La Jornada martes 21 de marzo de 2000

Luis Hernández Navarro
Erich Fromm

Hay meses que marcan la vida de los individuos. Marzo lo fue para Erich Fromm. El 23 de marzo de 1900, hace cien años, nació en Francfort del Main, Alemania. Y el 18 de marzo de 1980 murió de un infarto al miocardio.

Psicoanalista, pensador que influyó de manera relevante en la juventud estadunidense y europea inconforme de la década de los sesenta, promotor junto con Wilhelm Reich y Herbert Marcuse del freudomarxismo y del diálogo entre el budismo zen y el psicoanálisis, integrante de la Escuela de Francfort, orador brillante, impulsor del humanismo socialista y luchador en contra de la carrera armamentista, activista en contra de la amenaza atómica, promotor de los derechos del pueblo palestino, Erich Fromm fue una figura prestigiosa y original de la vida intelectual en México y los países desarrollados hasta su muerte.

Formado en la complejidad y la riqueza de la cultura judía, de la sociología, del psicoanálisis, de la práctica médica de Georg Groddeck y de los manuscritos filosófico-económicos del joven Marx, Erich Fromm elaboró una amplia y original obra teórica que sorprendió lo mismo al mundo académico que al gran público. En 1988 se editó un libro-índice en el que se recopilaron los trabajos que se refieren a la producción generada alrededor de su obra.

Sumaban, en aquel entonces, más de 2 mil títulos. El arte de amar, su obra más conocida junto con El miedo a la libertad, se publicó por vez primera en 1956. Hasta la fecha, aquélla se ha traducido a unos 50 idiomas y se han vendido 25 millones de ejemplares. Asimismo, su texto ƑTener o ser?, aparecido en 1976, se convirtió, para una generación que buscaba alternativas tanto en Italia como en Alemania, en un libro de cabecera.

Su autoridad intelectual fue muy grande en México, país al que llegó, proveniente de Estados Unidos, en 1950 y donde vivió hasta 1973. La visión que sobre la ciencia del inconsciente se tiene en el país se generó, en mucho, como resultado de su labor. Fue el primer psicoanalista reconocido por la Asociación Psicoanalítica Internacional, que ejerció en territorio nacional, y responsable de la formación como terapeutas clínicos de un grupo de psiquiatras, con quienes en 1956 fundó la Sociedad Psicoanalítica Mexicana.

En poco tiempo, muchos de sus discípulos o de sus pacientes, sobre los que Fromm tenía ascendencia, ocuparon posiciones clave en el sistema nacional de salud y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Cotidianamente trató con personajes de la vida intelectual del país, como Pablo González Casanova, Ramón Xirau, Arnaldo Orfila e Ivan Illitch.

Durante 20 años, los estudiantes de la Facultad de Medicina de la universidad estudiaron obligatoriamente el pensamiento de Fromm. La lectura de uno de sus libros era frecuente, hasta hace poco tiempo, en muchas escuelas Preparatorias. Como reconocimiento a su trayectoria, fue nombrado miembro honorario de la Academia Nacional de Medicina.

El influjo de su pensamiento se desvaneció aceleradamente después de su muerte. En el campo psicoanalítico casi no se hacen referencias a su obra, en parte porque, como lo ha señalado Víctor Saavedra, uno de sus discípulos, quedó incumplida su promesa de explicitar una técnica psicoanalítica congruente con su teoría.

En el terreno de las ciencias sociales, la caída del Muro de Berlín precipitó la declinación de la teoría marxista, en la que, a pesar de estar inscrita parcialmente en su tradición, la obra de Fromm había ocupado un lugar marginal.

Otros factores convergieron además en ese ocaso. Por un lado, el éxito del discurso de la posmodernidad en la filosofía y las ciencias sociales, de las propuestas lacanianas en el campo del psicoanálisis, de la teoría de la elección racional en la ciencia política y de la escuela neoclásica en la economía. Por el otro, la emergencia de la llamada Generación X, la disolución de los vínculos solidarios y cooperativos, el retraimiento a la vida privada y el triunfo del individualismo exacerbado como modelo de existencia.

La obra de Erich Fromm espera el momento de su revalorización. El silencio que hoy rodea a su legado es un indicador no sólo de sus limitaciones o del cambio de época sino, también, de lo incómodo que resulta para el pensamiento único.

A cien años de su nacimiento, en la disputa en curso entre la humanidad y el neoliberalismo, entre la privatización de la vida y la creación de nuevos lazos solidarios, entre el tener o ser, sus preguntas, sus intuiciones, sus gestos y buena parte de sus respuestas mantienen una gran actualidad.