La Jornada lunes 8 de mayo de 2000

José Cueli
Un šay! fracturó el tiempo

El llanto del toreo suena en la plaza vacía. Los pitones del toro de La Misión buscaron la sangre de Juan Pablo Llaguno y ésta quedó regada sobre el redondel. Bajo el cielo encapotado los monosabios y paramédicos llevaban al torero a la enfermería ondulado el ruedo con su paso lento. El aro de las veladoras en la capilla temblaban al viento. Los aficionados conmovidos nos preguntaban inquietos ƑEs muy grave?

Cual cohete de angustia estalló la carne desgarrada del torero. Pálido su semblante como la cera, los médicos trataban de salvarle la vida. Herida de muerte, trascendía la vida-muerte y le daba vida al arte de lidiar reses bravas, ya agónico.

Fue en la suerte suprema que los pitones navajeros maléficos como ninguno a los muslos de Juan Pablo bajaron y se encontraron la femoral -rosándola-, ella la vieja bruja amante de los toreros. El toro echaba humo por las narices, sus ojos habían visto la sangre del torero. El torillo negro se saltó la valla de la muleta y a su vez cantaba a la muerte con la espada en todo lo alto que le había dejado el torero.

Agudos cuchillos de siete filos abrieron los caminos de las arterias toreras de Juan Pablo Llaguno, que se desangraba. Voz de muerte que penetra algunos domingos por la tarde en las plazas de toros. El torero la sangre mostraba pintada con negro humo y la más transparente de las palideces. Qué solo se quedó el torero en la mesa de operaciones entre bosques de sombras. La cercanía con el más allá era más negra que el negro toro que le pasó al borde de la muerte y para alejarla recordaba las tardes de orejas y salidas a hombros. Cómo temblaban en la noche las veladoras en la capilla que se acababan como el torero que no regresaba a la vida.

Qué solo se quedó el torero en la noche torera, mientras maldecía y su cuerpo inútilmente esperaba en su palidez la mano amante que lo acompañara y le diera vida. La vida que cantará recorridos por los estertores de la muerte. šEl drama del toreo en la Plaza México!