Necesario, atender necesidades y financiamiento ante la transformación del paisaje natural


Paradojas de la taxonomía

J. Rolando Bastida Zavala, Luis F. Carrera Parra y Sergio I. Salazar Vallejo

La misión de la taxonomía biológica es caracterizar la biota del plantea; para ello se debe describir las especies, catalogarlas y estudiar su evolución y relaciones con otros grupos de organismos. Es una tarea de la mayor importancia, y dada la alta tasa de transformación del paisaje natural es también de gran urgencia. Sin embargo, en las páginas de Nature y en las de otras revistas hemos leído quejas recurrentes sobre la falta de apoyo que padece esa disciplina en algunas de las llamadas naciones desarrolladas.

El panorama es bastante negativo e incluye una reducción progresiva en el financiamiento efectivo, poco traslape entre las diversas generaciones de científicos, la mayoría de las plazas se están cerrando con el retiro de los taxónomos activos y hay pocos estudiantes jóvenes en la mayoría de los museos o laboratorios dedicados a la taxonomía clásica.

La paradoja taxonómica del Tercer Mundo implica una alta riqueza de especies con un magro financiamiento económico para las actividades científicas. Por ello, si vamos a resolver la situación debemos pensar y obrar en forma diferente. Con esto queremos decir que aunque se comprenden las necesidades planetarias en taxonomía, el financiamiento para satisfacerlas es elusivo, a pesar del discurso político dominante.

Los países en desarrollo tienen que hacer un esfuerzo constante y serio para preservar su riqueza natural. Sin embargo, la pesada sangría monetaria inherente al pago de la deuda externa y la corrupción en muchas de las naciones implican que para resolverlo debería haber mejores actitudes, así como ayuda académica suplementaria de las naciones pudientes. Si por obra de magia cesara nuestra deuda externa y desapareciera todo signo de corrupción, todavía habría que resolver otro problema: tenemos menos recursos humanos de los que se requieren para hacer frente a la vasta tarea de hacer el inventario de los grupos más grandes o de los grupos críticos.

La solución realista debe ser una iniciativa a largo plazo, con un apoyo más generoso para promover el establecimiento de museos de historia natural, así como más plazas para taxónomos e interesados en ecología o historia natural para trabajar en tales instituciones, universidades o centros de investigación.

1-feggo Ha habido acciones en esa dirección; IUBS, SCOPE y UNESCO impulsaron una agenda de investigación, y en Estados Unidos se hizo un programa ambicioso, la Agenda en Sistemática 2000 (1994), pero no han tenido la repercusión que deseamos. En el plano internacional hay algunas señales nebulosas tendentes a reducir la deuda externa, y se espera que de allí pudiera haber un cierto apoyo económico adicional para las actividades académicas en nuestros países.

ƑHabría otra actividad que las naciones desarrolladas pudieran realizar? Sí. Los grandes museos en Europa tienen programas dedicados a estudiantes con intereses en taxonomía pero se restringen, quizá no tan extrañamente, a los ciudadanos de la Unión Europea; en Estados Unidos hay otros programas similares en varios museos, pero con financiamiento reducido.

Esta importante actividad se debería consolidar por una simple razón: la mayoría de los científicos del Tercer Mundo desean incrementar el conocimiento en sus propias naciones y lo han hecho así, manteniendo el esfuerzo, a pesar de regresar a bajas condiciones salariales. Por tanto, habría un importante excedente académico por cada moneda invertida en esos investigadores, en comparación con un joven científico de un país desarrollado.

Proponemos realizar en nuestros países programas de cursos especializados por expertos de naciones desarrolladas, dedicados a los organismos menos conocidos para promover su atención. Para los estudiantes avanzados debe haber mejores y más altos recursos económicos, para facilitar sus visitas de investigación a aquellos museos correspondientes a los expertos participantes. Siguiendo a May, sabemos que por la dimensión de la biodiversidad en nuestros países se requiere urgentemente mucha más gente dedicada a su conocimiento, también que el esfuerzo debe concentrarse en los grupos poco conocidos, especialmente los invertebrados marinos. Esa enorme responsabilidad será mejor tratada con el respaldo académico de los colegas de los países avanzados y por el generoso financiamiento proporcionado por sus gobiernos para ese fin.

En el plano nacional ha habido avances por el establecimiento de Conabio en México. Conabio merece mejores recursos para que pueda impulsar el establecimiento de museos regionales de historia natural. Respecto a la educación, debemos combinar el impulso modernizador para subrayar los aspectos moleculares de la biología con el enfoque tradicional de estudiar los organismos completos en museos y comprender su papel en el ecosistema por estudios directos en el campo. Esas cuestiones han sido dejadas de lado en la revisión de los programas de estudio de varias escuelas de biología. Los que practicamos esos enfoques tradicionales para comprender la evolución debemos esforzarnos más e impartir cursos intensivos para promover el interés en ese tipo de estudios.

Hemos tenido la oportunidad de estar en varios museos en América Latina, Europa y Estados Unidos. Pensamos que la experiencia fue realmente buena y desearíamos que muchos otros pudieran disfrutar el escenario académico en tales instituciones. Debido a que hay muchos jóvenes científicos talentosos en el Tercer Mundo, ese tipo de actividades debería recibir más financiamiento y nuestros colegas en naciones desarrolladas podrían mejorar su percepción sobre nuestras actividades de investigación. Eso dispararía un cambio importante en nuestro entorno; puede ser que como taxónomos o ecólogos de campo seamos una especie en peligro, pero con esas acciones nuestra población puede aumentar en el futuro cercano y el panorama cambiaría.

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