La Jornada lunes 8 de mayo de 2000

DINERO Ť Enrique Galván Ochoa

Ť Sube el precio del voto

Ť Internet en el super

Ť Bancomer, arqueos El precio del voto ha subido enormemente en los seis años que transcurrieron de la última elección presidencial a la actual. Un estudiante del ITAM o Lasalle sin duda entregará el suyo por puro idealismo el próximo 2 de julio, pero otra gente espera algo a cambio, efectivo e inmediato, no una promesa para el próximo sexenio. No hay un precio fijo, la escala es infinita. En las comarcas indígenas y agrarias alrededor del Distrito Federal el voto se estaría negociando por una tocada en honor del santo patrón del pueblo, o los servicios de un pollero que ponga al caciquillo al otro lado de la frontera, o un palomarcito de Infonavit. La tocada puede costar mil 500 pesos o más; los servicios del pollero son muy caros: 15 mil, y conseguir el palomarcito requiere tiempo e influencias. Los promotores de votos --que harán que el marketing se convierta en producción de la fábrica de sufragios-- enfrentan una situación particular: los indios, dicen, se han ido haciendo muy muinos, se comprometen, cobran, pero a la hora de votar lo hacen por el rival. Hartos de promesas, inmunes al supuesto charm de los candidatos, y muy golpeados por la crisis, quieren cosas inmediatas y tangibles; cada vez resulta más difícil cautivarlos con el saco de cemento o el kilo de tortillas como antes. Aparte, la competencia entre los promotores ha crecido mucho: a los del PRI desde hace tiempo les hacen sombra los del PRD apoyados en la nueva economía de su partido, y recién están llegando los del PAN. En lugares donde no hay encuestas porque tampoco hay teléfono ni Internet, los votos que inclinen la balanza de un lado u otro podrían decidirse por el marchantero ''Ƒquién da más?''.

El super

Cosas del nuevo milenio: a un lado del chile verde, de la cebolla morada y el queso panela ya hay Internet. Carrefour inauguró este servicio orientado principalmente a los niños y jóvenes, para que se entretengan mientras la mamá hace sus compras. Es caro: cuesta 20 pesos la hora, pero tal vez muchas señoras preferirán pagarlo con tal de no batallar con los chamacos. El paso que sigue ya se está dando en muchos lugares de Estados Unidos y Japón: hacer la compra por Internet sin tener que salir de casa. Allá fue fácil porque no tuvieron que vencer la tentación de ir al mercado a probar personalmente el chicharrón.

Tenemos un e-mail

Respecto al e-mail de Andrés Mendoza donde menciona que le desaparecieron 400 pesos en una caja de Bancomer, aparte de levantar una queja también pudo en ese momento exigir al gerente que se le hiciera un arqueo al cajero. (Aunque esto ya es a toro pasado podría servirle en el futuro). El arqueo es una auditoría sencilla donde se checan sus documentos (cargos y abonos) contra el efectivo en caja comparados contra la cinta auditora (son los movimientos que se registran en la computadora normalmente en papel, donde incluso se registran los billetes por su denominación). Algunos bancos todavía usan calculadora con impresor, pero tiene el mismo fin. Ahora vivo en Florida, pero hace algunos años trabajé como cajero en un banco mientras estudiaba mi carrera y luego trabajé 10 años en el Area de Sistemas e Informática. Sé que este recurso se puede emplear (y me consta) cuando un cliente se queja de faltante de dinero y el gerente tiene la voluntad de aclararlo. Por supuesto, no es algo que ofrezcan abiertamente, lo tiene que exigir el cliente. Miguel Mendoza, Jackonsville, Florida, [email protected]