LUNES 3 DE ABRIL DE 2000

Ť Quinto festival en el Palacio de los Deportes, con 10 mil asistentes


Más de 12 horas de reggae para 10 mil súbditos de la cultura rasta

Ť Participaron 16 bandas, como Maremotto, La Verbena Popular, Tribu y Pato Banton

Jorge Caballero Ť La explanada del Palacio de los Deportes se convirtió en otro lugar de resistencia la mañana/tarde/noche de ayer; en la cual se realizó el quinto Festival Razteca, que reunió a 16 bandas, nacionales y extranjeras, que tocaron ante más de 10 mil personas, poniéndolas a caderear riquísimo a ritmo de reeeggae/reeeggae/reeeggae, por más de 12 horas.

concierto-razteca-1-jpg Desde las once de la mañana comenzaron las hostilidades del festival más importante de la cultura raztafari en nuestro país; los encargados de abrirlas fueron los defeños de Dubitlán, que tocaron durante 20 minutos; el público era escaso, pero a las 15:00 horas la explanada ya lucía repleta. Las taquillas todavía vendían localidades y regalaban el disco compacto conmemorativo de esta emisión; ya había pasado Maremotto, La Verbena Popular (banda de Monterrey), Cuicanitl, La Comuna, Ganja y La Yaga, que con sus rolas calientes despertaron completamente a un espíritu pagano venido del babylon que embriagó/inundó/permeó de buena honda a todos los asistentes; eso y la gran cantidad de mota que se fumó a diestra y siniestra; el ambiente era de hermandad.

El turno ahora fue para Tribu, que agregó a su música coloridas danzas prehispánicas, fue el primer gran grupo de la maratónica tocada con horario de verano. El inclemente/implacable sol caía a plomo; pero poco importó al público que estaba decidido a festejar, costara lo que costara, en su fiesta anual; el sol, al contrario, fue aprovechado, pues muchos torsos ya se habían desprendido de sus prendas textiles y los embadurnaban de bronceador, también las espaldas y hombros de las chicas se untaron con ese líquido; los menos buscaban refugio en los escasos lugares de sombra.

concierto-razteca-jpg Salieron a escena los puertorriqueños de Soul Rebels, las cabezas cubiertas con boinas en colores solares subían y bajaban; un chico como de 20 años se subió a los hombros de su compañero y comenzó a jugar golos, ejecutó algunos pases y el público se lo agradeció, se bajó con una sonrisa que, se veía, le duraría toda la semana. Tribu seguía cantando y hasta saludó a "la gente de Coyoacán".

La fiesta continuaba. Ya habían pasado seis horas del comienzo del Razteca y todavía seguía llegando gente. En la explanada grupos de chavos jugaban diábolos, hakie y golos, actividades identificadas con la cultura rastafari; otros formaban pequeños círculos en donde se recargaban espaldas con espaldas o iban a comprar las chelas y otros más espulgaban la hierba.

En el escenario está Ras Caramelo, que vino del Caribe mexicano, Ciudad del Carmen, para presentar su música; su ritmia suena rica y provoca que las chavas brillen sus gracias: caderas, axilas bien rasuradas, ombligos en barrigas planas y parejas, lo que pone loquitos a los machos.

El mejor momento de la tarde se vio con la banda Los Yerberos, el respetable los festejó en serio. Los puestos de bebidas, comida y de souvenir estaban repletos; les siguieron Los Rastrillos, que superaron a los anteriores, todos gozaban y se divertían.

Este festival de ritmo caribeño dejó un tufo de espiritualidad, mayoriteado por la gran tradición de bandas mexicanas de este género musical; en donde se emanciparon las conciencias con energía positiva y se emprendió, con la música, la búsqueda/conquista del yo interior. El Razteca seguía, el sol ya se había puesto y faltaban de actuar Cultura Profética, de Puerto Rico; la bandota mexicana de Antidoping, y el grupo inglés estelar Pato Banton, que tocaría hora y media.