LUNES 27 DE MARZO DE 2000

* Tenemos la amenaza permanente de la guadaña: consejero Jaime Cárdenas


"Inhibe" el TEPJF los trabajos del IFE, con el respaldo del PRI

* Luego de dos crisis, el instituto vive ahora uno de sus mejores momentos: Molinar y Merino

Mireya Cuéllar * Un Instituto Federal Electoral obligado constantemente a poner a prueba sus equilibrios, presionado por un PRI que ha encontrado en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación el camino para "contener" el ánimo renovador de los miembros del Consejo General del IFE, es el que tiene la responsabilidad jurídica y política de contar los votos el 2 de julio próximo en la primera elección presidencial del México posrevolucionario que no estará controlada por el gobierno.

A veces con maneras elegantes y otras no tanto, el PRI lleva dos años intentando cambiar la interacción de fuerzas que se vive en el interior del Consejo General. ƑLa razón? es una correlación que percibe adversa. La pretensión del consejo ųante querella formal del PRDų de indagar los millonarios recursos que fueron a dar a la campaña del PRI en 1994 (hechos públicos por Carlos Cabal y ratificados por Roberto Madrazo) les llevó a conocer los golpeteos de la real politik y los recursos de los que puede echar mano un sistema cuando se siente agredido.

 

Dictados de la Secretaría de Gobernación

 

Los ataques públicos y las presiones privadas a Emilio Zebadúa, Jesús Cantú, Alonso Lujambio, Jaime Cárdenas... no son más que pruebas claras y contundentes de que el "acuerdo político" que hizo posible la actual composición del Consejo General del IFE "les incomoda", porque ellos querían consejeros "a modo, como antes, en la Comisión Federal Electoral, que recibían dictado de la Secretaría de Gobernación", dice Germán Martínez, el representante de la Alianza por el Cambio (PAN-PVEM) ante el IFE.

Hace seis años aquí estuvieron sentados ųen la mesa del Consejo General, refiere el panistaų Emilio Chuayffet y Arturo Núñez, después Felipe Solís Acero šPor supuesto que hay avances! šClaro que les incomoda la composición del consejo!

El PRI tiene dos años golpeando al IFE para restarle autoridad y fortaleza al Consejo General y nada garantiza que no lo haga cada vez que los consejeros, en el ámbito de sus facultades, tomen decisiones que afecten sus añejos "vicios electorales", dice Jesús Ortega, el representante de la Alianza por México (PRD-PT), quien evoca, para ilustrar el sentimiento de ese partido hacia organismos como el IFE, al priísta Tulio Hernández, quien con el folclor que lo caracteriza soltó un día: "tanta pinche democracia nos ha partido la madre".

"En muchos priístas está la convicción de que en la medida que nada se mueva, ellos dirigen y manejan al país. Por eso les molesta que se pretenda desde el IFE poner en marcha programas institucionales para vigilar el uso de los recursos públicos, la compra o coacción del voto, los exhortos a las autoridades en relación con los comicios, porque su estrategia es comprar sufragios, conciencias, usar los recursos del erario para sus campañas... por eso van al TEPJF cada que una decisión del consejo no les gusta, para buscar que se contenga a los consejeros".

ƑPor qué los ataques más fuertes iniciaron cuando los consejeros removieron a Felipe Solís Acero?, se pregunta Ortega. Y se responde: porque la estructura operativa que Solís ųcomandaba en el IFE como secretario de la Junta General Ejecutiva, era la trinchera, el caballo de Troya priísta en el "órgano ciudadanizado". Eran los mismos que tenían el control de las elecciones desde el gobierno y que pasaron automáticamente al IFE cuando se fundó, y lo hicieron "cumpliendo formalmente los requisitos" pero sus compromisos y lealtades estaban en otra parte. Muchos de quienes han salido del IFE no han hecho más que emprender su camino de regreso a casa, el PRI. šNada más hay que ver quién le organizó la elección interna a Francisco Labastida!

Cuando el 22 de enero de 1998 Solís Acero presentó su renuncia ųluego de que seis consejeros solicitaron hacer una evaluación de su desempeño y algunos asumieron en público y en privado que no merecía su confianzaų se desató una confrontación. Empezó porque el consejero presidente se opuso siempre a la remoción de Solís, pero tomó otras dimensiones cuando propuso informalmente para ocupar el puesto a Alberto Begné Guerra y los consejeros no lo aceptaron. La iniciativa trascendió a la prensa, Begné era entonces el director de Capacitación Electoral, y la situación se tornó tan incómoda que optó por renunciar y lamentó que quienes lo rechazaban le dieran más peso a "mis relaciones de amistad" ųes muy cercano a Jorge Alcocer, entonces subsecretario de Gobernación y hoy miembro del equipo de campaña de Francisco Labastidaų que a su capacidad.

 

Jaloneo interno por las funciones

 

Con su renuncia puso sobre la mesa un problema que el IFE todavía hoy no termina de procesar y que es motivo de constante jaloneo interno: hay "interpretaciones y visiones diversas, en ocasiones encontradas" entre el Consejo General (máximo órgano de dirección) y la Junta General Ejecutiva (que opera las decisiones del consejo) respecto a los "alcances" de las atribuciones legales de los distintos órganos centrales (el consejo y la junta) y "sobre la concepción misma del instituto, y el papel que debe jugar en el proceso de cambio político que vive el país".

Esa diversidad de interpretaciones y concepciones ųlo describió Begnéų se "ha traducido en tensiones y conflictos internos".

La situación no ha cambiado mucho y es "complicada" ųexplica el consejero Jaime Cárdenas: algunos partidos y medios de comunicación nos acusan de "protagónicos cuando nos salimos del rol de aplicador mecánico de la norma" y otros nos critican porque no desarrollamos una mayor actividad política, tomando acuerdos que propicien mejores condiciones de igualdad en el proceso.

"Hay un problema de fondo que es de cultura jurídica. Buena parte de los conflictos que tuvimos en el pasado con el PRI fueron por el modelo de consejero. El PRI lo concibe como un burócrata electoral, de alto nivel, pero burócrata, que no realiza ninguna interpretación de la ley, que no tiene iniciativa en el terreno político. Es un modelo muy tradicionalista y en el derecho es un debate ya superado".

Pero enfrente está el otro modelo de consejero, bien visto en algunos sectores; un consejero que promueve los fines del instituto, que con fundamento legal, porque el artículo 69 da una serie de facultades al órgano electoral, que se supone nosotros debemos promover; la cultura democrática, la autenticidad del sufragio... esto nos obliga a tomar partido por el desarrollo democrático y en el plano político implica un mayor activismo. Ese ha sido el origen de muchas diferencias.

ųƑCon sus resoluciones, el TEPJF les ha dejado muy claro cuál es su modelo de consejero?

ųNos ha convertido en consejeros acotados. De manera regular sus resoluciones limitan las decisiones de los consejos. En la práctica se ha convertido en un elemento de inhibición. Tenemos la guadaña permanente del TEPJF que nos va a decir: esto no lo pueden hacer, no tienes atribuciones, te estas excediendo... Esta situación lo único que ha provocado es que el PRI quiera relegarnos al papel de cuidador de la cancha porque el papel de árbitro se lo deja al tribunal.

ųƑSi la elección es muy cerrada van a vivir muchas presiones?

ųLas presiones son parte de cualquier actividad pública y las cuestiones sucias siempre pueden presentarse, a los consejeros lo único que nos queda es aplicar la ley y resistir las presiones.

El consejero Jesús Cantú dice casi resignado: por el diseño institucional, los órganos electorales van a vivir todavía una etapa de constante y hasta necesario forcejeo. Primero, porque no fue un experto en administración quien concibió un IFE con dos estructuras, una ejecutiva y otra ciudadanizada que confluyen en órganos colegiados (los consejos), sino que es producto de las confianzas y las desconfianzas.

Después, explica, porque la confianza en los órganos electorales y su imparcialidad no la garantiza ninguna de sus estructuras en lo particular ni las personas, sino el conjunto del rompecabezas comicial, y en él incorporó al TEPJF; "algunos les damos más confianza a ciertos actores políticos y otros a otros de los actores". En este escenario, "es importante que cada uno siga cumpliendo con su deber y su función siempre dentro del marco legal pero desempeñando hasta el extremo todas sus facultades"

En el IFE hay una correlación de órganos y personas que en conjunto le dan confianza a todos los actores y por ello es muy importante que no se rompan los equilibrios, porque es lo único que garantiza estabilidad. En este entramado, lo que ha vivido el IFE los últimos años son intentos de modificar estas correlaciones.

Y contextualiza: el problema de este país ha sido la falta de equilibrios, los excesos que se generaron a raíz de que uno de los poderes, en este caso el Ejecutivo, se impuso. Por eso es fundamental que la autoridad electoral sí tenga estos equilibrios y en la medida que el sistema político en su conjunto genere los suyos, quien organice los comicios irá perdiendo importancia y se convertirá en un órgano administrativo que simplemente realiza elecciones.

ųƑCuál es su balance de estos años?

ųEl modelo ha mostrado que es eficaz y operativo, porque tanto los miembros del Consejo General como los de la Sala Superior del TEPJF van por la segunda elección y desde 1997 no ha habido un conflicto poselectoral resuelto fuera de la ley.

Otro de los consejeros, Juan Molinar, está satisfecho con lo logrado por el IFE, porque ha llenado las expectativas de partidos y ciudadanos. Y porque el Consejo General está más sólido "que en cualquier otro momento de su historia" luego de "dos crisis" ųuna durante la salida de Felipe Solís Acero y otra cuando el PRI se levantó de la mesa del consejoų que le permitieron obtener una mayor experiencia política, cimentarse administrativamente y construir caminos institucionales para resolver diferencias.

El consejero Mauricio Merino coincide con Molinar: el IFE está mejor organizado, "más asentado en el terreno operativo". También dice que en "la crisis" que se vivió con el PRI "siempre quedó la certidumbre de que no se trataba de una desconfianza sobre el conjunto del IFE".

El secretario ejecutivo, Fernando Zertuche ųquien sustituyó a Solís Acero en medio de grandes forcejeosų, no quiere mirar atrás, ahondar diferencias, platica que las estructuras han tejido un proceso de integración a raíz de que los consejeros presiden las diversas comisiones que se corresponden con cada una de las direcciones ejecutivas que componen la junta.

"Las comisiones vigilan y promueven con el ánimo de volver óptima la realización de las actividades", asegura.

Por lo que a él toca, dice: "el servidor público tiene que ser sensible a las necesidades actuales para no voltear hacia el pasado" y hábilmente se sale del tema: "es muy grato estar en una institución bien preparada para cumplir sus objetivos esenciales".

La verdad, dicen algunos consejeros, es que Zertuche ha evitado el enfrentamiento con ellos. "Hay respeto de mi parte y de ellos", define el secretario ejecutivo en su amplia oficina del primer piso del edificio "A" del conjunto arquitectónico que tiene el IFE en Viaducto Tlalpan y Periférico.

Un capítulo abierto

 

Pero el segundo capítulo de la ruta crítica que ha vivido el IFE no se ha cerrado. No se cerró con el regreso del PRI al Consejo General el 16 de marzo de 1999. Se había ido el 16 de noviembre de 1998 molesto porque se decidió discutir en una sesión extraordinaria el destino de la queja administrativa que había presentado el PRD para que se investigara el origen de los recursos financieros que había gastado el PRI en la elección presidencial de 1994. Ello, a raíz de las declaraciones de Carlos Cabal en Australia.

Unos días antes de que se ausentara del IFE, el PRI había deslizado sobre la mesa de negociaciones políticas abierta en San Lázaro ųdonde se discutió el Fobaproa y otros temasų la posibilidad de revisar la composición del Consejo General. La oposición nunca le hizo segunda.

Ya fuera del consejo, optó por aumentar la presión pública. Puso a consideración de la Cámara de Diputados, los primeros días de diciembre de 1998, una iniciativa para reformar la Constitución y modificar la composición del Consejo General, dado que algunos de los actuales consejeros electorales "se han convertido en voceros oficiosos de los partidos políticos que los propusieron y van por todo el país divulgando la llamada teoría de la transición a la democracia, la cual en síntesis significa para ellos que sólo se podrá ejercer esa condición en México una vez que el PRI haya salido de los cargos de representación popular que ocupa".

Obligado a regresar al Consejo General ųel Cofipe dice que después de tres ausencias el partido faltista pierde su asiento por el resto del proceso electoralų el representante del PRI ante el IFE ųentonces Enrique Ibarraų se presentó la mañana del 16 de marzo y no fue precisamente para concluir la disputa. Instaló una bomba de tiempo en la Contraloría Interna del IFE. Anunció que PRI, PT y el Verde Ecologista presentarían una denuncia "por responsabilidad administrativa" en contra de Jesús Cantú, Emilio Zebadúa, Jaime Cárdenas y Alonso Lujambio. El juicio político y la demanda judicial que anunció se quedaron en el aire.

Acusaron a los consejeros de gastar indebidamente recursos públicos en rentar una avioneta, pagar una cuenta que incluyó bebidas alcohólicas, de organizar una reunión de consejeros locales efectuada en Querétaro, de disponer de boletos de avión financiados por el IFE para fines personales, de atacar las "instituciones democráticas" ų Jaime Cárdenas dijo que las resoluciones del TEPJF "son un aviso para callarnos la boca"ų entre otras cosas. Formalizó como denuncia las acusaciones que el PRI había hecho circular abundantemente desde diciembre del 98.

El IFE finalmente, el 17 de mayo, decidió no proceder contra el PRI por sus gastos de campaña de 1994, pero eso no le fue suficiente. En un proceso azaroso que devino en la destitución del contralor interno, Carlos Muñoz Villalobos, éste resolvió sancionar ųa partir de la queja priístaų con un "apercibimiento público" a Jaime Cárdenas y Emilio Zebadúa, pero destituyó y multó a Jesús Cantú con 203 mil 325 pesos.

El nuevo contralor, Mario Espinola Pinelo, revocó la destitución de Cantú, pero lo conminó a devolver el monto de los 20 boletos de avión que recibió del IFE para viajar a Monterrey, Nuevo León, de donde es originario. En esos días, emisarios gubernamentales trataron de convencer a un sector del Consejo General para que aceptara la destitución de Cantú. Como en el circo romano, había que dar algo a los leones para tener un buen fin de fiesta. Las malas maneras molestaron hasta a Woldenberg, siempre moderado. Los consejeros cerraron filas. Nadie reveló nombres, pero ahí están las declaraciones públicas del consejero presidente dejando ver que si se iba uno, se irían todos.

 

El caso de los boletos de avión

 

Los consejeros han dicho públicamente que fue en una reunión privada ųrealizada inmediatamente después de que tomaron posesiónų donde se decidió dar boletos de avión a los dos miembros del Consejo General que no eran de esta capital. Cantú, que venía de Nuevo León, y José Barragán, de Guadalajara, Jalisco. En todo caso, ha dicho Jaime Cárdenas, todos somos corresponsables de una decisión que ahora se usa políticamente para afectar a uno de nosotros.

La juez décimo de distrito en materia administrativa en el Distrito Federal, Emma Margarita Guerrero Osio, determinó el pasado 30 de noviembre ųante amparo presentado por Jaime Cárdenasų que la Contraloría Interna del IFE "no tiene atribuciones legales para sujetar a un procedimiento administrativo de responsabilidad y sancionar" a un consejero. Sin embargo, la solicitud de amparo de Jesús Cantú no se ha resuelto y si no hay fallo a su favor se verá obligado a restituir al IFE el costo de los 20 boletos de avión que le fueron entregados. La cantidad no es nada frente al nuevo golpe político que implicaría un fallo en contra de Cantú, quien ha sido uno de los consejeros más golpeados a raíz de que decidió inmiscuirse en los detalles de la organización electoral. Es un cazamapaches interno y por ello tiene toda nuestra confianza, definen las coaliciones opositoras.

 

El PRI aceptará los resultados

del 2 de julio aunque no le favorezcan

También para el PRI la disputa con el IFE está cerrada, a decir de su nuevo representante, Marco Antonio Zazueta, quien dice que el PRI aceptará el resultados de las votaciones del próximo 2 de julio, aunque no le favorezcan. "No estamos en ese escenario, porque no creemos que vayamos a perder". Por lo demás, apunta, el órgano electoral "está cumpliendo en términos de ley" con los procedimientos por lo que quien "a estas alturas o el día de la jornada se digadefraudado o que no quiera reconocer los resultados, pues de antemano se está colocando en una situación verdaderamente irresponsable y sin merecimiento de atención de la comunidad nacional e internacional".