La Jornada Semanal, 26 de marzo del 2000



Antesala

¿Alguien fue feliz en su adolescencia? Este antesalista estaba a punto de escribir que él no, en seco, pero siempre salta al último momento el más tardío de los monstruos que escaparon de la Caja de Pandora, quizás el más temible tras su aparente inocencia: la Esperanza. Creo haber sido completamente infeliz, sin embargo tengo la esperanza de no haberlo sido del todo. Debo recordarle al (a la) lector(a) que no pudo vivir el ``Milagro mexicano'', que mi generación inventó el concepto de adolescencia a nivel masivo, mundial: nosotros los jóvenes éramos puros, incontaminados, honestos, verdaderos, idealistas: nuestra misión era tan sólo cambiar el mundo. ``All you need is love'', cantaban Los Beatles en el primer enlace mundial de televisión en vivo vía satélite. Ya antes de Woodstock decíamos que todo aquel mayor de treinta años estaba muerto (creo que ahora estás muerto antes de los veinte). Nuestros ídolos eran aquellos que se habían inmolado en el altar de los excesos antes que dejarse atrapar por la convención del mundo: Janis, Morrison, Hendrix, Jones, El Che -que inauguraba otros ámbitos. Los jóvenes estábamos dispuestos a llevar el mundo a cuestas; todo lo que debíamos hacer era liberarnos. El problema radicaba en que no sabíamos cuán arduo resultaba el camino; cuán huidiza, cruel y solitaria resultaba la senda hacia la verdadera libertad. (Creo que el único de los chavos de aquellos años que realmente se liberó, o fue liberado a pesar de sí mismo por la literatura, es José Agustín -por eso no tiene empacho en apoyar a los ultras, los huelguistas y a quien se le dé la gana; debe pensar, no sin razón y como diría Pessoa, que si todo el mundo fuera como él, la humanidad no tendría problemas.) Sin embargo yo era un adolescente triste que vivía en la colonia Hipódromo, junto al Parque México, y todos mis amigotes de esquina estaban en la calle de Camargo, cerca del Cine Lido (hoy Bella Epoca). Y sin embargo, y sin embargo..... ahora que contemplo con nostalgia los bellos libros que ha editado el Gobierno de la Ciudad de México junto con el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México sobre las colonias tradicionales al sur-suroeste de nuestra megaurbe: Colonia Hipódromo de Edgar Tavares López, Tacubaya en la memoria de Araceli García Parra y María Martha Bustamante Harfush, y San Agustín Tlalpan de Salvador Padilla Aguilar, ahora que los (h)ojeo, escucho el zumbido de la esperanza junto a mi oreja y de pronto quiero creer que también fui feliz al menos algunos instantes, que se magnifican en mi memoria como si hubieran sido verdaderos satoris, en los que al menos por un momento fui parte del Todo, aplaqué mi ego y liberé mi razón, y mi cuerpo, brizna de polvo en la inmensidad del tiempo y el universo, al mismo tiempo se expandía hacia todo lo vivo y el recuerdo de lo vivo y el gozo de lo que estaría vivo al final del tiempo y, sí, creo que no sólo fui feliz sino que fui pleno. Y todo eso sucedió en la colonia Hipódromo Condesa. (Ah, y en ese tiempo fumaba colita hembra de limón de Aragón -cero guarumo.)

Cómo matar varios pájaros (de cuenta) de un solo tiro. El miércoles 5 de abril a las 19:30 hrs., puede usted, lector(a) fan de los moneros de La Jornada, frecuentador(a) de Coyoacán y amante de los libros, realizar la hazaña de cumplirse todos sus gustos: en la nueva Librería La Jornada (Miguel Angel de Quevedo 639, a la vuelta de Tres Cruces, Coyoacán) -que debe usted visitar-, se presenta el libro Los moneros de La Jornada -que debe usted comprar-, y estarán los Mismísimos en vivo -a quienes debe usted conocer. Introducen el tal libro El Fisgón, Helguera, Rocha, Trino y José Steinleger. Usted y yo sabemos que nuestros moneros son los mejores de la prensa diaria, junto con Naranjo y Rius. O qué, ¿asistiría usted a una presentación de los regañones y vendidos monos del tal Calderón, cuyo mayor mérito es ilustrar los boletines de prensa de la Presidencia? Nomás por dar un ejemplo. Claro que cada uno se gana la vida como puede y si al maestro Calderón le gusta editorializar haciéndole segunda a Sergio Kid Azteca Sarmiento, como dijo Luis G. Basurto, cada quien su vida. Vaya usted, pues, a Coyoacán, compre el libro y que los monísimos moneros se lo dediquen de todo corazón. (Si se portan mal, me avisan.)

No todos los tiras son ojeis. Resulta que hay un policía granadero de 37 años que por puro destino aprendió hace doce a pintar y luego fue encomendado a vigilar la Embajada de Grecia en México. Y a fuerza de pararse sobre un pie y otro, ver carteles y revistas sobre y de Grecia, y platicar en las horas muertas con este y la otra griego(a), y ver y oír sobre los mares plácidos de azul turquesa y la intensidad de la luz y las grandes olas estrellándose contra los acantilados, Javier Urbano Ubaldo encontró al mediterráneo que todos los latinos llevamos dentro frente a sus telas blancas y en ellas pintó un mundo en donde nunca ha estado. Y llegó el día que el Embajador de Grecia en México, señor Stratos Doukas, las vio (las pinturas, claro) y se sorprendió gratamente, al grado de organizar una exposición, junto con el secretario de Seguridad Pública, doctor Alejandro Gertz Manero, en la mismísima embajada. Así que este lunes 27 está usted invitado, lector(a) que cada vez que ve un policleto o un granadero siente que le recorre un sudorcillo frío por la columna vertebral y le dan ganas de salir corriendo aunque no haya cometido ningún delito, a la inauguración de la muestra de óleos del policía Javier Urbano Ubaldo, que se llevará a cabo en la Embajada de Grecia en México (Paseo de las Lomas 2060, col. Lomas de Reforma) a las 19 hrs. Dese una vuelta y compruebe que la imaginación, la sensibilidad y el ocio no crean monstruos sino artistas.

Carlos García-Tort
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Bazar de asombros


SALTILLO, SUS AVES Y SU BELLO DESIERTO

Para Tania Contreras

El Colegio de los Jesuitas en Saltillo cerró sus puertas en 1915. Siempre llevó el nombre de San Juan y su arquitectura es sobria, con algunos interesantes aspectos vagamente herrerianos y una capilla de buena factura neoclásica. Ahí estudió el mejor de nuestros demócratas, Francisco Madero, y por sus patios anduvieron, tratando de corregir su propensión a la indolencia y al desmadre, mis simpáticos y picarones tíos Luis y Camilo que fueron enviados desde la lejana Lagos de Moreno para ver si los ``santos padres'' lograban domeñar sus ganas de vivir en el mundo. Muchos años después, el tío Camilo, ya domado por una infatigable esposa, me contaba anécdotas de su vida escolar, en el corredor de la vieja casa del rancho de Santa Cruz, propiedad de su mujer, que administraba con escasa fortuna y con todos los vientos dispersadores de nubes en su contra. A pesar de esto, algo se conseguía y los desayunos de los días de vacaciones en la esperanzadamente llamada estación de las lluvias tenían la calidad proveniente de su total frescura. Los formaban un plato de frijoles cuyas vainas maternas habían sido cortadas el día anterior (no he comido en mi larga y esperpéntica vida nada que se le iguale), una sencilla salsa hecha de chiles largos, cebollas y tomates cultivados en la misma milpa o en la huerta del rancho; jocoque de acidez impecable, tortillas infladas y olorosas a la leña del comal y un par de vasos de leche recién ordeñada acompañados de galletas de animalitos o de las redondas y embadurnadas de un betún de colores de irrestricta audacia. Las anécdotas del buen tío Camilo tenían un color nostálgico y a veces coincidían con las visiones jesuíticas del A.M.D.G. de Pérez de Ayala (le juro a don Carlos Monsiváis que esta es una novela interesante y que en nada se parece a las del Padre Coloma).

El Colegio de San Juan se convirtió en cuartel, oficina de gobierno, Congreso del Estado, bodega... y, ahora, alberga un museo que está a la altura de la poesía: el de los pájaros. Nuestra guía, Isabel (los nuevos museos de la ciudad prosperan gracias al talento, el entusiasmo y la honestidad con que los administran varias mujeres ejemplares), nos habló de los esfuerzos de don Aldegundo, donador de una buena parte de las aves prodigiosamente disecadas. Una museografía hecha pensando en los niños de cuatro a cien años, nos permitió acercarnos a las aves regionales, admirar las de otras latitudes y aprender muchas cosas sobre la vida, los afanes y placeres de esos sibaritas del reino animal que se montan en los vientos para viajar recorriendo distancias de milagrería. Con Armando de la Peña, promotor cultural de larga y fructífera trayectoria, recordamos algunos poemas con pájaros: ``ramillete cantor'' (Quevedo)... ``cuando la aguda alondra se deslíe en el agua del alba'' y ``la golondrina de escritura hebrea'' (Gorostiza)... ``una saltapared repasa sus métricas de cristal'' (González León), ``para el zenzontle impávido'' y ``el relámpago verde de los loros'' (López Velarde)... ``los grupos de palomas, silencios, claves, alteraciones, modifican el aire de la loma'' (Pellicer) y más y más... Hermoso museo con plumas multicolores, trinos, gorjeos, zureos, ritos para cortejar y rumor de alas. Las audaces migratorias, el sigiloso búho, las cautelosas miméticas, los mínimos colibríes y el gigantón avestruz... todos están ahí mostrando sus gracias y destrezas.

Al mediodía cometí una conferencia. A un grupo de muchachos atentos y bien informados les hablé sobre los medios masivos y la ideología. Las preguntas sobre la televisión y su obscena cobertura de la huelga de la UNAM ocuparon gran parte de nuestro tiempo. Llegamos a la conclusión de que todos los dedicados a la comunicación social en nuestro país (y en el mundo) debíamos sentir verguenza por la forma en que la televisión mexicana masajeó, histerizó, desasosegó y, por supuesto, manipuló a la llamada ``opinión pública'' para desprestigiar a la UNAM y demonizar a los paristas que, si somos fieles a la verdad, hicieron todo lo posible para ser demonizados. Los muchachos, al igual que el lenguaraz charlista, exigieron la liberación de los detenidos y la convocatoria para celebrar un congreso democrático que reforme de manera profunda a nuestra humillada y valiosa universidad. En ese congreso debe hacerse la crítica del centralismo y se plantearan los graves problemas de las universidades públicas de la provincia, agobiadas por una pobreza de la que es culpable en parte (tal vez por omisión o por ensimismamiento) la propia UNAM.

Una cerveza helada (um choppe gelado, diría Tom Jobim en su Copacabana y en la Ipanema de su garota) nos abrió el apetito para la comida regional. ``La canasta'', y su propietaria, la amable Chela, lo saciaron con creces gracias a su arroz huérfano, frito con maestría y adornado con almendras y con las delicadas ``nueces de papel'' de la región (un remoto sabor chino andaba entre los bien separados arroces). La carne fresca y la seca se combinaron en platos acompañados de perfectas gordas de harina, y los dulces de leche y nuez, el licor de pera y unas galletas finales cerraron la jornada.

El nuevo museo del desierto llenó toda una tarde de cielo impecablemente azul y de aires templados. La fábrica del museo es espectacular y tiene una aceptable voluntad de estilo. La moderna museografía, ayudada por videos, audios, retratos y pinturas da interés a esta visión de la cultura del desierto y de sus ritos primitivos acerca de la caza y la sobrevivencia en un medio bellísimo y hostil. La idea es mostrar la lucha del hombre en el hábitat desértico. El Tiranosaurio Rex, los cuellos largos, Isaura, dinosaurio paisano y no priísta, y Quetzalcoatlus, reptil volador, ocupan el centro de la escena mientras que las cactáceas y sus lecciones de hidrografía milagrosa, son las estrellas del gran show desértico. La notable museografía, realizada por Margen Rojo, guía con mano segura a los escolares que llenan el museo a todas horas. Patricia Burciaga, socióloga saltillense, casada con un nostálgico y emprendedor bresciano, nos condujo por los laberintos del notable museo. Le sugerimos versos del ``Idilio Salvaje'' de Othón: ``el galope triunfal de los berrendos'', ``asoladora atmósfera candente do se incrustan las águilas serenas como clavos que se hunden lentamente...''. Estarían mejor en los muros que las actuales leyendas cientificonas y un poco bobas. A la salida vimos cómo los perritos de las praderas platicaban animadamente sobre sus impresiones del día. El grupito se fue borrando en la tarde y todo lo ocupó el majestuoso crepúsculo de las tierras secas.

Hugo Gutiérrez Vega

CONFIGURACIONES

Hugo Hiriart

Más temas literarios
de la Literatura Universal (IV)

ENEMISTAD ENTRE HERMANOS. Seguimos, Xime, con las discordias de familia. Se supone que los hermanos deben quererse, sin embargo, la literatura, y la vida misma, registra numerosos casos de odio fraternal virulento. Empezando con Caín y Abel, en la Biblia. En tanto enemigos, los hermanos son interesantes porque, se supone, son del mismo peso y origen, y los combates equilibrados son mejores que los abusivos.

el hombre artificial. Es Frankenstein, por ejemplo, hombre creado por ingenio humano, no engendrado, no natural. Pero no siempre es horrorosa la criatura, ahí tienes a Coppelia, primoroso autómata de la que se enamora un incauto en el cuento y ballet del mismo nombre o la no menos preciosa escultura que hizo Pigmalión, y luego rogó a Afrodita que le diera vida, porque se había enamorado de su propia creación. El Golem de la tradición judía pertenece, en cierta medida, al mismo tema. El cine de ciencia ficción ha revivido el tema con toda clase de robots perfeccionados. Pinocho cae también en el tema.

hombre entre dos mujeres. Tema muy socorrido, tanto en el arte como en la vida diaria. El eterno triángulo amoroso. ¿Por quién se va a decidir el atribulado caballero?, con este enigma tienes para que lector tenga que seguir leyendo tu cuento hasta el final.

honor conyugal herido. Aquí entran las apasionadas heroínas del amor adúltero: Ana Karenina, Madame Bovary, Ana Osores (de La regenta, novela española que te recomiendo). El esposo ofendido es siempre interesante. El tema se usó antes para moralizar, defendiendo la ``santidad'' del matrimonio, pero en tiempos recientes se ha perdido este carácter y se llega a defender el amor no conyugal, por ejemplo en la película Los puentes de Madison.

incesto. Amor erótico entre consanguíneos en primer grado. Edipo, que casa con su madre. Popular es el tema de los hermanos que no se conocen, se encuentran por azar y se enamoran. En general, pero no siempre, este desconocimiento es parte de la trama (porque la aligera y hace verosímil. Byron defendió el incesto alegando que si la especie humana deriva sólo de Adán y Eva, por fuerza las primeras familias fueron incestuosas. Incontables son las versiones del asunto.

jugador. En casi todas las culturas ha habido juegos de azar, luego, el tema es viejo. El juego, como sabes, puede ser una adicción muy fuerte, y toda adicción es dramática. ƒse es un costado del asunto: el azar está, no en el juego, sino en si el adicto va a someterse a su enfermedad o si va a liberarse dejando de jugar. El otro costado del motivo consiste en entender el azar, no como azar, sino como signo del destino, de Dios o de lo que quieras (así lo entienden muchos jugadores). En este segundo aspecto el Jugador cae en el tema, muy amplio, del humano que interroga su trayectoria de vida y se empeña en encontrar cierta necesidad bajo el azar.

juicio de Dios. Llamado también ``ordalía''. Es un asunto supersticioso y antiguo, difícil de tratar en términos modernos, y tiene que ver con el motivo del jugador. Cuando en los tiempos antiguos no había evidencia conclusiva para zanjar un juicio decidiendo acerca de una culpa, se sometía al acusado a pruebas u ``ordalías'' y si salía ileso o ilesa de esas pruebas, se consideraba inocente. Una ordalía era, por ejemplo, atravesar una fogata sin sufrir quemaduras. El tema, como ves, tiene que ver con la magia. En versiones más humanitarias se dejaba a la suerte la decisión judicial (un volado, pues), y como en el tema del jugador, se entendía el azar como signo de la voluntad de Dios.

martir. En sentido amplio es todo humano que sacrifica su vida por sus ideales. Pero es el cristianismo el que mejor lo ha desarrollado. ``Mártir'' sólo quiere decir ``testigo'', el mártir cristiano es el que da testimonio de su fe a costa de su vida. Por extensión, mártir es todo aquel que, por generosidad, se sacrifica, en cualquier sentido, por los demás, su esposo, hijos, la comunidad, la humanidad entera. Es pues, tema ético y en la actualidad muy abierto a controversia. Eso lo hace interesante. ¿Podrías decirme qué personaje es el opuesto polar al mártir?

misantropo. Es quien odia y desprecia al género humano en su conjunto. Los griegos describieron el personaje, lo llamaban diskolos. En una comedia antigua se desarrolla el tema así: un hombre es misántropo y vive, por consecuencia, retirado del mundo, pero cae en un pozo y todo mundo se une generosamente para ayudarlo a salir. Sale ¿y qué hace? Otros han tratado el motivo de otro modo. El tema sirve para hacer consideraciones antropológicas. Una variante de misántropo es el que odia sólo a la mitad del género humano, sólo a las mujeres, esto es, el misógino.

la mujer rechazada. Dicen que no hay furia comparable a la de la mujer repudiada. Su situación es anómala, porque la mujer, en general, es asediada por el varón y se halla, clásicamente, en la situación de aceptar o rechazar la oferta varonil. Pero ¿qué sucede cuando es ella quien hace la oferta y ésta es rechazada? El argumento de José y la mujer de Putifar se repite en varias literaturas: la mujer calumnia a quien la rechazó diciendo que él trató de seducirla, pero que ella se opuso, es decir, invierte limpiamente los papeles. Aquí se llega al tema de La mujer difamada, invertido en género, pero el enredo es el mismo. La historia de Fedra, muchas veces tratada, cae en este argumento, con el agravante de que ella es la madrastra de Hipólito, el rechazante.

Seguimos en la próxima carta.