* Satchmo, uno de sus apodos, rompió con el estilo Nueva Orleans


Armstrong rescribió la historia del jazz

José Galán * En 1917 Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial, y la Marina de ese país, para guardar la moral de las tropas, decretó el cierre de los bares, prostíbulos y garitos de la zona de tolerancia de Nueva Orleans, conocida como Storyville. La medida dio lugar, junto con la pobreza imperante, a la primera gran migración en la historia del jazz.

Los músicos negros y blancos que habían derivado el ragtime, el Dixieland y el blues hacia las formas primitivas del jazz decidieron partir hacia Chicago, la Ciudad Airosa. Para 1920, el jazz ya había instalado allí sus reales, convirtiéndose en la música más exitosa de la década ųa pesar de la prohibiciónų, y entre los migrantes se encontraba un joven de 20 años que había sido llamado por la banda de más renombre, la de Joe Oliver, conocido como King Oliver. Se trataba de Louis Armstrong.

Satchmo, contracción de Satchelmouth o Bocón, presumía de haber nacido el 4 de julio de 1900. No sólo quería ir con el siglo, sino también aprovecharse de las leyes estadunidenses que eximían del servicio militar a todo aquel que hubiera nacido en el aniversario de la independencia. Hijo de una prostituta de Storyville, sin haber conocido a su padre, se crió prácticamente en la calle.

Producto legítimo de la misma mezcla que dio origen al jazz ųsexo, alcohol, pobreza, música y reventónų, Louis Armstrong encontró su camino hasta que fue a dar a la cárcel. En las fiestas de navidad de 1913 tomó prestada una pistola y echó unos tiros al aire. Fue suficiente para encerrarlo en el reformatorio. Allí se unió a la banda de internos y comenzó a tocar la corneta ųinstrumento de aire sin pistones propio de la miliciaų hasta el punto en que, luego de dos años de internado, salió para unirse a las bandas que entonces recorrían las calles de Storyville.

Tocó en los botes que recorrían el Mississipi y en todos los pueblos ribereños. King Oliver, que lo conocía y que lo había invitado a tocar en su banda de Nueva Orleans, The Creole Jazz Band, lo mandó llamar a Chicago. Y en 1922 lo alcanzó. Louis Armstrong2 Le gustaba el estilo decorativo y la insistencia que tenía Armstrong de dar un lugar preponderante al solista a fin de improvisar sobre la melodía. Eso ya era jazz.

Para los músicos de jazz, el Chicago de los años 20 era el ombligo del mundo. La prohibición sobre todo en lo que se refirió al alcohol había llevado a los gánsters, como Al Capone, a crear sitios clandestinos o speakeasies, centros nocturnos disfrazados, donde podía uno echar un trago, escuchar música y encontrar pareja. El jazz reivindicaba sus orígenes.

Como segunda trompeta de la banda de King Oliver, quien fue el primer rey de ese instrumento, Satchmo pronto se dio a conocer. Dejó a Oliver, cuyo grupo comenzó a decaer y creó The Hot Five, integrado por él, en la trompeta; Johnny St. Cyr, en el banjo; Johnny Dodds en el clarinete; Kid Ory en el trombón, y en el piano Lil Hardin, quien posteriormente sería su primera esposa. La banda se convirtió más tarde en The Hot Seven con la incorporación de John Thomas, en el trombón, y Pete Briggs en el bajo.

Con esos músicos, Louis rompió prácticamente el molde del jazz conocido como estilo Nueva Orleans. El estilo colectivo de interpretación que caracterizó a esa corriente dio lugar al arte del solista, apoyado por toda la banda. Con brillantez técnica, una gran imaginación y alto grado de autoconfianza, pero sobre todo con una profunda emotividad, Armstrong rescribió entonces la historia del jazz.

Entre las producciones de la época destacan Potato head blues (1927), West end blues (1928) y Tight like this (1928). A partir de esa época, Satchmo incursionó en las películas y se convirtió en embajador musical para giras organizadas por el Departamento de Estado. En 1948 creó el grupo All Stars Band, destinado a revivir el estilo de Nueva Orleans. Era ya un hombre-espectáculo, un entretenedor, en un papel que siempre le fue muy criticado, incluso racialmente inaceptable.

Pero Louis Armstrong, sin duda alguna, personificó la historia del jazz. Para escucharlo le recomendamos Louis Armstrong 1923-1931 (Jazz Classics); Hot fives and sevens (JSP), y The california concerts (MCA, caja de 4 discos compactos).