Sin verdad y justicia no habrá sanación
CIRUGIA PLASTICA PARA EL CRIMEN, ES EL PACTO CHILENO
PARA BUSCAR LOS RESTOS DE LOS DESAPARECIDOS

* Garantiza impunidad a militares criminales de la Operación Cóndor
* Dejaron de lado a familiares de desaparecidos
* Alerta para evitar que se generalice el modelito a otros países


Ximena Bedregal

Aunque intuía la proyección histórica que tiene la postura de Madres de Plaza de Mayo (sección liderada por Hebe Bonafini) cuando plantean su negativa a las exhumaciones y entrega de cadáveres, a las partidas de defunción de los y las desaparecido/as políticos/as, su rechazo a las reparaciones económicas y a las placas y monumentos recordatorios, y su oposición a la lucha individual por esclarecer los casos, no dejaba de parecerme rígidamente duro de aceptar para familiares de algun/a desaparecido/a.
Al conocer la noticia que en estos días está dando vuelta el mundo diciendo que Chile está "terminando la transición a la democracia" porque el gobierno "socialista" de Ricardo Lagos logró "un histórico acuerdo entre militares, personeros de derechos humanos y representantes políticos de los diversos bandos para esclarecer el destino de los desaparecidos chilenos", una mezcla de escepticismo e incredulidad se apoderó de mi. Intentando no dejarme llevar por una desconfianza apriorística busqué de inmediato no solo más información sino también el texto final de ese acuerdo.
Ya con la información en mis manos y al acabar de leer dicho documento, terminé de comprender toda la profundidad ética, toda la proyección política y toda la extensión constructora de esa preclara, maravillosa y compleja radicalidad que se expresa en la postura de Madres de Plaza de Mayo y una vez más me quedó clara la perversión de la "real politik" y sus administradores que en complicidad abierta con el modelo no dudan en asegurar su éxito -que es el éxito del mismo modelo socioeconómico que instauró el dictador solo que sin represión militar y con varios partidos hablando prácticamente el mismo lenguaje- aunque a cambio tengan que imponer nuevas formas de desaparición: las de la verdad, la historia, la justicia, la comprensión y la construcción social y colectiva del país.
La llamada "mesa de diálogo" para llegar a este acuerdo fue constituida por militares, políticos, altas jerarquías eclesiásticas y algunos personeros de derechos humanos participando a título individual, no estuvieron presentes los organismos de familiares de desaparecidos políticos. Los presentes en la mesa, nombrados desde las cumbres del poder, fueron definidos como "los representantes de la sociedad civil"
El documento del acuerdo es una pieza maestra de retórica deformante de la historia y de voluntad política para hacerle la cirugía plástica al crimen. En él, jamás se nombra al golpe de Estado de Pinochet; se refiere a aquel minimizándolo como "los hechos del 11 de septiembre". El documento usa toda la fraseología necesaria para que jamás parezca que hubo una ruptura de la constitucionalidad, al leerlo queda la idea de que nunca existió ni hubo conspiración político-castrense contra un gobierno legítimo y legal.
Estos "hechos" (o sea el golpe) se explican como la "culminación de una espiral de violencia provocada por los actores de entonces" (sic) equiparando así las luchas populares durante el régimen de Salvador Allende con el terrorismo pregolpista de la derecha (incluyendo el asesinato del general Prats) y con el terror militar y el fascismo paramilitar que imperó por casi dos décadas. ¡Eso sí, en este acuerdo se explicita que "también se hace referencia a la violencia de los opositores al régimen militar" (sic) poniendo a la resistencia al terrorismo de Estado como un crimen del mismo nivel y sentido que la violencia militar, con lo cual se justifica a esta última. Las víctimas del terrorismo de Estado terminan en esta maliciosa óptica asimilados a la misma categoría que sus verdugos.
A las graves violaciones a los derechos humanos, a la sevicia de la tortura, a las masacres de civiles prisioneros, al asesinato de menores de edad, los degollamientos, a las violaciones, a la quema de detenidos, al exilio masivo, a la destrucción de seres humanos, se las define como "actos de agentes del Estado" (sic). Esto significaría que la represión no fue un acto sistemático, continuo y planificado para aniquilar a los opositores del régimen dictatorial sino hechos individuales de personas que solo trabajaban en el aparato estatal. Malabar de magia negra que logra que crímenes contra la humanidad se disuelvan en actos de agentes individuales.
La solución a las violaciones de los derechos humanos no se la ubica ni por casualidad en la justicia, palabra que no aparece ni una sola vez en todo el documento, sino en "la ubicación de los restos mortales de los desaparecidos cuando esto sea posible" (sic). Como si encarar los crímenes de lesa humanidad fuera una tarea de arqueólogos especializados en encontrar viejos huesitos. Además ese "cuando sea posible" es el más brutal olvido para aquellos cuyos restos fueron dinamitados, echados al mar o enterrados en lugares inubicables, y el más aberrante perdón para los asesinos que hicieron eso.
Este enfoque de arqueología para encontrar restos de los asesinados por la dictadura militar, se centra en la voluntad de las Fuerzas Armadas para colaborar en la obtención de información a la vez que "se acepta el dicho de estas instituciones de que no cuentan actualmente con esa información" (sic). Queda entregada al "honor militar", al honor de las instituciones que cometieron esos crímenes, el esclarecimiento del destino de sus víctimas... "cuando sea posible". ¡Ah!, pero si usted, víctima civil sobreviviente o testigo/a de algún hecho, da información que no pueda probar que es verdadera, "incurrirá en el delito de calumnia".
En función de garantizarle al "honor militar" que no le pasará nada si abre un poco esa boca que mantuvo cerrada durante 27 años, el congreso expide de manera inmediata la ley de "secreto profesional" que le garantiza que quedarán en reserva los informantes y las fuentes de información. Con esto un dato adicional: el día que el congreso discutía esa ley, las mujeres familiares de desaparecidos fueron violentamente desalojadas de la cámara por la policía de carabineros y por orden de un diputado "socialista".

Todo lo que se recabe no tiene ningún objetivo de hacer justicia, establecer los delitos, sus circunstancias o ubicar a los culpables, esto ni se menciona en el documento. Su objetivo explícito es únicamente que los Ministros en Visita que se nombrarán "tramiten con la mayor expedición la localización, exhumación, identificación, datos de muerte, así como la entrega de los restos a sus familiares" (SIC).
Los militares pensaron que muerto el perro se acababa la rabia y actuaron en consecuencia. Los neodemócratas piensan que ubicado el cadáver del perro se acabará la rabia que causó la muerte del perro y actúan en consecuencia.
El gobierno de la transición construyó su "gobernabilidad" lavándole la cara a la dictadura a través del discurso de ¡no le movamos a las cosas dolorosas, miremos para adelante y sigamos construyendo esta economía de tigre que nos dejó el vitalicio! Para esto supieron desmovilizar esas masas que lucharon por sacar a Pinochet a través de una nueva fórmula del miedo ¡a portarse bien chilenos, la dictadura nos vigila! Y de una nueva oferta de acción societal ¡el nuevo Chile lo construirá el asertivo emprendedor que sepa emerger como exitoso y no la confrontación de ideas de mundo! En otras palabras construyendo un maridaje indisoluble -como todo matrimonio en Chile ya que no existe el divorcio- entre modelo y gobierno.
Todo iba bien hasta que la detención de Pinochet empezó a abrir las cajas de Pandora que se habían guardado en los sótanos de la memoria (que son los sótanos del sistema). La palabra que había sido enmudecida empezó a restituirse y nombrar la verdad. Los miedos que habían paralizado y llevado a la crédula obediencia empezaron a descubrirse cada día más chiquitos. Empezaba a verse que nada era ineludible, que el olvido se había transformado en pesadilla recurrente y enfermante que podía sanar (4 de cada 10 chilenos viven con antidepresivos) y que en Chile no hay un "nosotros" sino un ellos, otros y los otros de los otros y algunos que ni para eso les alcanza.
Dejar que estas cajas de Pandora se abran, significaba que la "gobernabildad" se hiciera difícil, los factores de construcción social se complejizaran, la simulación democrática empezara a derretir su maquillaje ¿Cómo se podrían concretizar los acuerdos económicos y legales con la derecha si se dejaba crecer el concepto de justicia? ¿Cómo se mantendría la legitimidad de la representación electoral si más de una docena de diputados y senadores tuvieran que ser desaforados para ser juzgados por sus crímenes durante la dictadura? ¿Cómo se mantendría la economía "tigre" si la memoria desestabilizaba la confianza de los nerviosos capitales extranjeros? ¿Como se relegitimaría la institucionalidad chilena si se empieza a reconocer lo que hicieron durante 18 años las mismas Fuerzas Armadas que hoy garantizan la soberanía, si se le ponen palabras del derecho internacional a lo que callaron, durante ese mismo período, las mismas instituciones de justicia que hoy garantizan la legalidad? Aceptar la realidad y encausarla por los caminos de la verdad histórica y de la justicia sanadora enfrentaba el riesgo de que la "certificación" de eficientes administradores del modelo -que le ha costado tanto conseguir al socialismo reformado- se pusiera en duda.
El acuerdo, no es otra cosa que un gran golpe publicitario para garantizar la viabilidad del gobierno, indisolublemente unido a la viabilidad del modelo económico y social. Por eso se necesitaba ya no solo blanquear a la dictadura como se venía haciendo hasta ahora, sino hacerle una profunda cirugía plástica recontando la historia, mostrando a los criminales como coadyuvantes de la democracia y hacerlo, además, articulando esto a la legítima búsqueda de paz que tienen aquellos que vienen viviendo décadas de dolor, incertidumbre y duelo. Por ello Joaquín Lavin, el líder de la derecha, se congratuló con el acuerdo diciendo que con él "ahora Chile es un sólo equipo", Pinochet, en voz de su abogado, mandó a aplaudirlo y el presidente de la Corte Suprema -adherente al régimen del general- lo calificó de "luz en el túnel que vivíamos".
Para sellar todo este acto político simbólico, el 26 de junio, frente a la Moneda y mirando al Ministerio de Justicia, se petrifica el recuerdo del presidente asesinado, Salvador Allende, con una brillante estatua de bronce que recuerde que... una vez hubo un pueblo que tuvo un sueño... que ya no se acuerda cual fue.
Les falta aún subirse a los aviones desde donde los militares arrojaron los cuerpos de los desaparecidos y -realizando la sugerencia de Ricardo Lagos- echar todos juntos coronas de flores al mar.
Como Chile es un país paradigmático y su transición democrática es modelo, como modelo inaugural para el continente fue el sistema económico pinochetiano, posiblemente también entrarán al cajón de los "secretos profesionales", los crímenes de la Operación Cóndor. Después de todo, Chile fue su centro y ha quedado aceptado que los militares "no cuentan actualmente con esa información".
Por todo esto, comprender la resonancia profunda que tienen las palabras de Madres de Plaza de Mayo, resulta tan importante. Cada una de las cosas a las que ellas se niegan, son precisamente las que han sido usadas para instaurar este camino hacia la denegación de justicia en Chile y quizá en muchos países latinoamericanos si sus pueblos lo permiten.

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