Ruidos misteriosos

Carlos A. M. Lara

Es cerca de la medianoche; nos disponemos a ir a la cama y tomar por fin el esperado descanso, después de un largo día bastante ajetreado. Nos metemos en las cobijas, apagamos todas las luces, cerramos los ojos y dejamos que el sueño inunde nuestro cuerpo. Inesperadamente, de entre los muebles se empiezan a escuchar tronidos: trik, pak, trak. Abrimos los ojos y buscamos entre las sombras, queriendo no encontrar las razones de esos ruidos. Afortunadamente no observamos nada y achacamos a nuestra imaginación aquella inquietante experiencia. Con suerte, no volveremos a escuchar en toda la noche esos ruidos misteriosos y después de un rato podremos por fin conciliar el sueño tan esperado.

ruidos misteriosos De hecho esos ruidos no ocurren sólo durante la noche, se dan a lo largo del día y es suficiente algo de silencio para poder escuchar esos tronidos que se dan en los objetos a nuestro alrededor.

La pregunta es: Ƒqué produce esos ruidos? La respuesta es sencilla y en verdad tranquilizadora. Resulta que todo eso tiene que ver con el cambio de temperatura que sufre el ambiente a lo largo del día y de la noche. Después de todo, si la temperatura puede alterar nuestro estado de ánimo en un día extremadamente caluroso y sofocante, qué no podría alterar. En general, todos los objetos sufren algún tipo de cambio cuando la temperatura varía, que puede ser desde físico, como el tamaño, el volumen o la forma, hasta químico, como el color y la composición.

Un efecto bastante conocido es la dilatación y contracción que sufren los cuerpos con el cambio de temperatura. Un cuerpo que es sometido a un cambio de temperatura tiende a aumentar o disminuir su tamaño; ese cambio depende del material del cuerpo. La mayoría de los objetos se dilatan cuando aumenta la temperatura, y se contraen cuando disminuye como, por ejemplo, el metal, la madera, el concreto, etcétera. En otros materiales suele pasar lo opuesto, por ejemplo, una liga de plástico se contrae al aumentar la temperatura.

ƑY eso que tiene que ver con los tronidos de los objetos? Bueno, al salir el sol la temperatura del ambiente aumenta, por lo tanto la temperatura de los objetos también. Ese cambio produce que los cuerpos se dilaten. Pero la forma y el tamaño de las estructuras de éstos no son uniformes, es decir, hay partes anchas y partes delgadas, por lo tanto las dilataciones no se dan suaves y uniformes, sino de forma abrupta. En particular, hay materiales que no trasmiten fácilmente el calor, por lo que un mismo objeto tendrá partes más calientes que otras, especialmente si es ancho. Ahora bien, las partes calientes se dilatan mientras que las frías no; eso produce un estiramiento forzado del material hasta que finalmente sede una de las partes.

Esa dilatación rápida y abrupta no es sino un acomodo brusco de las moléculas del material, cuyo cambio drástico de posición produce esos tronidos que tanto inquietan. De noche sucede el caso inverso, baja la temperatura y los cuerpos sufren contracciones abruptas que producen los mismos tronidos.

Un caso extremo de ese efecto es la ruptura total, por ejemplo, si un frasco de cristal es llenado con agua hirviendo y luego lo bañamos con un chorro de agua fría, lo más seguro es que se quiebre, pues el cambio de temperatura es muy brusco y mientras la pared externa cambia de tamaño la interna no, por lo que la tensión entre la estructura de ambas paredes produce una ruptura eminente.

El fenómeno de dilatación no sólo afecta a objetos pequeños; de hecho, entre mayor sea el objeto mayor será su dilatación. Por esa razón los ingenieros ponen mucho cuidado en el cálculo de dilatación al realizar una construcción, como un puente o un edificio, pues éstos pueden sufrir rupturas y llegar a caerse.

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