LUNES 3 DE ABRIL DE 2000

Ť La emperatriz del adiós requirió de una exhaustiva investigación


La Carlota humana, historia de Miguel de Grecia

Merry Mac Masters Ť Miguel de Grecia (Roma, Italia, 1939) tiene un retrato de la emperatriz Carlota, pero no por eso escribió sobre ella. En la pintura, una Carlota niña está vestida con un traje griego. ''Por eso lo tengo -comenta el escritor-. A Leopoldo de Bélgica, padre de Carlota, le habían ofrecido el trono de Grecia. Lo rechazó, pero quiso retratar a su hija de unos ocho o diez años en un traje griego".

A Maximiliano de Habsburgo también le ofrecieron el trono de Grecia, comenta, pero para entonces le interesó más México. Escogieron, entonces, al abuelo de Miguel de Grecia, quien apunta: ''si Maximiliano hubiera dicho sí, no estaríamos en Grecia".

Por otro lado, Miguel de Grecia conoció mediante conversaciones a Carlota (1840-1927) desde niño, porque la emperatriz y su marido construyeron el castillo de Miramar que, por una serie de circunstancias, tuvo como último ocupante a la tía materna del príncipe. "Mis padres y abuelos, entonces, iban allí todos los veranos. Yo, no, porque nací durante la guerra, pero de niño siempre oía hablar de Carlota y Miramar", comenta.

Escritor de "historia novelada", y con una preferencia por las protagonistas femeninas, el entrevistado apunta que aquí no hizo falta agregar nada porque el cuento ya era "magnífico". Para el libro La emperatriz del adiós (Plaza & Janés, 1999), tuvo la "suerte" de contar con tres archivos hasta entonces sin investigar (dos en Bélgica y el tercero en la Universidad de Texas, en Austin).

Respecto de las más de 300 cartas de la correspondencia entre Maximiliano y Carlota, Miguel de Grecia está ''casi'' seguro de que ese fondo fue robado de Viena a fines de la Segunda Guerra Mundial porque tiene todavía el sello del archivo. En México, apunta, llegó a hablar con personas cuyos abuelos o bisabuelos conocieron a la pareja real. Lo que hay en México, agrega, es la tradición oral respecto a la cual es una pena que no se haya escrito más.

En la historia de Carlota, al autor de una docena de libros también le atrajo el tema de la locura, porque, aun ahora que se pretende curarla, "no se sabe mucho de la locura". La emperatriz, recuerda, estuvo en esa condicción 60 años y todavía no se saben las razones. Otro "misterio" que trata Miguel de Grecia es la relación que la mujer sostenía con su marido. En su interés por abordar el aspecto "humano" de Carlota, y no el político, asegura que su historia es "la tragedia de la soledad". Mujer fuerte, inteligente, empeñada en hacer el bien, trabajadora, dedicada a su obra, exigente "quizá" con sí misma, pero también con los demás, valiente y llena de energía, el entrevistado apunta que a pesar de todas esas cualidades era difícil acercarse a Carlota.

Al abordar la parte humana de su protagonista, el escritor quiso "sacarla de la sombra, ponerla en la luz y enseñarla como una persona, pero también como un ser muy, muy solo. La dejó sola su marido, la familia no la veía porque estaba lejos, después se volvió loca, amigos no tenía porque su posición no se lo permitía".