abogado Joaquín Báez, identificado como asesor de narcotraficantes, y la más reciente, la del jurista Rodolfo Gallardo, cuyo caso permanece pendiente en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).

De acuerdo con los datos revelados a La Jornada, informes obtenidos en forma extraoficial por las autoridades indican que el cobro de derecho de piso deja a la organización de los Arellano Félix ganancias de hasta 230 millones de dólares anuales, sin necesidad de traficar directamente con drogas, toda vez que la plaza está "muy caliente" y su valor se ha deteriorado.

"Esto no quiere decir que la organización (de los Arellano) se haya debilitado, sino que ahora no les interesa el mercado local ni los pequeños envíos, sino que se han convertido en administradores del flujo", dijo un funcionario de la PGR que pidió no ser identificado.

La organización de los Arellano Félix es considerada todavía como una de las bandas criminales más violentas en México, y uno de los mecanismos con los que se ha logrado abrir paso es mediante los ajusticiamientos. Además, estos crímenes le permiten colocarse en una posición favorable y evadir el arresto de sus principales cabecillas, los hermanos Benjamín, El Min, y Ramón, El Mon.

A este grupo se le responsabiliza directamente de al menos 500 homicidios, incluidos los de cien policías antinarcóticos y militares, así como los de cabecillas o delincuentes antagónicos. El cártel, de acuerdo con las autoridades, llegó a tener unos 500 integrantes y se estima que 250 permanecen activos.

 

Las fechas criminales

 

En la historia criminal de la banda resalta Ramón Eduardo, considerado el más violento de los hermanos Arellano, entre cuyas primeras acciones delictivas figura la del 30 de enero de 1989, cuando por rencillas personales asesinó a un joven identificado como Armando López, El Rayo, afuera del club deportivo de Tijuana. El 26 de febrero de ese mismo año, Ramón mató a tiros a Héctor Raúl Gastelum, quien "se atrevió" a pedirle que bajara el volumen del aparato de sonido que el capo había instalado en su automóvil.

En diciembre de 1989, los hermanos Arellano Félix mandaron asesinar a todos los miembros de la familia Machi Ramírez, con la que disputaban en ese tiempo el control de la plaza.

Pero los Arellano Félix también han estado envueltos en hechos sangrientos fuera de Baja California. Por ejemplo, el 8 de noviembre de 1992 participaron en un enfrentamiento armado en la discoteca Christine de Puerto Vallarta, Jalisco, en el que murieron varias personas. Este fue el primer choque entre el grupo de los Arellano Félix y la banda de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.

Empero, el 24 de mayo de 1993, seis meses después, ocurrió el enfrentamiento más violento entre ambas organizaciones, que marcó el destino del cártel de Tijuana al colocarlo en el escenario internacional, cuando fue asesinado el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y otras cinco personas en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco.

Antes, el 3 de marzo de 1994, Javier Arellano Félix, El Tigrillo, logró escapar de un arresto casi seguro con el apoyo de agentes de la Policía Judicial del Estado (PJE), en medio de un tiroteo. Ese día, El Tigrillo y El Mayel viajaban a bordo de una camioneta Suburban acompañados por cuatro policías judiciales comisionados en la delegación de Playas de Tijuana.

Al llegar a una calle de la delegación de La Mesa fueron interceptados por una Suburban verde en la que viajaban agentes federales encabezados por el comandante Alejandro Castañeda, y se produjo un enfrentamiento armado. Ahí, cuatro hombres murieron, incluyendo al comandante Castañeda.

El 28 de abril de ese mismo año fueron asesinados el entonces director de Seguridad Pública Municipal José Federico Benítez López, y su escolta Ramón Alarid. La razón, según las investigaciones: el jefe policiaco rechazó un soborno de los capos.

Además, el 11 de junio de 1994 los hermanos Arellano Félix colocaron un auto-bomba frente al hotel Camino Real de Guadalajara, en donde se celebraba la fiesta de 15 años de la hija de Enrique Fernández, y a la cual se suponía que acudiría como invitado Amado Carrillo Fuentes. En noviembre de ese año, Fabián Martínez, El Tiburón, y David Barrón Corona, El CH, asesinaron en Tijuana a dos jóvenes narcojuniors apodados El Smeke y El Chuy Marroquín, aparentemente por órdenes de Ramón Arellano.

Cuatro meses más tarde otros dos narcojuniors fueron asesinados por Emilio Valdés Mainero, El Cabezón, por órdenes de su compadre Ramón Arellano. Los victimados eran Hendir y Enaín Meza, hijos del narcotraficante Héctor Naum Meza, El Toro Meza.

Asimismo, el 18 de junio de 1995 fue asesinado Dante Espartaco Cortés, fotógrafo del periódico local El Mexican, quien tenía rencillas con Fabián Martínez, y en octubre de ese año dos agentes de la Judicial del Estado fueron acribillados en pleno centro de la ciudad por El Tiburón.

En febrero de 1996 fue asesinado en la ciudad de México el ex comandante operativo de la PJF en Baja California, Sergio Armando Silva Moreno, y cuatro días después, en Tijuana, mataron a Rebeca Acuña Sosa, amante de Silva Moreno.

Dos meses más tarde, Gerardo Cruz Pacheco, un ex militar al servicio de los Arellano Félix, asesinó al ex delegado de la PGR en Baja California, Arturo Ochoa Palacios.

En mayo de 1996 fue ejecutado otro ex delegado de la PGR en la entidad, Sergio Moreno Pérez, quien fue secuestrado y torturado junto con su hijo Osmary Moreno Burgos. Un mes después, dos militares allegados al general Jesús Gutiérrez Rebollo fueron acribillados por gatilleros de los Arellano Félix que los confundieron con gente de Amado Cruz en una carretera cerca de Guadalajara.

El 19 de julio de 1996 fue acribillado en la ciudad de México el ex comandante de la PJF en Baja California, Isaac Sánchez Pérez. Luego, el 17 de agosto murió ejecutado el coordinador de ministerios públicos, Jesús Romero Magaña, frente a su domicilio en esta ciudad, en donde se encontró una importante cantidad de dinero.

En septiembre de ese año también fue asesinado el comandante de la PJF Ernesto Ibarra Santés junto con otras tres personas, cuando fue sorprendido en un taxi en la ciudad de México. Y una semana después mataron al comandante del desaparecido Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, Jorge García Vargas, también en la ciudad de México.

Después, el 3 de enero de 1997, fue asesinado el ex fiscal especial de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Hodín Gutiérrez Rico, quien investigaba la muerte de Benítez López, y ese mismo año fueron ejecutados otros dos comandantes de la PJF que estuvieron a cargo de las investigaciones. A finales de 1997, dos agentes federales fueron acribillados frente al edificio del Poder Judicial de la Federación en Tijuana, y ese año también fue herido de gravedad el periodista Jesús Blancornelas en un incidente donde murieron su guardaespaldas y David Barrón, El CH, gatillero de los Arellano Félix.

Durante 1998 ocurrieron otros asesinatos también atribuidos al cártel de los Arellano Félix, incluidos los de los narcojuniors Guillermo Cornejo, Luis Ortega y Alberto Pareyón, así como el de Yadira Meza, hija de El Toro Meza y hermana de Hendir y Enaín Meza, ejecutados en 1994, y los de 19 personas acribilladas en el rancho El Rodeo, de Ensenada.

 

De 92 asesinatos, 60 por ciento

sería obra de sicarios arellanistas

 

En 1999 las autoridades documentaron por lo menos otras 20 ejecuciones atribuidas al cártel de los Arellano. Entre las más significativas figura el asesinato del ex agente del Ministerio Público Federal Pedro Gallardo Machain, ocurrido el 24 de marzo, y el del narcotraficante José Contreras, ex lugarteniente de Rafael Caro Quintero, acribillado en agosto pasado frente a su domicilio en Tijuana.

Y en lo que va del año 2000, las autoridades judiciales han dado cuenta de 92 asesinatos en la entidad, de los cuales al menos 60 por ciento serían atribuidos a sicarios de la también llamada banda de Los aretes.