LUNES 3 DE ABRIL DE 2000

Ť México y Brasil, entre los de mejores perspectivas


Crecimiento de 4.6% en países en desarrollo, prevé el BM

Ť Frágil, el camino de la recuperación para 41 naciones, apunta

Según el nuevo informe del Banco Mundial (BM) publicado hoy, es probable que en los países en desarrollo lleguen a obtenerse tasas medias de crecimiento de 4.6 por ciento en el año 2000, y que alcancen el 4.8 por ciento entre el 2001 y el 2002.

No todos los países en desarrollo se beneficiarán de la misma manera de esta recuperación, que se ha visto impulsada por un crecimiento más firme de lo previsto en los países industriales, una mejoría excepcionalmente sólida del comercio mundial y el aumento de los precios de los productos básicos.

El informe Flujos mundiales de financiamiento para el desarrollo advierte que unos 41 países de ingreso bajo, con una población total de más de mil millones de personas, apenas habrán iniciado el rumbo hacia el crecimiento positivo. Esto pone de relieve el frágil camino del ajuste y la recuperación que tienen por delante estas naciones.

Una de las conclusiones más importantes del documento se expresa en que los flujos de inversión extranjera directa, que resistieron la crisis, se han convertido en la fuente más importantes de flujos de financiamiento a largo plazo más estables para el crecimiento de los países en desarrollo.

Estos flujos han aumentado de 35 mil millones de dólares en 1991 a 131 mil millones en 1996, y a 192 mil millones en 1999. Uri Dadush, director del grupo de análisis de las perspectivas de desarrollo del Banco Mundial, afirmó que ''una conclusión firme es que debemos tomar medidas en consecuencia para reducir los efectos perniciosos de la inestabilidad de los flujos de capital''.

Con el ritmo disparejo de la actual recuperación, el crecimiento será más rápido en los países que dependen más del comercio, están más diversificados, reciben más inversión extranjera directa o han mejorado su posición competitiva. Países como Brasil y México muestran dos o más de estas características.

Es probable que el crecimiento sea más lento en los países exportadores de petróleo (en gran medida debido a su sobreendeudamiento y a la baja prevista del precio del petróleo en el futuro), y en los países exportadores de productos agrícolas básicos (que encaran una crisis de su relación de intercambio).

Los flujos netos a largo plazo de los mercados internacionales de capital --financiamiento bancario, bonos e inversiones de cartera-- hacia el grupo de naciones en desarrollo se redujeron en 1999 a los niveles que se habían visto por última vez a principios de la década de 1990. En los próximos años se prevé una recuperación gradual de estos flujos de los mercados de capital, y que, en cifras brutas, aumenten de 161 mil millones de dólares en 1999, a unos 185 mil millones en el 2000, y a una cifra de entre 220 mil y 230 mil millones de dólares en el 2001. Esto representaría una recuperación a los niveles observados en 1995, que serían muy inferiores a los niveles extraordinarios registrados durante la burbuja de especulación de 1996-97, que llevó al estallido de la crisis financiera.

El año pasado se observó un celebrado, aunque pequeño aumento de los flujos de ayuda hacia los países en desarrollo, que puso fin temporalmente a la disminución de asistencia oficial para el desarrollo registrada durante cinco años. Otro hecho positivo es la reasignación de la ayuda a los países que la utilizan de manera más efectiva. Sin embargo, queda por ver si se mantendrá el aumento observado este año en la asistencia para el desarrollo, puesto que muchos otros países aún están en proceso de restringir su presupuesto. ''El futuro de la ayuda para el desarrollo encara graves problemas de distinto origen, por lo que es imperiosa la necesidad de una renovada asociación entre países ricos y pobres y los organismos multilaterales a fin de abordar algunos de esos problemas en el nuevo milenio'', afirmó Dasgupta.

El programa reforzado para ayudar a los países pobres muy endeudados enfrenta varios problemas: el número de casos que debe analizarse, asegurar que los nuevos flujos de ayuda se mantengan al mismo tiempo que se otorga alivio de la deuda, proporcionar el apoyo financiero que algunos organismos necesitarán para otorgar el alivio a la deuda y, lo que es más importante, asegurar que el alivio de la deuda se vea acompañado de un progreso considerable en materia de reducción de la pobreza.

El informe del BM se centra en tres problemas fundamentales que están planteados desde lo ocurrido en el periodo 1997-99: los beneficios y riesgos de los flujos de capital a corto plazo, las salvaguardias que los países pueden adoptar para protegerse de la crisis y las enseñanzas extraídas de los últimos 100 años de flujos de capital hacia los mercados emergentes.

Los préstamos a corto plazo que contrajeron los países en desarrollo con los bancos internacionales en los años 90 se vincularon con algunos beneficios importantes, como el aumento de los ingresos de comercio. Los flujos de capital a corto plazo por lo general también siguen estrictamente los movimientos de la coyuntura, y después de las conmociones acrecientan las fases de auge y contracción, en lugar de atenuarlas, en los países prestatarios. Lo ocurrido en los años 90 indica que prácticamente todas las crisis recientes se vincularon con niveles excesivos de deuda a corto plazo, frente a las reservas líquidas internacionales, como sucedió con México en 1994 y después con Tailandia en 1997.

A fin de reducir los riesgos de sufrir una crisis, los países en desarrollo deben contar con salvaguardias financieras que puedan aplicarse a corto plazo junto con programas de desarrollo a largo plazo. En el informe del BM se evalúan varias salvaguardias, que van desde más controles sobre los flujos de capital a un nivel más alto de reservas y líneas contingentes de crédito. Es probable que esas salvaguardias sean especialmente valiosas al reducir el impacto de la crisis en los pobres y al pasar la carga de los costos a los que se benefician de manera más directa de los créditos externos.

Sin embargo, las salvaguardias deben utilizarse con mucho cuidado y adaptarse a la situación de cada país, puesto que todas esas medidas entrañan algún grado de riesgo. En el informe se advierte que ninguna de estas medidas puede otorgar protección frente a las deficiencias fundamentales de las políticas macroeconómicas.

Para obtener el texto completo del informe se puede visitar el sitio de Internet del BM en: http://www.worldbank.org/prospects/gdf2000.