La Jornada Semanal, 21 de mayo del 2000



Amor y Azar

Guadalupe (Pita) Amor

(1917-2000)

Cuando joven, la bellísima Pita Amor fue la musa por excelencia de poetas y pintores -véanse, por ejemplo, sus retratos realizados por Roberto Montenegro y Diego Rivera-, y poeta ella misma, con más de veinte libros de poesía en su haber -desde Yo soy mi casa (1946) a La sombra del mulato (1988)-. Con los años, Pita Amor se convirtió en un excéntrico personaje citadino; tenía en su casa una población móvil de felinos difícil de contar, y se paseaba por la Zona Rosa con vestidos de colores pastel, olanes, sombrero y paraguas haciendo juego, así como una gran cantidad de maquillaje en su rostro todavía atractivo y sus ojos siempre inteligentes. Mujer audaz y polémica en su juventud (como Antonieta Rivas Mercado, Nahui Ollin, Tina Modotti y Concha Urquiza, entre otras mujeres de su calibre), Pita Amor tuvo la valentía de asumir libremente su sexualidad y, con ello, su identidad femenina, en una época en que este hecho escandalizaba a una sociedad de doble moral, que perdonaba y hasta justificaba en los hombres lo que condenaba y satanizaba en las mujeres: la oportunidad de escoger con quién, cuándo, cómo y dónde explorar los insondables abismos de la pasión amorosa y poética.



Héctor Azar


(1930-2000)

-Por desgracia, en México sólo se reconocen las tareas realizadas cuando fallece quien las llevó a cabo. Este es el caso de Héctor Azar, probablemente el más grande promotor y fundador de empresas teatrales que ha tenido nuestro país. Tan sólo en la UNAM, fundó o dirigió el Centro Universitario de Teatro (CUT), la Compañía de Teatro Universitario, la Casa del Lago y el Foro Isabelino. Como jefe del Departamento de Teatro del INBA, formó el grupo Teatro Espacio 15 y la Compañía Nacional de Teatro. También creó el Centro de Arte Dramático, A.C. (CADAC). Además, se dio tiempo para escribir poesía, ensayo, memorias, prosa, crónica y, por supuesto, dramaturgia. Igualmente, se le debe recordar por notables puestas en escena (Divinas palabras y Olímpica, premiadas en el célebre Festival de Nancy, y el estreno mundial de Juegos de masacre, de Ionesco, en el patio interior del ex convento de Santo domingo, en Oaxaca). Era miembro de la Academia Mexicana (de la Lengua). El maestro Azar nunca dejó nada a su apellido.