La Jornada Semanal, 30 de abril del 2000



Saúl Serrano

Vanguardia y fotografía

``El artista no es un demagogo, no es un pedagogo; la creación responde a una exigencia del espíritu; la exigencia debe bastar por sí misma'', decía Ionesco al enterrar a una vanguardia y anunciar otra. En este ensayo sobre fotografía, Saúl Serrano se basa en textos ionesquianos para insistir en el tema de la ubicación del arte fotográfico en los caminos del Parnaso. En fin... parafraseando a un personaje de La cantante calva: todos(as) los que toman fotografías son unos(as) pillos(as) y los(las) que posan... también.

A Maricarmen

Hasta los más fuertes defensores del arte mantienen hacia la fotografía una actitud de marginación o desplazamiento. Los espacios que se le ofrecen son mínimos. Los precios que se pagan por ella, ridículos en comparación con la pintura, la escultura, etcétera. Persiste la idea de que hacer fotografía es apretar un botón, un concepto que habría que regresarle a George Eastman junto con una demanda universal por parte de los artistas fotógrafos. Todo mundo considera que puede hacer una fotografía.

Millones de seres toman fotografías, miles viven de tomarlas, unos cientos de ellos hacen obras de arte, sólo algunos han llegado a ser los grandes-artistas-reconocidos y son contados los realmente propositivos, vanguardistas, provocadores del cambio.

Ionesco dixit

Muchas veces al ir a exposiciones se despierta el bostezo ante imágenes sin propuesta o trucos de computadora. En esto no hay placer. Todo es fingido, rígido y evidente, burdo. Cada foto repite el cliché de la anterior, ratifica lo mecánico del instrumento y de quien lo emplea. La cámara no se convierte en el instrumento, a la manera del violín, del pincel, de la batuta del director.

Ionesco señala: ``un instrumento sin vida, sin fuego, sin participación ni inventiva personal'' no sirve para nada. ``Hay que reprocharle a los autores sus artificios, sus procedimientos demasiado evidentes.'' La cámara -en su uso general-posee una carga de enajenación, de proceso lineal-industrial, de distancia obrero-producto, que convierte a la imagen en una réplica de la anterior y el discurso se hace pastoso, lento, cansado y el cerebro se enfría y se arrastra. La cámara en manos del artista debe despertar la neurona, intrigar, proponer, generar lucidez, inquietud, respuesta, dolor, placer, participación, emoción, acercamiento, interés, vitalidad, movimiento de la sangre, actividad cardiaca, cerebral, nerviosa...

La apatía mata al arte y al espectador, ratifica el estado de las cosas, mantiene y reduce lo humano en lugar de dar rienda libre a la imaginación, al mito, a la denuncia, al testimonio profundo, al compromiso con la realidad o con la ficción; la pasión es la entrega del creador a su obra, a sus espectadores, a sí mismo, a su propia transgresión, a su búsqueda espiritual, estética, política, erótica...

``Hay obras que están muertas antes de nacer'', decía alguna vez el maestro Margules. Se me viene la frase al contemplar obras fotográficas en sus nichos, en salas de exposición que guardan silencio, que cuchichean cosas sobre el muerto y los familiares, que mantienen un respeto aparente, que toman la copa de vino o la taza de café en silencio, sin brindar por las esquelas colgadas en la pared, que dan apapachos en la espalda, consuelos a los deudos: ``tan bueno que era y mira cómo lo dejó la beca''. ``Ha dejado el arte, pero ahora lo exponen más rápido.'' Y uno desearía que la voz de Ionesco se escuchara desde ultratumba: ``Es necesaria la transformación, la transposición de la realidad y sólo la ficción, la creación artística, puede volverla significativa.''

-Pero Eugenio -le contesta uno-, los autores quieren ser originales, hacen un esfuerzo sobrehumano para realizar su obra, gastan sus ahorros, dejan de comer, se sacrifican por el arte, suplican becas, hacen trucos, mueven palancas para exponer, buscan ocupar un lugar y, cuando llegan, los acusas de superficiales, de engañadores de espectadores aburridos...

-¡Basta de teatro! -brinca Ionesco desde sus textos-. Hay que entender lo fundamental: ``El arte es el dominio de la pasión, no de la enseñanza escolar, no de los trucos de artificio como la repetición de lo mismo; porque pueden sostenerse las obras por un tiempo muy breve y pronto se agotan revelando sus artificios.''

Ionesco decía que habría que rechazar a los autores ``sus procedimientos demasiado evidentes''. La moda, lo insuficientemente filosófico, lo sustentado sólo por la técnica o sólo por el concepto. ``El arte es el dominio de la pasión.''

El arte de vanguardia está constituido por un pequeño grupo de autores de choque, seguidos a corta distancia por un tropel de entusiastas. Unos que abren las fronteras y otros que vienen después. La vanguardia y la retaguardia. Después viene una cantidad de autores que no pasan de ser imitadores de géneros y autores superados, refritos, importantes, pero que poco entienden del momento histórico, cultural, existencial que les corresponde vivir y reflejar. Muchos imitadores, pocos creadores con imaginación.

No hay que confundir imitación con influencia cultural. En Los dientes eran el piano, Hugo Hiriart define el arte ``como el trabajo en el que se inventa dentro de una tradición modificándola de manera personal (...) El arte no avanza a saltos, todo en él es gradual. Si apareciera una obra de arte sin ningún antecedente, imaginemos por un momento que fuera posible, no podríamos reconocerla como tal... En arte estamos siempre presos de las tradiciones... Entender que algo es arte es entenderlo como modelo de trabajo... Porque toda obra es necesariamente, y antes que nada, un modo de hacer y de entender ese hacer, un modelo que sólo puede apreciarse del todo en contraste con otros modos de hacer y de entender ese hacer, es decir, con otros modelos... La obra de arte, considerada modelo, tiene que venir de algo e ir a algo''.

Hay entonces autores que reciben algo y van a algo. ¿Quiénes son vanguardia? En el arte la vanguardia apuesta por un nuevo modelo que englobe la estética, el concepto, la técnica, el modo de presentar, el impacto, y que dé luz nueva y vigor a la obra; acepta la historia pero la transgrede, y lo más extraordinario es que la crea, la provoca.

La retaguardia utiliza un modelo ya probado, lo singulariza con alguna modificación y lo representa. Así ratifica un estilo. Los otros, atrás, a pie, corren perdiendo el camino, persiguiendo a la vanguardia con gritos de ``va para allá'', ``no, la corriente actual es esta y hay que seguirla'', ``se fue a la derecha'', ``a la izquierda'', ``se hizo gobiernista'', ``se adaptó a las exigencias del director del museo'', ``del Tlatoani cultural'', ``del emperador, de la globalización, de la moda alemana, de la individualidad norteamericana'', etcétera. Se fusilan descaradamente a Pierre et Gilles, Annie Leibovits, a Cravo Neto, a Ana Mendieta, Mapplethorpe, Lee Miller, Cindy Sherman... y que apelan a la ignorancia del espectador-director-burócratacultural-consumidor, para darle ``originalidad'' a su trabajo; cuando de verdad se trata de una copia ni siquiera asimilada, lo cual daría al menos un estilo influido por algún buen artista.

No es lo mismo influencia que traducción que copia.

Ionesco lo dice claro: ``La vanguardia es un fenómeno artístico y cultural precursor: lo que corresponde al sentido literal de la palabra. Sería una suerte de pre-estilo, de toma de conciencia y la dirección de un cambio ... que debe imponerse finalmente, un cambio que de verdad debe cambiar todo (...) Sólo se puede percibir que ha habido vanguardia cuando la vanguardia ya no existe en tanto que vanguardia, cuando se ha convertido en retaguardia, cuando haya sido alcanzada e incluso superada por el resto del tropel.''

El problema base de un autor: descubrir verdades y expresarlas. Y la forma de expresarlas es naturalmente inesperada, ya que ese expresar mismo es, para él, la verdad. No puede expresarlo sino para él. Expresándolo para él es como lo expresa para los demás. No al contrario.

Apunta Ionesco: ``El artista no es un demagogo, no es un pedagogo. La creación responde a una exigencia del espíritu; esa exigencia debe bastar por sí misma.''

Tal vez la vanguardia ha muerto hace mucho; es por ello que se impone ya el surgimiento de una nueva.