LUNES 8 DE MAYO DE 2000

Ť Hora y media de concierto del sonero de 92 años, en el Auditorio Nacional


Guantanamera, guajira, Compay, Compay; guajira, Guantanamera

Ť Volverá a presentarse el próximo sábado 13, en el Salón 21, y el domingo 14, en el Zócalo

Arturo Cruz Bárcenas Ť "Guantanamera, guajira, Guantanamera, šCompay, Compay! Guajira, Guantanamera". Tradición y modernidad de la música cubana: del son al chachachá, del son al bolero, del son al afro, del son al mariachi, del son al son. Compay Segundo en concierto en el Auditorio Nacional, el pasado sábado, con sus 92 años de vida, "rumbo a 93", dijo. Pedirá prórroga.

Compay Carton Habana Ensemble, grupo abridor, demostró lo dicho en estas páginas el viernes pasado: es una de las mejores orquestas síntesis de lo que hoy puede ofrecer la música afrocaribeña. El mambo en un tributo a Dámaso Pérez Prado. Cerezo rosa, un ensueño.

"šYa está aquí...!". Pausadamente llegan al escenario los músicos de Compay, que hace lo propio con andar sinuoso, vestido de traje blanco y sombrero ídem. Aplausos. "šVeinte años!", piden varios asistentes. "Es un honor estar aquí, con ustedes y con funcionarios del gobierno de la ciudad. Si no vinieron, les queremos decir que estamos a su disposición donde quieran y cuando quieran", dice el maestro.

Expresa que vino por primera vez a México en 1938, cuando estaban en boga Agustín Lara, Pedro Vargas, Toña La Negra, Cantinflas. Anuncia una canción de 1800 que nadie sabe cómo se llama. Brota el sonido de su armónico, que él ha señalado que es mejor que el de una guitarra, por sus posibilidades musicales, y pone a bailar a cientos. Puntea las cuerdas y baila imaginando a la compañera en una pista de baile, o en algún lugar de Baradero, en las playas isleñas. Ha dicho que es mejor bailar pegaditos, sentir a la pareja, no como sucede ahora, que cada quien baila separado, sin tocarse y sin olerse. Es un enamorado de la vida, de ellas; en el hotel donde se hospeda de vez en vez bromea con las meseras y otras bellas. Les muestra su inseparable puro y les pregunta si quieren probarlo. El juego de la cachondería de un viejo joven, de esos que decía Salvador Allende que no envejecen, aunque pasan los años.

ƑQué será de mí?, "yo no sé qué me está pasando, que no dejo de pensar en ti", canta el poeta tropical, viajero del mundo, que ha recorrido muchas calles, la última la de la salud.

Habla de su primera novia y de la primera traición que se traducirá en rola inmortal. Lo bueno de un músico es que la catarsis, el desahogo, el vómito del alma, se vuelve sabrosa melodía; el dolor se convierte palabra diáfana y dicha en rima, prosa versificada.

Amor gigante, un bolero-son en cuya superficie el sonido de dos clarinetes es como el viento sobre el mar bravo: "Llevo tu mirar/ grabado en mi alma/ animando el dolor/ de mi sufrir, mujer./ Quisiera que tu amor/ por compasión me dieras/ para que la rosa de mi amor/ no muera". La vida, el amor, los sentimientos, Francisco Repilado, Compay, para los cuates, los identifica con las flores. Es la semántica del color y el olor; del capullo y la corola; de lo radiante y lo marchito. Nada revive una flor muerta. Eso lo han dicho muchos. Verlaine, Rimbaud, Bachelard. También Compay.

Pide Compay que los jóvenes no se olviden de la tradición. "ƑDónde están, aquí, los sombreros de charro?", pregunta y remarca el olvido de los propio. No olvidarse de lo otro, que es parte de uno mismo. Ontología sonera.

šA bailar, se ha dicho! Se oye Saludo a Changó, un son-afro, con tambores batá y chéquere, maraca y bongós. Sobrosura cadenciosa, como de pleamar, de luna en el cenit. "Se aprepara la eyibona/ pa dar comienzo a la obra/ su iyabó tá furulele/ en prenda de cabiosile/ Obdara se pone el día/ pa saludar a papá/ un gallo, coco y maíz/ que tambó ya tá soná".

Son los pasos de Compay por el mundo. "Cuando canto en Europa siempre canto una canción de la que digo 'šy ahora vamos a México!". La Malagueña, con el estilo de Compay. En la parte en la que Miguel Aceves Mejía se reventaba hace unas décadas un falsete, Compay arpegia, puntea y requintea. šCañón!

Sigue un merengue de Santo Domingo y, luego, un son. "ƑNo están cansados?", pregunta el músico que ha bailado dando una muestra de vitalidad enorme. Luce cansado, pero el respetable (Ƒquién le puso así?) pide otra y otra y otra. Se va. Parece que no regresará.

Pero con casi una hora y media de concierto saca juventud de su pasado. Acompañado de Habana Ensemble interpretará una sorpresa: Guantanamera. El público quería más. Es sorprendente la vitalidad del joven Compay. No cualquiera baila dando besitos a su armónico a las 92 primaveras.

šViva Compay Primero!, que ofrecerá de nuevo su arte secular el sábado 13 en el Salón 21, y el domingo 14, en un concierto al aire libre, gratuito, en el Zócalo capitalino, donde sí se podrá bailar sin la vigilancia obsesiva del personal de seguridad del Auditorio Nacional. Es fascista estar obligado a oír música como la de Compay arranado en un asiento. (šAh!, y no cantó Veinte años.)