Lunes en la Ciencia, 3 de abril del 2000



Horario de verano

ƑAhorro energético?

Humberto Piza

El propósito principal del horario de verano consiste en aprovechar la luz solar que se gana durante ese periodo, debido a la inclinación del eje terrestre. Mientras mayor sea la latitud norte, mayor la inclinación y la ganancia de luz de día.

Esta práctica fue iniciada por países del hemisferio norte, como Estados Unidos, con un adelanto de una hora sobre el horario normal, ya que se encuentran en una latitud que les permite obtener en promedio más de dos horas de luz diaria, una antes del amanecer y otra después del atardecer. Aunque los husos horarios son arbitrarios, la mayoría sigue las zonas que naturalmente se forman al dividir el día en 24 regiones del mismo tamaño, cada una correspondiente a una hora, y marcadas cada 15Ŷ de longitud. En teoría, una población localizada a 15Ŷ longitud este de otra tendría una hora más de diferencia en el reloj. Por lo tanto, la parte continental de Estados Unidos (excepto Alaska) cruza cuatro zonas del tiempo geográficas, y ha adoptado cuatro husos horarios que sigue con cierta precisión.

En los equinoccios, la duración del día y la noche es la misma en todo el mundo (12 horas de sol, 12 horas de sombra), pero en los solsticios el tiempo real de luz solar no es el mismo, y varía según la latitud de una población determinada. En el solsticio de verano del hemisferio norte el eje terrestre se encuentra inclinado 23.5Ŷ hacia el Sol, y éste aparenta pasar sobre el Trópico de Cáncer, más al norte de la línea del ecuador, lo que crea una zona extra de luz solar. Esa inclinación permite que haya más tiempo de luz de día antes del amanecer y después del atardecer, en comparación con el día normal.

Para motivos prácticos, el adelanto de una hora al reloj es útil si la ganancia de luz es significativa, pues en regiones cercanas al ecuador ésta es mínima, y adelantar una hora el horario más bien retrasaría en apariencia la salida del Sol (si en la línea del ecuador el amanecer es a las 6:00, con este cambio el Sol saldría hasta las 7:00). Así, donde se ganan dos horas de luz en el verano, el Sol saldría a las 5:00 y se pondría a las 19:00, pero con la modificación del horario amanecería a las 6:00 y atardecería hasta las 20:00.

De esta manera, existe un punto de latitud norte a partir del cual hay una hora extra de luz antes del amanecer y después del atardecer, que es donde el arco meridiano marcado como 15Ŷ de longitud (una hora adelante del atardecer en el ecuador) corta la línea de inclinación de 23.5Ŷ. Esa latitud corresponde a unos 30Ŷ norte, y los países europeos y casi todo Estados Unidos se hallan a latitudes superiores, obteniéndose una ganancia aún mayor.

La mayor parte de México, sin embargo, se encuentra a menor latitud. Si tomamos el paralelo 20Ŷ norte, que corre entre la ciudad de México y Guadalajara, se obtiene una ganancia de unos 40 minutos de luz solar antes del amanecer y 40 minutos después del atardecer (10Ŷ de arco meridiano). Considerando esa zona, normalmente amanecería en verano en el día de mayor ganancia de luz (el 21-22 de junio, momento del solsticio) a las 5:20, y atardecería a las 18:40. Con el horario de verano, la salida del Sol se retrasa hasta las 6:20 y atardecería a las 19:40. Esto no corresponde a lo que ocurre en realidad en gran parte del país, porque el huso horario de la zona centro de México está relativamente adelantado a la hora geográfica. Ese mismo huso horario es el que utilizan ciudades como Nueva Orleans, Memphis y Saint Louis, en Estados Unidos, con más de 7.5Ŷ de longitud al este de la ciudad de México y que, en teoría, deberían estar media hora adelantados. Es en la península de Yucatán (en Mérida, por ejemplo) donde ese horario es más correcto. Por lo tanto, en el valle de México, el Sol sale hasta las 6:50, y anochece pasadas las 20:10 durante el horario de verano.

Debido a que la mayor parte de la electricidad es consumida en iluminación, particularmente de edificios de oficinas (corredores, auditorios, etcétera), no es de extrañar que haya ahorros de electricidad durante los periodos de horario de verano, a pesar de que el consumidor doméstico quizá tenga que encender sus luces más temprano. La comodidad de prolongar las actividades diurnas con luz solar se contrapone, por otro lado, a las molestias de salir en la mañana con más oscuridad, lo cual no siempre es considerado por las autoridades que proponen esos programas de ahorro energético.

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