LUNES 8 DE MAYO DE 2000

* Casa Alianza denunció los hechos ante la PGR


Operaría en Ecatepec banda de traficantes de órganos

* Presunto sacerdote secuestra niños de la calle para su negocio

Karina Avilés * La organización internacional Casa Alianza, cuya sede para América Latina se ubica en San José de Costa Rica, informó oficialmente a la Procuraduría General de la República (PGR) sobre lo que podría ser un entramado de traficantes de órganos, con su centro de operaciones en la colonia La Estrella, Ecatepec, estado de México, y que estaría encabezada por el supuesto sacerdote Martín Rubio, quien "al parecer utilizaba a niños de la calle como donadores no voluntarios de riñones", a un costo de 900 mil dólares por donación.

El director para América Latina de la mencionada organización no gubernamental, Bruce Harris, comunicó a La Jornada que envió un escrito el pasado 5 de mayo ųcuya copia del documento está en poder de este diarioų a las autoridades judiciales mexicanas demandando se investigue el caso.

De confirmarse los hechos, dijo, México entraría a la lista de los países, junto con Argentina y Rusia, de los que se tienen varios indicios del tráfico de órganos en el mundo.

Con base en los reportes conseguidos, La Jornada acudió a la casa marcada con el número 1 en la calle de Venus y Mirtos, en la colonia La Estrella, Ecatepec. "El padre no está, se fue. Tiene como dos o tres meses", dice Teresa, la encargada del local a partir de que el supuesto sacerdote dejó ese domicilio. De acuerdo con los testimonios de los habitantes, Martín Rubio es una persona amable y carismática, que se relacionaba normalmente con los pobladores del barrio de La Estrella: "Lo veíamos a veces en la calle paseando a La Virgen con los muchachos (de la casa), siempre a la vista de la gente".

Lo describen como un hombre de estatura mediana, tez morena, ojos cafés, complexión robusta y cabello negro. Y según quienes lo conocieron acudía habitualmente a la parroquia La Asunción.

No obstante, el padre Javier, de la parroquia La Asunción, afirmó a este diario desconocer la existencia del presunto sacerdote Martín Rubio, así como de aquella casa de niños y jóvenes, ubicada a menos de 10 cuadras de la iglesia.

Harris expresó su preocupación "por lo que parece que es un lugar de niños, donde los tenían aparentemente bajo llave y potencialmente como donadores no voluntarios de órganos. Nuestro principal interés es que se investigue el caso, porque son los niños y las niñas de la calle los que corren el riesgo de la explotación en la forma más inhumana y cruel, porque no tienen quien los proteja, ni siquiera a las mismas autoridades".

Harris, reconocido a nivel internacional por su labor en favor de la infancia, expresó que Casa Alianza México "pondrá en alerta a sus educadores, porque tenemos contacto con más de mil 500 niños de la calle e investigaremos si les han ofrecido dinero por sus órganos".

Las pesquisas de El Mundo

El periódico español El Mundo publicó en sus páginas de este lunes los resultados de su investigación sobre el tráfico de órganos, en la colonia La Estrella, Ecatepec. De acuerdo con el informe realizado por los periodistas Fernando L. Quintela y Sebastián Ferrate, Martín Rubio "no es sacerdote y ni siquiera religioso, lo cual se verificó con el Obispado de México".

El presunto cura está coludido con un equipo de médicos encabezado por "el doctor Arturo Gómez, quien tiene su centro de consulta en la colonia Pro-Hhogar, en la ciudad de México".

La investigación del mencionado diario, ųque implicó que los periodistas se hicieran pasar por familiares del solicitante de órganos y realizaran su trabajo con el apoyo de cámaras escondidasų refiere una conversación con el médico Arturo Gómez, quien les indicó: "Esto es un secreto médico. Sólo lo sabremos el doctor Espinoza y yo. Al resto del personal le pagaré yo 35 mil dólares".

Y agrega: Arturo Gómez "nos ofreció dos clínicas: la mejor del país (y la más cara) el hospital Los Angeles, y la otra más barata, también de lujo, donde pasaríamos más inadvertidos: la Clínica Santa Fe".

Se menciona otra plática con el presunto cura Martín Rubio, en donde éste les refiere que "el costo total de la venda del riñón es de 900 mil dólares, y el donador se llama Francisco y tiene 37 años". Sin embargo, en una "declaración firmada por los donadores, éstos afirmaban hacerlo de manera altruista, pero un grafólogo de España concluiría que fue firmada por el padre Martín Rubio. Esto refuerza nuestra sospecha de que el riñón saldría de uno de los jóvenes que el falso sacerdote tiene encerrados".