LUNES 22 DE MAYO DE 2000

* A cuatro años de su detención, nadie habla de la "conexión argentina"


Arancibia, "clave" en la cooperación de las dictaduras

Stella Calloni, corresponsal/II y última, Buenos Aires, 21 de mayo * La detención del ex agente de la Dina chilena Enrique Lautaro Arancibia Clavel como parte de la investigación sobre la Operación Cóndor no era la primera en Argentina.

En 1978, cuando estuvo a punto de estallar un conflicto por diferendos fronterizos entre este país y Chile, Arancibia fue literalmente secuestrado por la inteligencia de la dictadura militar argentina, junto a otros agentes chilenos, por sospechas de espionaje en favor de Chile.

Para salvarse de una situación que él conocía como la palma de su mano, reveló que su trabajo no era el de espiar en Argentina, sino que era un hombre clave en la llamada Operación Cóndor, por lo que tenía buenos socios en las fuerzas armadas y policiales argentinas.

Esta documentación era la que reforzó la resolución de la juez Servini de Cubría, pero los papeles ųinexplicablementeų fueron robados de su juzgado el 25 de enero de 1996 junto con cientos de testimonios. Los informes de Arancibia Clavel revelaron, también en 1978, los secretos de la Operación Colombo, utilizada en 1975 recurriendo a hacer aparecer cinco cadáveres irreconocibles en Buenos Aires, a los que se colocó documentos chilenos para hacer creer a la ONU que 119 desaparecidos que se reclamaban en Chile, en realidad estaban en Argentina "conspirando".

En su declaración, Arancibia involucró a la empresa de aviación Lan Chile como enlace especial de inteligencia cuando él aportaba datos sobre chilenos en Argentina, después que en 1970 se había refugiado en Buenos Aires al estar involucrado en el asesinato del general Schneider en su país. Luego del golpe trabajó ya en la Dina. Esto lo llevó a una relación fuerte con José López Rega, el siniestro secretario de Juan Domingo Perón, creador de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A).

Servini de Cubría citó los nombres de quienes tenían mayor o menor grado de responsabilidad en el crimen de Prats, todos miembros de la Dina: Manuel Contreras, director; Pedro Espinoza Bravo, jefe de operaciones; Eduardo Iturriaga Newman, jefe de departamento exterior; José Zara, Cristopher George Willike, jefe de la Dina en Argentina; Armando Fernández Larios, enlace; Enrique Arancibia Clavel, agente; Jaime Patricio Arrau, enlace; Michael Townley, agente. En este caso agentes y enlaces son los ejecutores directos. Y por otra parte las investigaciones periodísticas y de derechos humanos sobre el caso mencionan específicamente a Stefano Delle Chiaie, del ultraderechista movimiento Avanguardia Nazionale, de Italia, y al argentino Martín Ciga Correa de la Triple A (quien con el nombre de Mariano Santamarina participó con otros militares en Honduras bajo mandato de la CIA en la guerra contra Nicaragua sandinista).

Se comprobó que cuando estuvo detenido en 1978 Arancibia Clavel continuaba utilizando el telex instalado por él en el local de los Servicios de Inteligencia del Estado argentino (Side), lo que demostraba la coordinación. El entonces subsecretario de Seguridad argentina, comisario Luis García Rey, recibió una felicitación directa de Manuel Contreras por la "colaboración prestada". García Rey formaba parte de los cóndores latinoamericanos.

Otra cobertura de los agentes chilenos en Argentina era la empresa Copihue S.A., nombre clave de la Dina aquí que tenía una "impresionante red comercial". Arancibia coordinaba en la región con los servicios de informaciones del Estado y del Ejército. Su red de contactos argentinos incluía a los segundos jefes de la secretaría de informaciones del Estado, Jorge Cayo, y del batallón de inteligencia del Ejército, teniente coronel Jorge Osvaldo Ribeiro Rawson.

En diciembre de 1995 los ultraderechistas italianos Delle Chiaie y Viscenso Vinciguerra admitieron en Roma ante la juez Servini de Cubría que Arancibia Clavel y Michael Townley estuvieron involucrados directamente en el asesinato de Prats. Townley fue extraditado desde Chile a Estados Unidos después del asesinato de Letelier y quedó como testigo protegido. Fue condenado en Italia a 15 años de prisión como intermediario entre la Dina y los extremistas de derecha italianos.

Mientras Prats estuvo asilado en Buenos Aires intercambió una serie de cartas con el general Juan Domingo Perón, y también mantuvieron varias reuniones. En una de las cartas fechada el 5 de octubre de 1973 Perón escribía: "Considero lo sucedido en Chile como un verdadero desastre (espero que sea transitorio), como un duro golpe a mis esperanzas de establecer, aunque sólo fuese en el Cono Sur, una zona de libre dominio de las compañías extranjeras, cuyos apetitos de rapiña son bien conocidos. A mi entender este revés en el proceso revolucionario chileno servirá a los Morgan, Rockefeller y Dupont para desencadenar una vasta ofensiva en América Latina, no ocultando su júbilo ante el éxito obtenido en Chile..."

El 3 de enero de 1974 Perón aconsejaba a Prats que se cuidara. "Vuelvo a recomendarle la mayor prudencia. Le escribo todo esto para que tome con seriedad esos incidentes alarmantes. Usted es indispensable a los suyos, pero mucho más a su patria en desgracia... šNo lo olvide! šCuídese!". Muerto Perón, en julio de 1974, poco más de dos meses después se perpetró el atentado. Cuatro años lleva preso Arancibia Clavel, pero nadie habla aquí de la conexión argentina.